El armario de los demonios
El peso desmesurado del ala m¨¢s radical del Partido Republicano es tambi¨¦n fruto del colapso ideol¨®gico que vive el conservadurismo
Mientras profetizamos ufanos que las autocracias son la principal amenaza del ¡°mundo libre¡±, las dos democracias m¨¢s antiguas del planeta se empe?an en mostrarnos que el principal enemigo lo tenemos dentro. El elefante en la habitaci¨®n son Donald Trump y el Brexit, dos terremotos pol¨ªticos que provocaron una suerte de reducci¨®n al absurdo de la democracia, dinamitando a sus principales partidos conservadores. En el Reino Unido, se ha traducido en ira social y en la debilidad pol¨ªtica de su primer ministro; en Estados Unidos, en la ¡°vergonzosa¡± situaci¨®n (Joe Biden dixit) de la C¨¢mara de Representantes, paralizada por la revuelta de un pu?ado de ultras. Si hubiese alguna moraleja ser¨ªa que, cuando se crea tan voluntariosamente una atm¨®sfera de excitaci¨®n y radicalidad, existe el riesgo de que se vuelva contra quien la propaga, cuando la criatura monstruosa, nuestro cisne negro, cobre vida propia. Esto explicar¨ªa por qu¨¦ ni Trump ni Boris Johnson han tenido poder para parar la carrera de histeria pol¨ªtica a la que se abandonan los radicales de sus partidos, que ellos ayudaron a impulsar.
La promesa de transformar el Reino Unido en un para¨ªso fiscal, libre de las normas financieras, ambientales y sociales de Europa, se ha convertido hoy en citas m¨¦dicas canceladas, un transporte p¨²blico deficitario y una oleada de huelgas a gran escala que ponen al borde del abismo al flamante Gobierno de Rishi Sunak. El Reino Unido es un pa¨ªs traumatizado por el Brexit, profundamente dividido por el impacto de aquel genial ejercicio de encanto democr¨¢tico que fue el refer¨¦ndum, estudiado hoy en todos los libros de politolog¨ªa como un mecanismo que puede convertirse en la ant¨ªtesis misma de cualquier cosa que huela a democracia. Su efecto ha sido zombificar el sistema pol¨ªtico, pues se trata, en efecto, de un instrumento estupendo para disolver la responsabilidad pol¨ªtica (?Alguien se acuerda hoy del ¨¢vido David Cameron?) y de un enigma sin resolver, pues sus impulsores jam¨¢s explican c¨®mo convertir en norma la opci¨®n ganadora, irreversible debido a su car¨¢cter binario. Son algunas lecciones de un refer¨¦ndum que ha degradado, desestabilizado y aislado la quimera del Reino Unido Global.
El peso desmesurado del ala m¨¢s radical del Partido Republicano es tambi¨¦n fruto del colapso ideol¨®gico que vive el conservadurismo. El ejemplo m¨¢s cercano al reto existencial del Grand Old Party est¨¢ de nuevo en los tories brit¨¢nicos, aunque lo cierto es que empiezan a abundar las democracias donde los retos m¨¢s importantes de nuestro tiempo (la guerra, la covid, el cambio clim¨¢tico) no generan ninguna respuesta sensata de la familia pol¨ªtica conservadora. En su lugar, proliferan las paranoias sobre el gran reemplazo por la amenaza migratoria, los discursos del odio, las recetas econ¨®micas contrarias a la ortodoxia de las instituciones internacionales y un debilitamiento de los est¨¢ndares democr¨¢ticos a trav¨¦s de una peligrosa forma de llamar la atenci¨®n: la ¡°vetocracia¡±. Y conviene recordarlo: cuando se sacan del armario todos los demonios para lograr una victoria electoral, a veces es imposible devolverlos a la percha.
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