?ltimos d¨ªas del ¡®proc¨¦s¡¯
?C¨®mo cambia de paradigma la pol¨ªtica cuando la utop¨ªa ha terminado, pero un menguante movimiento independentista sigue siendo operativo?
Despu¨¦s de 2017, el proc¨¦s es una liturgia con los rituales conocidos por todos, pero sin lo m¨¢s trascendente de una fe: la esperanza que promete un para¨ªso. Hoy parece la repetici¨®n de una escenificaci¨®n m¨¢s bien descre¨ªda, con la nostalgia que rememora los momentos de fervor comunitario y se obsesiona con las ilusiones perdidas.
Este viernes, los dirigentes de las asociaciones que dieron forma al movimiento social independentista celebraron una rueda de prensa para publicitar la en¨¦sima manifestaci¨®n. Alineados para ser fotografiados sujetando carteles de un dise?o cada vez menos atractivo. Palabras, palabras, palabras escuchadas desde hace m¨¢s de una d¨¦cada. En este caso adaptadas al nuevo pretexto reactivo: desmentir la afirmaci¨®n de Pedro S¨¢nchez, algo provocadora e innecesariamente triunfalista, sobre el fin del proc¨¦s. Para demostrar que se equivoca, el movimiento ha organizado una concentraci¨®n el pr¨®ximo mi¨¦rcoles, cerca del Museu Nacional d¡¯Art de Catalunya, donde S¨¢nchez y Emmanuel Macron firmaran el Tratado de Barcelona. ¡°?Aqu¨ª no ha terminado nada!¡±, proclama el lema con voluntarismo exclamativo.
Pero los datos s¨ª permiten sostener que algo ha cambiado: puede evidenciarse un lento y sostenido proceso de desconexi¨®n social con respeto a esa fe y esa esperanza. El verano pasado, el Centre d¡¯Estudis d¡¯Opini¨® ¡ªel CIS de la Generalitat¡ª public¨® la segunda ola de su Bar¨®metro de Opini¨®n Pol¨ªtica. El gr¨¢fico m¨¢s significativo era aquel que mostraba el posicionamiento de la poblaci¨®n en relaci¨®n con la independencia de Catalu?a. Entre octubre de 2017 y marzo de 2019, los favorables a la secesi¨®n llegaron a ser pr¨¢cticamente la mitad de los encuestados. El pico se produjo en octubre de 2017: el 49%. Desde entonces han ido declinando hasta llegar al 41% actual. Desde hace tres a?os, por el contrario, la cifra de los ciudadanos que se manifiestan en contra ha ido aumentando. En la ¨²ltima encuesta representan ya el 52%.
No menos clarificadores son los datos del Sondeo de Opini¨®n Catalunya de 2022 que esta semana ha dado a conocer el Institut de Ci¨¨ncies Pol¨ªtiques i Socials. Lo coment¨® aqu¨ª ?ngels Pi?ol y hay algunas similitudes relevantes con la otra encuesta. En 2018, los catalanes que prefer¨ªan que Catalu?a fuese un Estado independiente estuvieron empatados con los que prefer¨ªan que siguiese formando parte de Espa?a. Desde 2021 la situaci¨®n ha cambiado y parece haberse estabilizado: hoy, un 39% opta por la secesi¨®n, mientras que un 53,2% por la permanencia. En paralelo, vale la pena subrayar la amplificaci¨®n de la discordancia existente entre la opini¨®n sobre c¨®mo los ciudadanos querr¨ªan que acabase el proc¨¦s y sobre c¨®mo creen que, efectivamente, terminar¨¢. En 2016, un 37,8% quer¨ªan que su final fuese la independencia, pero solo un 16,5 cre¨ªan que el proc¨¦s acabar¨ªa as¨ª. En 2022, son un 29,4% los que querr¨ªan que su final fuese la secesi¨®n y solo un ?4,2%! de los catalanes cree que as¨ª ser¨¢. La tensi¨®n entre la realidad y el deseo parecer¨ªa estar resolvi¨¦ndose. Y en esta dimensi¨®n el aumento m¨¢s significativo que se ha producido el ¨²ltimo a?o es el de quienes creen que el fin del proc¨¦s ser¨¢ su abandono. De creerlo un 29,8% en 2021 han pasado a sumar un 41,6% el a?o pasado, empatados con los que creen que el final ser¨¢ un acuerdo en virtud del cual aumentar¨¢ el autogobierno.
Si esa significativa desconexi¨®n de la ciudadan¨ªa con la esperanza se ha producido, ?c¨®mo la pol¨ªtica cambia de paradigma cuando la utop¨ªa ha terminado, pero un menguante movimiento independentista sigue siendo operativo? El primer factor que puede permitirlo es la consolidaci¨®n del desempate entre Junts y Esquerra, la pugna que ha condicionado la pol¨ªtica catalana desde la ponencia que redact¨® el Estatut a mediados de la d¨¦cada pasada. Otro factor necesario es lograr la normalizaci¨®n institucional, es decir, certificar el fin del ciclo unilateral y, a la vez, desactivar la v¨ªa penal como respuesta de Estado a la crisis constitucional sufrida en 2017. Pero el proc¨¦s no ser¨¢ abandonado hasta que la pol¨ªtica proponga un modelo de prosperidad alternativo a una promesa que hoy ya se asume que era irrealizable.
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