Una nueva interpretaci¨®n de los sue?os
Hay mucha investigaci¨®n sobre el sue?o, pero muy poca sobre los sue?os. Quiz¨¢ los cient¨ªficos no se lo acaban de tomar en serio o, m¨¢s probablemente, es un problema muy dif¨ªcil de abordar con enfoques objetivos
La neurociencia nos debe un buen libro sobre los sue?os. Si nadie lo ha escrito a¨²n es porque no entendemos ese fen¨®meno chocante y misterioso, esa alucinaci¨®n nocturna que ha alimentado el miedo de los ignorantes y el arte de los poetas desde que la especie se asom¨® al mundo. Por entender no me refiero a descifrar el significado de cada sue?o concreto de un individuo particular, sino a comprender los principios generales que los rigen. Deben ser importantes, porque hasta en las moscas hay indicios de algo muy parecido al sue?o REM, el sue?o con sue?os. Ll¨¢menlo deformaci¨®n profesional, pero los bi¨®logos saben que una cosa que aguanta 500 millones de a?os de evoluci¨®n debe ser esencial para el organismo. Lo saben aun cuando no sepan por qu¨¦. Es ley de vida.
Cualquier discusi¨®n sobre el tema nos remite de manera autom¨¢tica a Freud, el neur¨®logo m¨¢s pol¨¦mico de todos los tiempos. La interpretaci¨®n de los sue?os, de 1899, se considera a menudo su obra maestra. Freud, cuya metodolog¨ªa nunca fue muy cient¨ªfica, mezcla all¨ª una serie de indicios obtenidos de sus propios sue?os con la experiencia anecd¨®tica de sus pacientes para elaborar una teor¨ªa precaria sobre el papel fundamental de los sue?os en la ¡°econom¨ªa de la psique¡±. La energ¨ªa mental, consistente sobre todo en el impulso sexual, necesitar¨ªa seg¨²n esto desquitarse por la noche de lo que no hab¨ªa logrado durante el d¨ªa. No es ciencia, pero es una idea, y desde luego ha servido para gastar barriles de tinta durante el siglo XX y lo que va del siguiente.
Hay mucha investigaci¨®n sobre el sue?o, pero muy poca sobre los sue?os. Quiz¨¢ es que los cient¨ªficos no se acaban de tomar en serio el asunto o, m¨¢s probablemente, que se trata de un problema muy dif¨ªcil de abordar con enfoques objetivos. Pero hay un par de descubrimientos recientes sobre los que me gustar¨ªa llamar la atenci¨®n.
El primero es que la pandemia de covid ha alterado el contenido de nuestros sue?os. La ¨¦poca del confinamiento nos tuvo a todos encerrados durante meses entre cuatro paredes, al¨¦rgicos a tocar el cart¨®n de leche o el manojo de puerros que nos llegaban de las pocas tiendas que segu¨ªan abiertas, recelosos al cruzarnos con cualquier imprudente que no llevara mascarilla, ciegos a los labios de la gente. Por un lado, los psic¨®logos detectaron un incremento en la cantidad de sue?os extra?os que comentaban sus pacientes. Por otro, el contenido de esos sue?os pod¨ªa interpretarse f¨¢cilmente como un producto del estado de ansiedad generalizado que se derivaba del aislamiento social. Nadie ha dicho nada del impulso sexual.
El segundo descubrimiento es que el contenido de los sue?os es capaz de predecir el p¨¢rkinson y otras enfermedades neurol¨®gicas. Los neur¨®logos conocen un tipo de sue?os que inducen a la acci¨®n inconsciente en la vida real. Sue?as que est¨¢s tir¨¢ndole una piedra a Goliat y te despiertas para descubrir que le acabas de atizar un manotazo al cabecero de la cama. O a quien duerme contigo. Se llama RBD (trastorno de comportamiento durante el sue?o REM), y precede a un tipo de enfermedades neurodegenerativas (sinucleinopat¨ªas) que incluyen el p¨¢rkinson. Olv¨ªdate de Freud y aprende a mirar los sue?os como un asunto cl¨ªnico.
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