Hitchcock y las trampas de la derecha
Muchas promesas que escuchamos se han hecho para despistar y mover el foco de atenci¨®n de lo importante a lo anecd¨®tico, pero, siendo absurdas e inviables, parecen calar en la opini¨®n p¨²blica sin cuestionamiento
Fue el director brit¨¢nico Alfred Hitchcock quien, a comienzos del siglo XX, populariz¨® la palabra McGuffin tratando de explicar algunos de los secretos de los guiones de sus pel¨ªculas. El concepto era simple: crear un elemento de suspense que hace avanzar la trama, aunque en realidad no tenga la mayor relevancia en ella. Por resumir: una excusa, una distracci¨®n, que, aunque puede ser vital para los personajes, no la tiene para el desenlace narrativo. Dicho de otro modo, una estratagema de la que se val¨ªa como director para desconcertar al espectador y darle un giro inesperado a la trama. Humo.
Pero no solo se utiliza en el cine. Poco tard¨® el marketing en apropi¨¢rselo y, algo m¨¢s tarde, la pol¨ªtica ¡ªque quiz¨¢s tambi¨¦n tenga algo de marketing, dicho sea de paso¡ª. Y, la verdad, mentira me parece que, utilizando un recurso que en realidad existe desde que la humanidad empez¨® a contar historias, todav¨ªa logren col¨¢rnosla.
Pero vayamos por partes y busquemos McGuffins patrios.
?A qu¨¦ obedece que Alberto N¨²?ez Feij¨®o se despierte un d¨ªa y proponga que gobiernen las listas m¨¢s votadas de los ayuntamientos, tan solo cuatro meses antes de los pr¨®ximos comicios, a sabiendas de que, obvio, no existe viabilidad legislativa alguna para hacerlo posible, y que, incluso, ser¨ªa una mala pol¨ªtica en muchos lugares donde ellos gobiernan gracias al apoyo de otros partidos sin ser los m¨¢s votados? ?No ser¨¢ que quieren distraer nuestra atenci¨®n llevando el debate pol¨ªtico a un campo est¨¦ril e imposible legislativamente, donde intentan presentarse como los m¨¢s democr¨¢ticos y centrados, intentando expulsar del poder cualquier opci¨®n diferente del bipartidismo? O sea, humo.
?Por qu¨¦ Juan Garc¨ªa-Gallardo, de la formaci¨®n ultraderechista Vox en el Gobierno de la Junta de Castilla y Le¨®n, ha salido estos d¨ªas con la idea peregrina de obligar a los m¨¦dicos a ofrecer a las mujeres embarazadas que est¨¦n pensando en interrumpir el embarazo una ecograf¨ªa en 4D y adem¨¢s o¨ªr el latido fetal, sabiendo ¡ªquiero pensar que tienen unos conocimientos aunque sean m¨ªnimos de la legalidad sanitaria¡ª que no pueden obligar a un facultativo a realizar pruebas diagn¨®sticas que no considere necesarias cl¨ªnicamente? Por no hablar de que no pueden quitarles a las mujeres el derecho a acogerse a la ley de la interrupci¨®n legal del embarazo, y que tampoco puedes obligar a una persona a someterse a una prueba no cl¨ªnica y menos desde la Administraci¨®n auton¨®mica. ?No ser¨¢ que as¨ª olvidamos hablar de pacientes de esa comunidad que recorren kil¨®metros en una ambulancia para poder recibir un tratamiento de quimioterapia para cuya administraci¨®n, en realidad, se tardan pocos minutos; o que no diga nada del dif¨ªcil acceso a la sanidad p¨²blica en muchos de los pueblos de esa comunidad? ?O quiz¨¢, intentaban marcar distancias con el PP, a sabiendas de que propon¨ªan algo inviable? De nuevo, humo.
La lista es tan larga como de recorrido in¨²til: Isabel D¨ªaz Ayuso proponiendo en 2019 la surrealista idea de que ¡°el concebido no nacido sea considerado como un miembro m¨¢s de la unidad familiar¡±, o solicitando el pasado a?o la retirada de los centros educativos de determinados textos, algo que sab¨ªa no es de su competencia.
?Recuerdan a Santiago Abascal en 2019 con su peregrina propuesta de que los ¡°espa?oles de bien¡± pudieran llevar armas para defenderse de los delincuentes? Humo y m¨¢s humo.
Promesas hechas para despistar y mover el foco de atenci¨®n de lo importante a lo anecd¨®tico, pero que, siendo absurdas e inviables, parecen calar en la opini¨®n p¨²blica sin cuestionamiento. El mundo es un gran escenario y, c¨®mo no, el poder debe buscar un hueco en la escena. Ya lo dec¨ªa Noam Chomsky: ¡°El sistema sabe m¨¢s sobre los individuos que los propios individuos sobre s¨ª mismos¡±. Y ese conocimiento se puede usar para manipularnos. Atentos.
Una dir¨ªa, sin miedo a equivocarse, que estas actitudes, bufonas y rid¨ªculas en no pocas ocasiones, tienen tambi¨¦n un poco de demagogia, entendida como una de las formas de estimular ambiciones y sentimientos de la poblaci¨®n a trav¨¦s de sus l¨ªderes. Porque demagogo es el que presume de lo que no tiene o de lo que puede hacer sin ser cierto, o exagera el valor de lo que tiene, o pide lo que sabe que es imposible conseguir. Ya lo dec¨ªan los griegos, la demagogia es una estrategia utilizada para alcanzar el poder pol¨ªtico que consiste en apelar a prejuicios, emociones, miedos y esperanzas del p¨²blico ¡ªlos votantes¡ª para ganar apoyo popular mediante el uso de la ret¨®rica y, atentos, la desinformaci¨®n.
El problema, sin embargo, no es que los pol¨ªticos intenten distraernos, enga?arnos con falsos mensajes. Ni siquiera que los medios les sigan el juego, se agradecer¨ªa un poco de rigor en muchos de ellos. El problema es que nosotros, ciudadanos, no nos detengamos a reflexionar si todos los mensajes que recibimos merecen nuestra atenci¨®n por cre¨ªbles, porque, de hacerlo, a buen seguro no nos colar¨ªan tantos goles. Caso de no hacerlo, de no pararnos a reflexionar, podemos tropezar. No olvidemos a Voltaire: ¡°Aquellos que te hacen creer en absurdos pueden hacer que cometas atrocidades¡±.
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