La decisi¨®n del BCE
El nuevo aumento de los tipos de inter¨¦s menosprecia la bajada de la inflaci¨®n y se justifica con graves contradicciones
El Banco Central Europeo (BCE) ha vuelto a subir los tipos de inter¨¦s medio punto. Los eleva as¨ª hasta dejar el precio del dinero en el 3%, lo que prefigura su inminente traducci¨®n para los consumidores de cr¨¦dito hasta niveles cercanos al 4%. Con esta medida, la entidad de Fr¨¢ncfort confirma su estrategia fuertemente restrictiva, impulsada por un imperturbable n¨²cleo de f¨¦rreos halcones. Esta ratificaci¨®n en el giro restrictivo iniciado el pasado verano no solo viene dada por el notable importe de las alzas, que empeorar¨¢n las perspectivas tanto de crecimiento econ¨®mico, ante un a?o 2023 que se prev¨¦ ya de por s¨ª d¨¦bil, como del mantenimiento del empleo. Tambi¨¦n ofrece aristas oscuras por las circunstancias en que se produce, y por la deficiente y contradictoria argumentaci¨®n esgrimida por la presidenta, Christine Lagarde, en la rueda de prensa celebrada con el vicepresidente, Luis de Guindos.
As¨ª, este aumento es el primero de los registrados hasta ahora en que su dureza (0,5 puntos) supera a la que decidi¨® la v¨ªspera la Reserva Federal de Estados Unidos (0,25 puntos), quiz¨¢ escud¨¢ndose en que esta ¨²ltima inici¨® antes las subidas de los tipos de inter¨¦s y los tiene m¨¢s altos. Pero sobre todo menosprecia el continuo descenso de la inflaci¨®n en la eurozona: baj¨® en noviembre, por vez primera en 17 meses, al 10,1%; en diciembre al 9,2%, y en enero al 8,5%. La t¨ªmida alusi¨®n de Lagarde a que sus riesgos inherentes son ahora ¡°m¨¢s equilibrados¡± es un argumento flojo y apenas desarrollado, algo sorprendente cuando se trata del principal est¨¢ndar que debe vigilar el banco central. La actitud de muchos inversores apostando a la compra de bonos en la convicci¨®n de que esta inflaci¨®n seguir¨¢ remitiendo ¡ªy que Fr¨¢ncfort acabar¨¢ asumiendo esa realidad¡ª no fortalece la expectativa de aumentar la credibilidad (en la l¨ªnea dura) con que se dise?a la secuencia de alzas. La nueva fraseolog¨ªa empleada para decisiones ya repetidas alude a ¡°mantener el rumbo¡± a un ¡°ritmo constante¡± de manera que la estrategia resulte ¡°suficientemente restrictiva¡±. Pero parece hacer aguas cuando se propone directamente ¡°amortiguar la demanda¡± y prevenir el ¡°riesgo¡± de alzas en las expectativas, sobre todo de las salariales.
Resulta en efecto un contrasentido con la naturaleza de la inflaci¨®n, generada sobre todo por el lado de la oferta (costes energ¨¦ticos, cuellos de botella, econom¨ªa internacional, guerra de Ucrania), pretender dominarla asfixiando el consumo, la demanda, y por tanto limitar el crecimiento y aumentar el paro. Y un juicio igualmente poco benigno merece la aparente osad¨ªa subyacente del prop¨®sito en s¨ª de constre?ir la demanda, m¨¢s que de modularla. Adem¨¢s, la reiterada referencia al peligro de los aumentos salariales como riesgo para los precios se compadece mal con estudios recientes, como los del FMI o los del Instituto Roosevelt, que los relativizan como causa inflacionaria.
El comunicado del jueves especifica un horizonte de futuro inmediato en el que el consejo ¡°pretende¡± repetir el alza de medio punto en su pr¨®xima reuni¨®n de marzo. Los confusos matices posteriores de Lagarde no desmintieron esa pretensi¨®n. Su misma anticipaci¨®n contradice el habitual estribillo de que las subidas se ir¨¢n decidiendo ¡°seg¨²n los datos¡± y ¡°reuni¨®n a reuni¨®n¡±, cuando en realidad, los datos de marzo no est¨¢n disponibles.
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