El nuevo mapa estrat¨¦gico de Europa, un a?o despu¨¦s de la invasi¨®n de Ucrania
En medio del conflicto, conviene observar el desplazamiento del poder en el continente, con los pa¨ªses del este a la vanguardia de la defensa y el sur en el centro de la transici¨®n energ¨¦tica
Un a?o despu¨¦s de la invasi¨®n rusa, el mapa estrat¨¦gico de Europa est¨¢ cambiando. Las fronteras est¨¢n endureci¨¦ndose. El poder se desplaza hacia el Este. Esta din¨¢mica crea malestar en la pareja francoalemana, pero desde luego tambi¨¦n abre ...
Un a?o despu¨¦s de la invasi¨®n rusa, el mapa estrat¨¦gico de Europa est¨¢ cambiando. Las fronteras est¨¢n endureci¨¦ndose. El poder se desplaza hacia el Este. Esta din¨¢mica crea malestar en la pareja francoalemana, pero desde luego tambi¨¦n abre un espacio nuevo para pa¨ªses clave como Espa?a.
Para comprender lo que est¨¢ pasando, hay que distanciarse de la imagen de las decisiones inmediatas de los dirigentes, Parlamentos y sociedades de toda la UE desde aquel fat¨ªdico 24 de febrero: las sanciones, las entregas de armas, los precios de la energ¨ªa, la inflaci¨®n. En lugar de ello, intentemos hacernos una idea del momento hist¨®rico.
El a?o 2022 debe ser visto como una especie de ¡°mini 1989¡å. La invasi¨®n es la mayor sacudida geoestrat¨¦gica en el continente europeo desde la ca¨ªda del muro de Berl¨ªn. Las realidades y las relaciones est¨¢n cambiando. El canciller alem¨¢n Olaf Scholz ten¨ªa raz¨®n cuando habl¨® de un Zeitenwende, un cambio de ¨¦poca. Estamos entrando en una nueva era.
Todo empez¨® con una gran conmoci¨®n. La guerra no es algo que est¨¦ pasando lejos, sino aqu¨ª al lado. Es una guerra terrestre que se desarrolla aqu¨ª, en nuestro continente. Por supuesto, la conmoci¨®n se sinti¨® con m¨¢s fuerza en Europa Central y del Este, incluida Alemania, que en los pa¨ªses de la costa atl¨¢ntica, como Espa?a, Francia o Pa¨ªses Bajos, donde tambi¨¦n se sinti¨® de manera amplia.
Rusia se convierte en un enemigo contra el que debemos defendernos. Observemos las decisiones sobre el aumento del gasto en defensa. El primer cambio fundamental que produce la invasi¨®n es d¨®nde estamos hoy, como Europa: al oeste de Rusia. Rusia ha tenido desde el siglo XVII una tentaci¨®n occidental-europea y otra oriental-asi¨¢tica. Al leer las novelas de Tolst¨®i y Dostoievski, uno encuentra de manera recurrente conversaciones sobre la identidad del pa¨ªs.
Sin embargo, hoy, Rusia no es Europa. La Rusia de Vlad¨ªmir Putin ha abandonado la familia de las naciones europeas. Un s¨ªmbolo inequ¨ªvoco, en marzo del a?o pasado, fue la retirada (y al mismo tiempo la expulsi¨®n) de Rusia del Consejo de Europa, el organismo que se ocupa de los derechos humanos y la democracia. Mosc¨² ha dejado el espacio de los valores comunes.
Por el contrario, la mayor¨ªa de los europeos est¨¢n de acuerdo en que Ucrania es Europa. Este es el argumento que el presidente Volod¨ªmir Zelenski ha defendido sin descanso y con maestr¨ªa, incluido en su reciente visita a Londres, Par¨ªs y Bruselas.
Un segundo cambio espacial, directamente relacionado, es el endurecimiento de las fronteras. Ha vuelto a surgir una l¨ªnea clara de demarcaci¨®n que atraviesa al continente, como un nuevo tel¨®n de acero, desde el B¨¢ltico hasta el mar Negro. Ha dejado de haber espacio conceptual para ¡°neutralidad¡±, ¡°no alineaci¨®n¡± y ¡°zonas neutrales¡±. La petici¨®n de Finlandia y Suecia de ingresar en la OTAN es un claro s¨ªntoma de este cambio. De la misma manera que la idea de que Ucrania pudiera ser un Estado neutral ¡ªuna noci¨®n que a¨²n pod¨ªa defenderse en enero de 2022¡ª ya no sea viable.
?C¨®mo hacer sitio a Ucrania de este lado de la nueva frontera endurecida? Despu¨¦s de algunas vacilaciones iniciales, los dirigentes europeos han ofrecido dos respuestas.
En primer lugar, otorgando a Ucrania la condici¨®n de pa¨ªs candidato a la Uni¨®n Europea, una decisi¨®n que el presidente del Gobierno, Pedro S¨¢nchez, y sus 26 colegas tomaron en la cumbre de la UE de junio del a?o pasado. Esta medida era impensable hace un a?o. La reciente visita de la Comisi¨®n Europea a Kiev demostr¨® la seriedad de la UE. Ahora bien, aunque el Gobierno ucranio tiene prisa, porque se juega su existencia, sabemos que esto tomar¨¢ tiempo.
De ah¨ª la segunda respuesta para dar forma a la nueva realidad estrat¨¦gica: instituir una Comunidad Pol¨ªtica Europea que exhiba la unidad de ¡°la familia europea¡± en su conjunto. A la primera cumbre de esta nueva entidad en Praga, el pasado mes de octubre, asistieron en total 44 l¨ªderes, los 27 de la UE y tambi¨¦n, entre otros, los primeros ministros de Reino Unido, Noruega y Suiza, el presidente de Turqu¨ªa y, por supuesto, el presidente Zelenski, aunque en una comparecencia por v¨ªdeo. La foto de esta cumbre transmiti¨® a Putin y al mundo el crucial mensaje de que los Estados europeos est¨¢n unidos. Todas las miradas estar¨¢n puestas en Espa?a cuando acoja la tercera cumbre, en octubre de 2023, en la Alhambra.
Tambi¨¦n dentro de la familia de la UE propiamente dicha, la sacudida b¨¦lica ha alterado muchos equilibrios. ¡°Europa se mueve hacia el Este¡±, dijo el canciller alem¨¢n Scholz en un importante discurso pronunciado en Praga el verano pasado. Una frase aparentemente inocente con profundas consecuencias.
Para empezar, desde la invasi¨®n rusa, las voces de los europeos del Este se han hecho o¨ªr con m¨¢s fuerza en los debates p¨²blicos y en las reuniones de la UE y la OTAN. En especial, los polacos y los b¨¢lticos se sienten reivindicados. Hac¨ªa mucho tiempo que ellos advert¨ªan sobre la agresiva actitud de Rusia y la necesidad de armarse contra ella, que ellos calificaban de ingenua la pol¨ªtica energ¨¦tica de Alemania, que ellos hac¨ªan todo lo posible para que Ucrania se incorporara a la familia. Hasta el 24 de febrero, era f¨¢cil descartar esas advertencias tild¨¢ndolas de mera obsesi¨®n emocional con Rusia. Ya no m¨¢s. La invasi¨®n dej¨® a Berl¨ªn y Par¨ªs ¡°sin habla y paralizados¡±, dijo un analista de defensa. Europa del Este gan¨® voz pol¨ªtica y moral. Y con consecuencias muy concretas, como, por ejemplo, m¨¢s rapidez en la entrega de armas a Ucrania. Para estos pa¨ªses, la suerte de Ucrania es el reflejo de su propia escapatoria del yugo de Mosc¨².
No es que ahora, de repente, Polonia y Estonia decidan todo. La agenda de Bruselas no es solo Rusia y defensa. El mercado interior, el euro, la industria, la migraci¨®n: en esos ¨¢mbitos cuenta el peso econ¨®mico y demogr¨¢fico de todos. Y ese peso sigue estando en el oeste y el sur del continente. Alemania, Francia, Italia y Espa?a, en total, suman m¨¢s de 250 millones de habitantes y Polonia (38 millones) y Rumania (19 millones) est¨¢n por detr¨¢s. Es decir, no ha disminuido la importancia de los cuatro grandes.
En los ¨²ltimos tiempos se ha prestado mucha atenci¨®n a la relaci¨®n franco-alemana, un ¡°matrimonio de conveniencia¡± que est¨¢ claramente atravesando una etapa dif¨ªcil. Desde la guerra, muchas de las decisiones m¨¢s cruciales tienen que ver con la defensa y la energ¨ªa. En estos dos terrenos, las ideas y los intereses de Francia y Alemania son muy diferentes. ?Hay que comprar m¨¢s armas en Estados Unidos (Berl¨ªn) o estimular la industria de defensa en Europa, lo que en la pr¨¢ctica suele beneficiar a Francia (Par¨ªs)? ?Son las centrales nucleares una peligrosa fuente de residuos (Berl¨ªn, sobre todo Los Verdes) o una valiosa fuente de energ¨ªa baja en emisiones de CO? (Par¨ªs)? Todos ellos son motivos para agrias discusiones.
Aun as¨ª, coincidiendo con su 60? aniversario de boda, celebrado solemnemente en Par¨ªs el mes pasado, Francia y Alemania lograron encontrar un camino com¨²n para avanzar. No en materia de defensa ni de endeudamiento com¨²n, sino en industria y energ¨ªa verde. La producci¨®n de hidr¨®geno a gran escala, los nuevos gasoductos, una red el¨¦ctrica continental, es decir, las energ¨ªas limpias, son los asuntos en los que quieren trabajar Par¨ªs y Berl¨ªn. En tiempos de cambio clim¨¢tico y guerra, ese es el proyecto de futuro.
Ah¨ª hay otra oportunidad para Espa?a y los socios del Sur. Tambi¨¦n en materia energ¨¦tica la guerra est¨¢ trastocando el mapa de Europa. Con la interrupci¨®n del gas ruso procedente del Este, la posici¨®n meridional se convierte de pronto en una nueva fuerza: producci¨®n de hidr¨®geno a partir de la energ¨ªa solar, importaciones del norte de ?frica y Latinoam¨¦rica, ajetreadas terminales de gas natural licuado desde Barcelona hasta Sines, sin olvidar la extraordinaria capacidad de regasificaci¨®n de Espa?a.
En definitiva, en el nuevo mapa de Europa, mientras que el Este est¨¢ a la vanguardia en la defensa, el Sur est¨¢ en el centro de la transici¨®n energ¨¦tica. Conviene seguir observando este doble desplazamiento del poder, ahora que la guerra de Ucrania, tr¨¢gicamente, va a iniciar su segundo a?o.