El PP y las conexiones brujas

Hace ya algunos a?os, nada m¨¢s aterrizar en Ciudad de Panam¨¢, compr¨¦ un peri¨®dico que informaba a todo trapo en su portada: las conexiones brujas provocaron el incendio en el que muri¨® Estefani Vanegas, una ni?a de ocho a?os que viv¨ªa en el barrio de Tierra Prometida. Intrigado, fui a las p¨¢ginas interiores y all¨ª se dec¨ªa que las conexiones brujas se hab¨ªan convertido en un problema nacional, que tambi¨¦n ellas estaban detr¨¢s de la explosi¨®n de un autob¨²s con 26 viajeros y del chispazo que lanz¨® por los aires la lavander¨ªa de un chino. No hab¨ªa comillas ni m¨¢s pistas, tampoco en el resto de los diarios, as¨ª que, reci¨¦n llegado al pa¨ªs y con un vuelo transoce¨¢nico a las espaldas, tard¨¦ un buen rato en percatarme de que las ¡°conexiones brujas¡± no eran ni m¨¢s ni menos que las telara?as de cables conectados de forma il¨ªcita para conseguir electricidad. La madre de la ni?a declar¨®: ¡°Mi hija se encontr¨® en el suelo una moneda de cinco centavos y al ir a recogerla una tremenda descarga la volte¨®¡±.

Me he acordado hoy de aquella expresi¨®n al comprobar que el nuevo Partido Popular que trata de conformar N¨²?ez Feij¨®o ¡ªhasta ahora s¨®lo con caras amables que se las ven y se las desean para enmendar las declaraciones del jefe¡ª incurre en las mismas pautas de comportamiento que patent¨® Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar y que heredaron, obedientes, quienes le sucedieron al frente del partido. No hay m¨¢s que hacer un poco de memoria, no mucha, para percatarse de que la estrategia puesta en pr¨¢ctica por el PP tras el naufragio del Prestige, el accidente del Yak 42 o los atentados del 11-M ¡ªpor citar solo los casos m¨¢s graves y flagrantes¡ª es la misma que sigue poniendo en pr¨¢ctica ahora, por ejemplo, con la crisis de la sanidad p¨²blica en Madrid.

Aquel manual de comportamiento consist¨ªa en la negaci¨®n de la realidad y la persecuci¨®n o descr¨¦dito del discrepante. Ahora son los sanitarios ¨Csolo unos cuantos, seg¨²n D¨ªaz Ayuso, aunque capaces de movilizar a cientos de miles de madrile?os¡ª¡ª, pero cuando la tragedia del Prestige fueron los gallegos, que ve¨ªan playas llenas de chapapote donde Trillo y Rajoy solo ve¨ªan esplendor; en el Yak 42, los familiares de los 62 militares muertos en aquel avi¨®n ruinoso que regresaban de Kabul; y en el 11-M, una extra?a conspiraci¨®n ¨Cuna conexi¨®n bruja¡ªentre polic¨ªas y dirigentes del PSOE para intentar demostrar que fue ETA la que cometi¨® el atentado y no un c¨¦lula yihadista. Un delirio, por cierto, que desmont¨® la sentencia, pero que el PP y algunos medios afines alimentaron durante a?os y del que a¨²n no se han disculpado.

Basta darse una vuelta por Twitter para comprobar que el m¨¦todo es calcado. No s¨¦ si lo habr¨¢n escuchado, pero hace un par de d¨ªas, Jos¨¦ Manuel Miranda, responsable de la Agencia Madrile?a de Atenci¨®n Social (AMA), tuvo que comparecer para explicar las frecuentes quejas sobre la alimentaci¨®n que reciben los mayores en los centros p¨²blicos. El alto cargo de Isabel D¨ªaz Ayuso se defendi¨® diciendo que las quejas no son tantas, y que s¨ª, que es verdad que un anciano enfermo de p¨¢rkinson hab¨ªa perdido 10 o 14 kilos tras ingresar en una residencia, pero que era ¡°porque ten¨ªa sobrepeso y ahora est¨¢ en su peso ideal¡±. Con igual desahogo ¨Co sea, descaro¡ª se desenvuelve Isabel D¨ªaz Ayuso y sus consejeros. La sanidad no falla, solo es un invento de la izquierda. De nuevo las conexiones brujas, esa forma tan del PP de atribuir a una maldici¨®n m¨¢gica un suceso al que no se pone remedio y donde los culpables siempre son otros. Los m¨¦dicos, por ejemplo.