Responsabilidades tras el naufragio
La soluci¨®n a la migraci¨®n en el Mediterr¨¢neo pasa por los pa¨ªses de origen y tr¨¢nsito y, cuando no hay m¨¢s alternativa que la huida, por abrir v¨ªas legales y seguras para que la protecci¨®n internacional sea realmente un derecho
Las muertes de personas migrantes en el Mediterr¨¢neo siguen conmocionando Europa. Una vez m¨¢s, llegan im¨¢genes de cuerpos tendidos en la playa y decenas de f¨¦retros alineados y sin nombre. La primera vez fue en octubre de 2013, cuando 366 personas murieron ahogadas poco antes de llegar a Lampedusa. La m¨¢s reciente el pasado 26 de febrero, con 67 muertos e incontables desaparecidos ante las costas de Calabria. Junto con las im¨¢genes, siempre llegan las declaraciones oficiales. Adem¨¢s de lamentarse por las muertes, la mayor¨ªa se?alan responsabilidades.
Si bien la sensaci¨®n es de d¨¦j¨¤ vu, la narrativa ha cambiado. Hoy a nadie se le ocurre hacer un mea culpa, como hizo Cecilia Malmstr?m en 2015 denunciando que ¡°esta no es la Europa que queremos¡±. Tambi¨¦n est¨¢ fuera de cuesti¨®n que la respuesta pase por aumentar las operaciones de ¡°b¨²squeda y rescate¡±, como hizo Italia en 2013. Si en algo hay consenso en el discurso oficial es que la culpa es de los traficantes y que la mejor manera de ¡°salvar vidas¡± es evitando que salgan. Cuanto m¨¢s inhumanos y salvajes se presentan los traficantes, m¨¢s humana e inocente pasa a ser vista la frontera europea.
Desde 2015 tambi¨¦n ha cambiado el papel de Italia. Mientras que en 2015 Roma culpaba a la Uni¨®n Europea por no haber apoyado sus operaciones de rescate, ahora es el Gobierno italiano de Giorgia Meloni el que es culpado por la Uni¨®n Europea por su pol¨ªtica de criminalizaci¨®n de las ONG de rescate. Y la culpa no es menor: el pasado mes de febrero, el Gobierno italiano aprob¨® un decreto que dificulta las labores de rescate de las ONG, oblig¨¢ndolas a desembarcar tras el primer rescate y en puertos alejados. La portavoz de la Comisi¨®n Europea en asuntos de Interior, Migraci¨®n y Seguridad recordaba a Italia que el decreto ¡°debe respetar las leyes internacionales y del mar¡±.
Atribuir la culpa a Italia es hoy una estrategia recurrente. Olvida, sin embargo, que fue Reino Unido quien en 2014 se opuso a una operaci¨®n europea de rescate, alegando que tendr¨ªa un efecto llamada y alentar¨ªa a los migrantes a jugarse la vida; que desde 2018 asistimos a una progresiva reducci¨®n de los equipos de salvamento mar¨ªtimo tanto en Italia como en Espa?a, acompa?ada de mayores dotaciones a las guardias costeras del sur; y que Francia, que se presenta como la ant¨ªtesis de las pol¨ªticas de Meloni, tambi¨¦n ha ignorado peticiones de socorro en el canal de la Mancha, la m¨¢s sonada en noviembre de 2021 cuando 27 personas acabaron perdiendo la vida.
Pero la responsabilidad europea va m¨¢s all¨¢ de la retirada de las operaciones de rescate. Europa ya no quiere refugiados y, para ello, si en algo se ha puesto de acuerdo, es en aumentar el control fronterizo. En los ¨²ltimos ocho a?os, los Estados miembros han construido m¨¢s de 1.700 kil¨®metros de vallas. Tambi¨¦n han ido militarizando su frontera exterior. Basta recordar el estado de emergencia en la frontera polaca con Bielorrusia o la actuaci¨®n del ej¨¦rcito griego en el r¨ªo Evros y la pr¨¢ctica ilegal pero ya normalizada de las devoluciones en caliente en el Egeo. Todo ello ignorando que la efectividad de las fronteras es menor cuanto mayor es la necesidad de migrar (pensemos en afganos, sirios, iran¨ªes).
En este contexto, no es de extra?ar que la UE y los Estados miembros hayan recurrido al apoyo de los pa¨ªses vecinos. Sin embargo, esta pol¨ªtica de externalizaci¨®n del control migratorio adolece de dos grandes problemas. Primero, de nada sirve el control desde fuera (por m¨¢s f¨¦rreo que sea) si la situaci¨®n en estos pa¨ªses es insostenible. Recordemos que esta ¨²ltima embarcaci¨®n proven¨ªa de Turqu¨ªa, donde para muchos refugiados la pura supervivencia es ya un desaf¨ªo. Segundo, los gobiernos de los pa¨ªses vecinos no necesariamente cumplen su funci¨®n de guardianes de la frontera y, si lo hacen, siempre es a cambio de algo.
A ra¨ªz del ¨²ltimo naufragio de Calabria, Ursula von der Leyen, presidenta de la Comisi¨®n Europea, ha hecho una llamada a ¡°redoblar esfuerzos¡±. Es otro d¨¦j¨¤ vu. Parece como si las palabras y la realidad hubieran quedado definitivamente disociadas. Por un lado, las palabras lamentan las muertes, se?alan culpables y apelan a la necesidad de nuevas pol¨ªticas. Por otro lado, la realidad se impone cuando las situaciones extremas en pa¨ªses como Siria o Afganist¨¢n y regiones como el Sahel llegan a nuestras puertas; y cuando, ante ello, Europa no consigue salir de su par¨¢lisis, prefiriendo seguir con pol¨ªticas que no funcionan y depender de terceros pa¨ªses antes que ponerse de acuerdo y abordar la cuesti¨®n.
Porque si algo ha quedado claro en todos estos a?os es que la soluci¨®n pasa por los pa¨ªses de origen y tr¨¢nsito y, cuando no hay m¨¢s alternativa que la huida, por abrir v¨ªas legales y seguras para que la protecci¨®n internacional sea realmente un derecho. De lo contrario, seguiremos con m¨¢s llegadas irregulares, m¨¢s muertos y reforzando la deriva iliberal de las pol¨ªticas europeas de migraci¨®n y asilo.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.