?De qui¨¦n es la democracia?
Putin y Xi se han apropiado de conceptos tradicionalmente asociados al bando democr¨¢tico, pero una de las ventajas de este es que la libertad es el caldo de cultivo de las nuevas ideas
En la guerra global por la narrativa entre democracias y autocracias, entre Occidente y el resto, uno de los triunfos de Xi Jinping y de Vlad¨ªmir Putin ha sido el de apropiarse de conceptos tradicionalmente asociados al bando democr¨¢tico. Para quienes vemos en ellos la personalizaci¨®n de un poder pseudoabsoluto, o¨ªr c¨®mo hablan de derechos humanos, de elecciones y de democracia provoca cierto escalofr¨ªo. Los ejemplos son m¨²ltiples, pero el caso m¨¢s ilustrativo fue el famoso manifiesto que publicaron d¨ªas antes de la invasi¨®n rusa de Ucrania y en el que declararon su amistad ¡°sin l¨ªmites¡±. En ¨¦l se pod¨ªan leer cosas como: ¡°Las partes comparten la creencia de que la democracia es un valor humano universal, m¨¢s que un privilegio de un n¨²mero limitado de Estados, y su promoci¨®n y protecci¨®n es una responsabilidad com¨²n de toda la comunidad mundial¡±. Y todav¨ªa m¨¢s all¨¢: ¡°Rusia y China, como potencias mundiales con una rica herencia cultural e hist¨®rica, tienen una arraigada tradici¨®n democr¨¢tica, que se nutre de la experiencia milenaria del desarrollo, el apoyo popular y la consideraci¨®n de las necesidades e intereses de sus ciudadanos¡±.
No son, desde luego, los primeros aut¨®cratas que presumen de democracia. Ah¨ª estaba la mism¨ªsima Rep¨²blica Democr¨¢tica de Alemania o la democracia org¨¢nica del franquismo, que no enga?aban a nadie. Pero Xi y Putin se est¨¢n haciendo con las ideas que Occidente ha querido convertir en universales para redefinirlas. Es la revancha contra un sistema de valores que, consideran, ha ejercido siempre una pretendida superioridad moral. Y lo hacen porque ahora tienen, cada uno a su modo, las palancas para convencer a quien est¨¦ dispuesto a escucharlos.
Hubo un tiempo en que un buen n¨²mero de pa¨ªses se miraba en el espejo de las democracias occidentales, sobre todo en el de Estados Unidos, el gran referente. La democracia iba ligada a libertades, s¨ª, pero tambi¨¦n a prosperidad, a una forma de vida mejor y m¨¢s digna. Es obvio que esos referentes hoy han cambiado. China ha demostrado que se puede prosperar econ¨®micamente y otorgar un cierto grado de libertad, sin que ello implique en ning¨²n momento cuestionar el orden pol¨ªtico establecido ni la supremac¨ªa del Partido Comunista Chino. Rusia ha demostrado que se puede cultivar el anticolonialismo exportando energ¨ªa y seguridad mientras se sigue ejerciendo el m¨¢s crudo imperialismo.
Adem¨¢s, cuestionan ellos, ?de qui¨¦n es la democracia hoy? ?Qui¨¦n determina si un r¨¦gimen es lo suficientemente democr¨¢tico o no?
Al poco de llegar a la presidencia, y a¨²n bajo el trauma por el asalto al Capitolio, Joe Biden convoc¨® una Cumbre para la Democracia con gobiernos, sociedad civil y mundo empresarial. Su objetivo era ¡°renovar la democracia en casa y confrontar a las autocracias en el exterior¡±. Desafecci¨®n, desigualdad, polarizaci¨®n, control tecnol¨®gico, desinformaci¨®n, autoritarismo, corrupci¨®n, el papel de las grandes corporaciones... la lista de temas es larga. Un ¡°peque?o¡± problema fue que la misma Casa Blanca determin¨® qui¨¦n asistir¨ªa y qui¨¦n no, generando todo tipo de pol¨¦micas. De all¨ª salieron, en cualquier caso, una serie de compromisos que ahora las partes implicadas est¨¢n llamadas a revisar. Ser¨¢ los pr¨®ximos d¨ªas 29 y 30 de marzo, en la II Cumbre para la Democracia, que se celebrar¨¢ en formato h¨ªbrido conjuntamente en cinco sedes: EE UU, Costa Rica, Zambia, Pa¨ªses Bajos y Corea del Sur.
Para los muy cafeteros, son ejercicios siempre interesantes, que movilizan a varios miles de personas en todo el mundo en proyectos de lo m¨¢s diverso. En torno a esos d¨ªas, y a ese acontecimiento, se generar¨¢ un sentimiento de solidaridad, de prop¨®sito y de optimismo con respecto al futuro. Tantas mentes pensando y proponiendo c¨®mo hacer frente a los desaf¨ªos de nuestros sistemas democr¨¢ticos, c¨®mo mejorarlos. Pero ?ir¨¢ m¨¢s all¨¢ de un descentralizado esfuerzo intelectual? ?Trascender¨¢ el espacio de unas determinadas ¨¦lites? ?Lograr¨¢ realmente revertir el supuesto declive democr¨¢tico?
Un repaso a este ¨²ltimo a?o ofrece un balance agridulce. Por un lado, el pueblo ucranio ha dado una impresionante lecci¨®n de coraje a la hora de defender su derecho a existir como pa¨ªs democr¨¢tico; adem¨¢s, las elecciones de medio mandato en Estados Unidos y las presidenciales en Brasil (con susto posterior incluido) y en la Rep¨²blica Checa, entre otros, dieron un respiro frente a la amenaza populista. Por otro, y tan solo en las ¨²ltimas semanas, el gobierno de Andr¨¦s Manuel L¨®pez Obrador ha emprendido en M¨¦xico una reforma del Instituto Nacional Electoral que pretende acabar con la independencia del ¨®rgano que debe velar por la pulcritud de las elecciones; el gobierno ultraderechista de Benjamin Netanyahu en Israel ha emprendido una reforma que pretende acabar con la independencia del poder judicial; y el gobierno de Irakli Garibashvili, en Georgia, ha tenido que retirar una ley sobre ¡°agentes extranjeros¡±, que limitar¨ªa enormemente el trabajo de las ONG y de los medios, por la presi¨®n de la calle. A lo que se suma lo que est¨¢ ocurriendo en El Salvador, en T¨²nez, en Hungr¨ªa¡
No bastar¨¢ una cumbre, ni muchas, para recuperar el prestigio y la eficacia perdidos. Pero una de las ventajas de la democracia es que la libertad es el caldo de cultivo para generar nuevas ideas. Van a hacer falta ahora que los reg¨ªmenes autocr¨¢ticos quieren presumir tambi¨¦n de dem¨®cratas.
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