Podemos y el 15-M: hay otra izquierda que se agota
Si Podemos y Yolanda D¨ªaz no llegan a un acuerdo satisfactorio, la izquierda alternativa movilizar¨¢ a unos pocos, pero renunciar¨¢ a un eventual revulsivo para reilusionar a esa otra parte del progresismo.
Hay otra izquierda que se agota. Podemos debe decidir qu¨¦ papel piensa ocupar en este a?o electoral decisivo. Es decir, si seguir representando un grupo de 35 esca?os, a lo sumo, o intentar ensancharse m¨¢s all¨¢ de sus actuales l¨ªmites. Hay otra izquierda que se agota: esa tan empe?ada en hablar s¨®lo a un grupo de convencidos, en articular un malestar contra el sistema como tras el 15-M, que puede reventar las posibilidades del progresismo de continuar en la Moncloa m¨¢s all¨¢ de 2023.
Sirva como ejemplo la bronca en el pleno del Congreso sobre la ley del s¨®lo S¨ª es S¨ª de hace un par de semanas. Podemos se sirvi¨® para desplegar un argumentario basado en equiparar al PSOE con la derecha, ¡ªs¨®lo porque el PP votara a favor de admitir a tr¨¢mite la contrarreforma de la norma; mientras logr¨® incluso desdibujar el papel de la vicepresidenta Yolanda D¨ªaz, inc¨®moda en medio de la trifulca feminista.
As¨ª que Podemos debe preguntarse a d¨®nde llevan algunas de sus estrategias a la contra, si el primer efecto es acabar sembrando la divisi¨®n en la izquierda, en el peor momento, cuando algunas voces alertan del riesgo de desmovilizaci¨®n de la base progresista.
Primero, porque tratar de amilanar a Pedro S¨¢nchez le pudo funcionar a Podemos en el pasado por el miedo del PSOE a perder votos masivamente hacia sus socios morados. Eran las l¨®gicas que imperaban en la pol¨ªtica espa?ola desde 2015. Los podemitas presionaban a los socialistas present¨¢ndoles como poco de izquierdas, en casos como alquileres o la ley Trans, para que la pena de telediario los llevara a su terreno.
Y esas formas de Podemos quiz¨¢s ten¨ªan utilidad para que el partido morado no quedara disuelto en estos a?os en la coalici¨®n de Gobierno. En ausencia de la mayor¨ªa num¨¦rica, o de no tener poder real del presidente S¨¢nchez, para Pablo Iglesias era clave tirar del poder medi¨¢tico, el de marcar agenda. El exvicepresidente probablemente sigue siendo consciente de la importancia de tener una tribuna p¨²blica, a la luz de sus proyectos tras salir del Ejecutivo.
Sin embargo, la pol¨ªtica espa?ola est¨¢ ya en una pantalla distinta. El PSOE habr¨ªa pagado un precio mayor por actuar como un activista, que como un partido de Estado, tras la alarma social generada con la ley del s¨®lo S¨ª es S¨ª. Y a¨²n es pronto para aventurarlo, pero quiz¨¢s S¨¢nchez haya llegado a la conclusi¨®n de que Podemos no puede hacer ahora tanto da?o a los socialistas con sus habituales coletillas, si el p¨¢nico al sorpasso es historia.
Segundo, el histrionismo morado tambi¨¦n tiene una lectura en la reconfiguraci¨®n del espacio alternativo. Cuanto m¨¢s protagonismo cosecha Podemos, m¨¢s le suben el precio a Yolanda D¨ªaz para integrarse en su espacio Sumar, en lo relativo a dise?ar las listas electorales, o repartirse el poder en los espacios de influencia. El partido fundado por Iglesias se sabe una minor¨ªa de bloqueo: tiene capacidad de movilizar a una base a la contra del PSOE, de los jueces, del fascismo¡ por lo que darle el visto bueno a D¨ªaz, bendecirla, es decisivo para que tambi¨¦n cierren filas sus adeptos.
Sin embargo, no es suficiente para el resto. En los ¨²ltimos a?os el espectro morado ha ido estrech¨¢ndose, hasta convertirse en una suerte de nueva Izquierda Unida. Despareci¨® en el parlamento de Galicia, se descalabr¨® en Euskadi, y parti¨® peras con varias de las antiguas confluencias regionales. Ese componente plurinacional o federalista es el que aspira a reconstruir la plataforma Sumar.
Y la vicepresidenta peca de no mojarse, de no arriesgar, en asuntos que han dividido a la coalici¨®n. Se puede ser un buen ministro para sus afines, pero ser un l¨ªder pol¨ªtico exige un programa m¨¢s n¨ªtido en una amplia variedad de temas. Pero el momento de la verdad se acerca: si Podemos y D¨ªaz no llegan a un acuerdo satisfactorio, la izquierda alternativa movilizar¨¢ a unos pocos, pero renunciar¨¢ a un eventual revulsivo para reilusionar a esa otra parte del progresismo.
Hay una izquierda que se agota: la de reinar sobre una minor¨ªa purista, antes que remar en la causa conjunta de la izquierda. Y a las puertas de las elecciones municipales y auton¨®micas, existe el riesgo de que la derecha avance posiciones. Aunque qui¨¦n sabe: igual hay quien a¨²n piensa que se hace mejor pol¨ªtica desde los plat¨®s, como Podemos antes de 2015, que estar en el Gobierno, que es donde todav¨ªa se sigue cambiando la vida de la gente.
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