Primarias, no relatos
La autonom¨ªa de las organizaciones es muy respetable, pero lo es m¨¢s el derecho de los electores a disponer de ¡°frenos de emergencia¡± cuando el horizonte que se dibuja es entregarle el Gobierno a una derecha radicalizada
En 2005 la coalici¨®n de los partidos italianos de centroizquierda celebr¨® unas elecciones primarias hist¨®ricas para elegir a su candidato a la presidencia del Gobierno. Impulsadas por el antes carism¨¢tico l¨ªder de Rifondazione Comunista, Fausto Bertinotti, estas primarias abiertas convocaron a toda la ciudadan¨ªa sumando cuatro millones de votos. En las sedes pol¨ªticas, bares, comercios y escuelas de toda Italia fueron colocadas urnas que concitaron una afluencia masiva. La convocatoria supuso una impresionante movilizaci¨®n que desbord¨® todas las expectativas de sus organizadores contribuyendo a la victoria, aunque por los pelos, de Romano Prodi frente a Silvio Berlusconi en las elecciones de 2006.
Los tristes derroteros de la izquierda italiana desaconsejan invocarla como ejemplo de casi nada. Si acaso es un ¨²til espejo en el que mirarse para conocer y prevenir los da?os que la izquierda puede llegar a autoinfligirse. Pero este precedente singular s¨ª puede ser de utilidad para Espa?a y para la circunstancia por la que atraviesa la izquierda alternativa en nuestro pa¨ªs.
Hace pocos d¨ªas, Yolanda D¨ªaz afirm¨® en Sevilla que ¡°es dif¨ªcil sumar lo distinto de personas que vienen de tradiciones diferentes, pero cuando coincidimos en el 90% del programa, tenemos que estar a la altura, vengamos de donde vengamos¡±. Es una cita, supongo que intencionada, de unas palabras pronunciadas por Pablo Iglesias en un mitin en 2019. Y tanto uno como otro ten¨ªan toda la raz¨®n cuando las pronunciaron.
El objetivo, la unidad, no puede estar m¨¢s claro. Las dudas se refieren a los m¨¦todos y a las v¨ªas y los plazos.
Por eso, es una buena noticia que se dibuje un cierto consenso entre Podemos y Sumar en torno a las primarias como oportunidad, seguramente la ¨²ltima, para evitar una cat¨¢strofe. No obstante, el historial de desencuentros deja mucho espacio al escepticismo en torno a las posibilidades de culminar un acuerdo y tambi¨¦n respecto de la voluntad aut¨¦ntica de encontrar una soluci¨®n constructiva a trav¨¦s de unas elecciones primarias. No es descabellado pensar que la cuesti¨®n del m¨¦todo pudiera convertirse en la disputa por el relato del futuro desde el que hacer un interesado reparto de culpas sobre el fracaso de la unidad.
Existe, sin embargo, la posibilidad de que las primarias sean un punto de giro inesperado. Esa posibilidad pasa por celebrar unas primarias abiertas a la ciudadan¨ªa libres de censos militantes y de aparatos; sin carn¨¦s ni pedigr¨ªs. Pasa, en definitiva, por la posibilidad de devolverle la palabra a la gente inequ¨ªvocamente y de lograr que las primarias no se conviertan en un ritual esclerotizado o en un sudoku ininteligible en los que no se elige nada m¨¢s que profundizar en nuestras pasiones tristes.
Estamos a tiempo de encauzar la soluci¨®n tanto como de repetir costosos errores pasados. El ciclo pol¨ªtico iniciado en 2014 con la irrupci¨®n de Podemos es testimonio tanto del poder vigorizante del voto popular para elegir direcciones y candidatos como de su aniquilador ¡°reverso tenebroso¡±.
La exigencia de primarias abiertas a la ciudadan¨ªa es una garant¨ªa para evitar el posible fraude a los electores de un espacio que mayoritariamente quiere que sus formaciones concurran juntas para revalidar el Gobierno de coalici¨®n. Este ¡°instinto de supervivencia¡± del electorado qued¨® registrado en la encuesta de 40db para EL PA?S y la Cadena Ser que mostraba de modo di¨¢fano lo que muchos sospech¨¢bamos: concurriendo por separado, Podemos y Sumar ver¨ªan mermadas gravemente sus posibilidades electorales y, lo que a¨²n es peor, compromet¨ªan seriamente la posibilidad de continuidad del Gobierno de coalici¨®n (hic sunt dracones).
La autonom¨ªa y soberan¨ªa de las organizaciones es muy respetable, pero lo es a¨²n m¨¢s el derecho de los afiliados y los electores a disponer de ¡°frenos de emergencia¡± cuando el horizonte que se dibuja es el desastre de entregarle el Gobierno de nuestro pa¨ªs a una derecha radicalizada. Ese freno se encuentra en que las organizaciones se comprometan sin birlibirloques a escuchar y obedecer un mandato popular inapelable.
Jugar a la extenuaci¨®n de Podemos es un error que Sumar no debiera cometer. Es preciso que quienes abogan por el sacrificio de Podemos para catapultar la candidatura de Yolanda D¨ªaz renuncien a un empe?o peor que torpe, suicida. Sumar requiere capacidad de aglutinar entusiasmos, apoyos, programas, pero tambi¨¦n organizaciones y tradiciones.
Por su parte, Podemos tampoco debe utilizar el reclamo de unas primarias como coartada para encubrir una negociaci¨®n de los v¨¦rtices de aparatos con pol¨ªticas de m¨¢ximos que hagan que el proceso nazca muerto.
Unas elecciones primarias abiertas a la ciudadan¨ªa pueden ser el principio desde el que urdir la unidad imprescindible para salir a ganar el ciclo electoral que se avecina. Unidad construida desde el sentido com¨²n de nuestro electorado. Unidad como clara conciencia de que una izquierda dividida en tres ya se puede despedir. El castigo ser¨ªa, como poco, cien a?os de soledad bien merecidos. En el espejo retrovisor aparece Italia. No la perdamos de vista.
Se necesita responsabilidad, pero tambi¨¦n se necesita audacia. La fortuna favorece a los audaces. La tuvo el Podemos que irrumpi¨® en 2014 y la tuvo Pablo Iglesias apostando con todo y contra todos por el improbable Gobierno de coalici¨®n. Ahora le toca a quien fue se?alada para liderar el espacio pol¨ªtico del cambio un gesto audaz que haga posible un desenlace virtuoso.
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