Barreras para personas de segunda
Los lectores escriben sobre las dificultades que tienen para desplazarse en el entorno urbano las personas con discapacidad f¨ªsica, las protestas en Francia contra la reforma de las pensiones, los bulos sobre incendios, y sobre la ley de eutanasia
En el ¨²ltimo mes me he fijado en todas las barreras arquitect¨®nicas con las que chocamos en nuestras calles que, si no tenemos ninguna discapacidad f¨ªsica, pasan desapercibidas. La rutina nos consume y no nos detenemos a pensar en lo que tenemos delante. Me gustar¨ªa que hici¨¦ramos una reflexi¨®n con los siguientes ejemplos: ?Os hab¨¦is montado alguna vez en un ascensor casi sin espacio? Pues par¨¦monos a pensar si en ese ascensor entrar¨ªa una silla de ruedas. ?Alguna vez hab¨¦is tenido problemas para tirar la basura en el contenedor? Algunas tapas son altas y pesadas y otras tienen dur¨ªsimos pedales. Par¨¦monos a pensar en alguien que mide 1,20 metros o en quien no puede levantarse de su silla de ruedas. ?Alguna vez os ha costado entender c¨®mo sacar un billete de metro? Par¨¦monos a pensar en una persona ciega. Algunas m¨¢quinas aparecen en braille, pero no todas. S¨ª, sigue habiendo personas de primera y de segunda. Quiz¨¢s poni¨¦ndonos en su lugar, logremos acabar con esas barreras.
Uxue Ruiz Jim¨¦nez. Sestao (Bizkaia)
Francia reivindica
Francia est¨¢ que arde desde que su presidente, Emmanuel Macron ha optado por aplicar el art¨ªculo 49.3 de la Constituci¨®n para hacer pasar su reforma de las pensiones. Pese a la legalidad del recurso a un decreto, el ataque a las instituciones democr¨¢ticas es flagrante. Lo bueno es que si en algo han destacado los franceses hist¨®ricamente es en su capacidad de reivindicaci¨®n. Desde luego, Espa?a tiene mucho que envidiarles. ?Qu¨¦ hacemos nosotros cuando nos prometen productos b¨¢sicos sin IVA y resulta que luego estos est¨¢n m¨¢s caros? ?O cuando se modifica el C¨®digo Penal con poco rigor jur¨ªdico? Sin una ciudadan¨ªa exigente no existen instituciones capacitadas para garantizar el Estado del bienestar, que est¨¢ ahora m¨¢s amenazado que nunca.
Tom¨¢s Espuny Carre?o. Barcelona
Incendios y bulos
?ramos varios los padres en el parque hablando del incendio en Teruel. De c¨®mo en marzo ya contamos por miles las hect¨¢reas calcinadas. El giro no lo supe ver venir. De repente, la culpa era de los ecologistas y su man¨ªa de mantener los ecosistemas impolutos. Sonaba raro, pero nadie lo desminti¨®. Lo busqu¨¦ nada m¨¢s llegar a casa: la literatura en internet era variada, pero las primeras entradas deslizaban c¨®mo los incendios que arrasaron Castilla y Le¨®n el ¨²ltimo verano hab¨ªan sido cosa del ¡°ecologismo extremo¡±. El bulo lo hab¨ªa propagado el Gobierno de Alfonso Fern¨¢ndez Ma?ueco en 2022 y en la actualidad ha sido imposible sofocarlo.
David A. Garc¨ªa Mart¨ªn. Madrid
Eutanasia
Hace unos d¨ªas conoc¨ªamos la posici¨®n del Tribunal Constitucional sobre la ley de eutanasia. Una propuesta moral es compartida por todos: no existe el derecho a la vida, sino el derecho a la vida digna de ser vivida. Y este derecho no se puede aislar y jerarquizar sobre los que sufren un padecimiento incurable, feroz y cr¨®nico. Sin dignidad, no hay vida. Hoy, la sociedad espa?ola tiene a su disposici¨®n condiciones de posibilidad para dar una respuesta aut¨®noma y responsable a esta terrible situaci¨®n. A partir de ahora todos estamos un poco m¨¢s vivos.
Celia Mediavilla Men¨¦ndez. Los Corrales de Buelna (Cantabria)
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