Alemania, l¨ªder del pelot¨®n de los dif¨ªciles de la Uni¨®n Europea
En su di¨¢logo con Europa, Berl¨ªn va por el mismo camino que Reino Unido hace 10 o 20 a?os, con la diferencia de que es un pa¨ªs fundamental para la supervivencia de la Uni¨®n
Algo que actualmente se olvida a menudo en el debate en Reino Unido sobre Europa es lo dif¨ªcil que fue la relaci¨®n mientras dur¨®. A principios de la d¨¦cada de 1980, Margaret Thatcher hizo descarrilar consecutivas cumbres comunitarias con su demanda incesante de que le devolvieran su dinero. En mayo de 1985, los l¨ªderes europeos, agotados, acabaron tirando la toalla y accedieron a reembolsar la aportaci¨®n brit¨¢nica al presupuesto. Fue una victoria para Reino Unido, pero tuvo un coste pol¨ªtico que se subestim¨® en su momento. Thatcher se qued¨® sin aliados en Bruselas, y ese aislamiento influy¨® en su pol¨ªtica europea a partir de entonces. En 2011, David Cameron vet¨® un cambio en el Tratado de la Uni¨®n cuya finalidad era dar a la zona euro una identidad formal dentro de la UE. Cuando se celebr¨® el refer¨¦ndum sobre el Brexit en 2016, Reino Unido se hab¨ªa convertido en un miembro semidesvinculado con cl¨¢usulas de exclusi¨®n voluntaria de diverso grado respecto a la moneda ¨²nica, el acuerdo de Schengen sobre circulaci¨®n sin pasaporte, la Carta de los Derechos Fundamentales y los asuntos internos.
Lo m¨¢s interesante que ha ocurrido en la Uni¨®n Europea desde la salida de Reino Unido es que Alemania ha tomado el relevo como l¨ªder de poco fiar del pelot¨®n de los dif¨ªciles. Alemania ha acostumbrado siempre a poner los intereses industriales nacionales por delante de todo lo dem¨¢s, ya fuera el gas ruso o las pol¨ªticas comerciales chinas, pero las cosas est¨¢n empeorando.
La semana pasada, el canciller Olaf Scholz tuvo su momento Thatcher cuando dio al traste con todo un Consejo Europeo en defensa de la decisi¨®n de su Gobierno de renegociar el plazo de 2035 para la eliminaci¨®n progresiva de los coches de combusti¨®n. La Uni¨®n Europea ya hab¨ªa llegado a un acuerdo al respecto. Los ministros y el Parlamento Europeo han preparado una legislaci¨®n concreta. En la cumbre, otros l¨ªderes comunitarios se mostraron enfadados, incluso los que normalmente est¨¢n de acuerdo con Alemania en la mayor¨ªa de los asuntos. Los primeros ministros de Pa¨ªses Bajos, B¨¦lgica, Luxemburgo, Letonia y Finlandia criticaron el volantazo del canciller.
Y, al igual que Thatcher en 1985, Scholz logr¨® una victoria p¨ªrrica.
Lo que pas¨® fue que el miembro m¨¢s peque?o de su coalici¨®n, los libertarios del FDP, quer¨ªan una excepci¨®n a la eliminaci¨®n a partir de 2035 para los coches propulsados por electrocombustibles. Esta clase de carburantes se fabrica a partir de di¨®xido de carbono capturado de los procesos industriales e hidr¨®geno procedente de fuentes de energ¨ªa renovables.
El acuerdo al que hab¨ªa llegado previamente la Uni¨®n Europea era que, para esa fecha, todos los coches normales se pasaran a la energ¨ªa el¨¦ctrica. Los electrocombustibles se reservar¨ªan para los medios de transporte que lo necesitaran: camiones, barcos y aviones. Por lo que sabemos sobre el flujo de inversiones previstas en plantas de electrocarburantes, dif¨ªcilmente habr¨¢ suficiente para abastecer a los camiones, y no digamos ya a los coches. La producci¨®n de estos combustibles es muy cara. Una de las pocas empresas automovil¨ªsticas alemanas que apuesta por ellos es Porsche, cuyos clientes cabe suponer que tendr¨¢n dinero suficiente para comprar un carburante que, al final, saldr¨¢ car¨ªsimo. La mayor¨ªa de las dem¨¢s empresas del sector han anunciado que se pasar¨¢n a los coches el¨¦ctricos. Resulta, adem¨¢s, que Christian Lindner, presidente del FDP y ministro de Finanzas alem¨¢n, es amigo personal del director general de Porsche, Oliver Blume. Lindner es tambi¨¦n el ¨²nico miembro del Gobierno alem¨¢n que conduce un coche de esa marca. Podr¨ªa decirse que la semana pasada un Porsche se estrell¨® contra el edificio Justus Lipsius de Bruselas, donde se re¨²nen los l¨ªderes de la UE.
No es dif¨ªcil llegar a la conclusi¨®n de que Scholz permiti¨® que un ego¨ªsta esfuerzo de cabildeo de uno de sus principales ministros secuestrara toda una reuni¨®n de l¨ªderes de la UE para defender una idea que probablemente pronto caer¨¢ en el olvido. La Comisi¨®n Europea y Alemania acabaron acordando una f¨®rmula de compromiso sobre este desafortunado asunto de los electrocombustibles, pero los obst¨¢culos legales y comerciales son formidables.
La exenci¨®n de Porsche no es la cuesti¨®n principal. Mucho m¨¢s importante es el da?o pol¨ªtico que ha causado todo este episodio. A consecuencia de toda una serie de decisiones err¨¢ticas a lo largo de los a?os, incluido el apoyo continuo a los gasoductos rusos Nord Stream 2 en el mar B¨¢ltico, Alemania ha ido qued¨¢ndose cada vez m¨¢s aislada en el plano de la Uni¨®n Europea. Scholz ha sentado ahora un peligroso precedente: que es aceptable que un gran Estado miembro replantee acuerdos ya pactados. Debemos recordar que esto es exactamente lo que hizo Thatcher cuando replante¨® el presupuesto de la UE, un asunto que otros cre¨ªan zanjado. Hay mucha din¨¢mica de grupo en el Consejo Europeo, una instituci¨®n que se crece ante las normas no escritas. Viktor Orb¨¢n, el primer ministro h¨²ngaro, no dijo ni palabra durante la reuni¨®n, pero lo que seguramente se llevar¨¢ de ella es que ¨¦l puede hacer lo mismo. Volver a poner sobre el tapete acuerdos consensuados es la especialidad del populismo. Giorgia Meloni, presidenta del Consejo de Ministros de Italia, no se habr¨ªa atrevido a hacer nada parecido, pero si Alemania puede, los dem¨¢s tambi¨¦n.
Entiendo que los pa¨ªses tienen intereses nacionales vitales, pero salvar a Porsche no es un inter¨¦s vital alem¨¢n, se defina este como se defina. En el gran esquema de las cosas, la devoluci¨®n a Reino Unido no era ni mucho menos tan balad¨ª. En 2014, por ejemplo, ascendi¨® a 6.100 millones de euros. El veto de Cameron en 2010, por el contrario, s¨ª que entraba en la categor¨ªa de la insignificancia. El primer ministro brit¨¢nico se opuso a los cambios propuestos en la legislaci¨®n de servicios financieros porque podr¨ªan dejar a la City de Londres en desventaja. La paradoja es que el aislamiento de Cameron, que contribuy¨® al refer¨¦ndum del Brexit, la dej¨® en una desventaja mucho mayor.
En su di¨¢logo con Europa, Alemania va por el mismo camino que Reino Unido hace 10 o 20 a?os. Pero hay una gran diferencia entre ambos. La presencia de Reino Unido no era fundamental para la supervivencia de la UE. M¨¢s dif¨ªcil es pensar en una Uni¨®n Europea sin Alemania. A medida que se endurecen los requisitos fiscales, no me sorprender¨ªa que un d¨ªa Scholz acuda a Bruselas con la exigencia de que le devuelvan su dinero.
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