Una cascada de zombis cayendo
Es m¨¢s probable que la pr¨®xima crisis de deuda de la zona euro sea alemana que italiana
Uno sabe que se encuentra ante una crisis financiera de otro tipo cuando el gobernador del banco central griego se jacta de que su pa¨ªs no tiene una exposici¨®n significativa a Suiza. El comentario de Yannis Stournaras a?ade un toque c¨®mico a las perennes crisis financieras europeas.
Su observaci¨®n es bastante injusta con los suizos. En mi opini¨®n, lo han hecho bastante bien. Al Gobierno y al banco central del pa¨ªs helv¨¦tico les bast¨® un fin de semana para salir del l¨ªo de Credit Suisse. Consiguieron que UBS, el mayor banco suizo, absorbiera la entidad. Se acab¨® la crisis. Comp¨¢rese con la crisis de deuda de la zona euro, que dur¨® muchos a?os.
La eurozona sigue siendo vulnerable hoy en d¨ªa. La crisis de la deuda soberana de la pasada d¨¦cada nunca se ha resuelto formalmente. Lo que pas¨® fue que el Banco Central Europeo (BCE) acudi¨® al rescate de los gobiernos nacionales en 2015 comprando bonos del Estado mediante una pol¨ªtica de relajaci¨®n cuantitativa. Esa decisi¨®n alivi¨® la presi¨®n sobre la rentabilidad de los bonos. Pero tuvo un coste. Tambi¨¦n impidi¨® que los gobiernos hicieran frente a los desequilibrios econ¨®micos subyacentes de la econom¨ªa europea: el bajo crecimiento de la productividad de Italia; los excesivos super¨¢vits por cuenta corriente de Alemania y Pa¨ªses Bajos; la falta de inversi¨®n en econom¨ªa digital; y un sector bancario aquejado de debilidad cr¨®nica.
Es casi seguro que, esta vez, una crisis de la eurozona no empezar¨ªa en Grecia. Las crisis financieras nunca se repiten exactamente igual. Uno de los posibles escenarios conflictivos es el siguiente: una crisis de la deuda en el nexo entre los bancos de propiedad estatal, unos sectores cuyos a?os dorados ya han quedado atr¨¢s, y unos gobiernos dispuestos a proteger su modelo econ¨®mico a toda costa. La industria automovil¨ªstica alemana, por ejemplo, podr¨ªa desencadenar un temblor de estas caracter¨ªsticas en los pr¨®ximos a?os. El sector se esfuerza por hacer la transici¨®n al mundo de los coches el¨¦ctricos y la inteligencia artificial. Hay una cantidad inmensa de recursos financieros vinculados a ¨¦l. Un nodo crucial en este escenario podr¨ªan ser los bancos estatales, como las cajas de ahorros alemanas o las entidades mutualistas.
Muchas de estas instituciones financieras son demasiado peque?as para estar sometidas al poder de supervisi¨®n del Banco Central Europeo. Hay muchas cosas bajo el cap¨® que no vemos. Pero incluso las instituciones s¨®lidas controladas por el BCE pueden ser vulnerables durante un contagio.
Pero da igual d¨®nde empiece una crisis; siempre pasa por los bancos. Uno de los efectos del terremoto financiero de 2008 fue una renacionalizaci¨®n de hecho de los sistemas bancarios, ya que cada gobierno se vio obligado a rescatar a sus propias instituciones bancarias. En una uni¨®n monetaria esto es una aut¨¦ntica locura, y una fuente de vulnerabilidad permanente. No todos los gobiernos tienen la capacidad de rescatar un banco grande. Hasta Alemania podr¨ªa verse en apuros en determinadas circunstancias.
?Y qu¨¦ hay de la uni¨®n bancaria de la UE? Fue una respuesta a la crisis financiera. Por desgracia, se trat¨® de una uni¨®n solo de nombre. ?nicamente los bancos m¨¢s grandes est¨¢n sometidos a una supervisi¨®n para toda la UE. No hay un fondo de garant¨ªa de dep¨®sitos conjunto, pero el principal problema es que el r¨¦gimen de resoluci¨®n bancaria no funciona. El objetivo de un mecanismo de resoluci¨®n es poder hacer lo que Suiza ha hecho recientemente con UBS y Credit Suisse. El equivalente para la Uni¨®n Europea ser¨ªa que un banco franc¨¦s comprara un banco alem¨¢n o italiano en quiebra. Sin embargo, esto no va a suceder, porque habr¨ªa que pasar por encima de Giorgia Meloni y de Olaf Scholz. Suerte a quien lo intente.
En esta ocasi¨®n tampoco existe la posibilidad de que el Banco Central Europeo salga al rescate. Recordemos que fue una circunstancia extraordinariamente fortuita la que permiti¨® que el BCE comprara deuda en la pasada d¨¦cada. Con las compras se intentaba hacer que subiera la inflaci¨®n cuando era demasiado baja. Que las adquisiciones ayudaran al mismo tiempo a los gobiernos a encontrar compradores dispuestos a adquirir su deuda fue un feliz efecto secundario. Normalmente, los bancos centrales utilizan un solo instrumento pol¨ªtico para un objetivo. La decisi¨®n del BCE de aplicar la relajaci¨®n cuantitativa constituy¨® un raro ejemplo de golfista que gana la competici¨®n con un solo palo. La expresi¨®n la invent¨® Ted Heath, ex primer ministro brit¨¢nico, para referirse a una pol¨ªtica que aplica un solo instrumento a m¨²ltiples objetivos.
Actualmente, nos encontramos de nuevo en un escenario en el que esto no funciona. La inflaci¨®n es alta y, al menos en mi opini¨®n, es probable que siga por encima del objetivo del 2% durante mucho tiempo. En un entorno as¨ª, los bancos centrales disponen de menos margen de maniobra. Necesitan mantener altos los tipos de inter¨¦s para combatir la inflaci¨®n. As¨ª las cosas, es m¨¢s probable que opten por vender que por comprar deuda.
Los bancos centrales tienen una capacidad infinita de ayudar a los bancos con falta de liquidez. La Reserva Federal proporcion¨® un generoso alivio al sistema bancario estadounidense tras la quiebra de Silicon Valley Bank. El Gobierno de Estados Unidos garantiz¨® a los clientes de la entidad, incluidos aquellos cuyos fondos superaban los 250.000 d¨®lares, el seguro de sus dep¨®sitos.
Estados Unidos y Suiza reaccionaron r¨¢pidamente. La zona euro no es as¨ª. El escenario que me temo para Europa es una crisis de combusti¨®n lenta, una cadena de empresas insolventes financiadas por bancos insolventes que luego son rescatados por gobiernos cuya solvencia tambi¨¦n se debilitar¨¢. Una cascada de zombis cayendo. Durante un tiempo, los bancos pueden jugar el viejo juego de ¡°fingir y prolongar¡±: fingir que sus pr¨¦stamos siguen funcionando, y luego prolongarlos indefinidamente. Pero por el camino acaba cre¨¢ndose una econom¨ªa zombi y nuevos bancos zombis que se a?aden a los ya existentes. En los tiempos de la crisis financiera de la eurozona, la met¨¢fora de la que m¨¢s se abus¨® fue la de dar patadas a la lata. Cuando llegue la pr¨®xima crisis, la zona euro volver¨¢ a hacer lo ¨²nico que sabe hacer: dar patadas a la lata.
Sin querer, el gobernador del banco central griego ha hecho una observaci¨®n acertada. Al fin y al cabo, la eurozona no es Suiza.
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