Un l¨ªder (Alemania) que no lidera (la UE)
Siempre es la pen¨²ltima en sumarse a las decisiones que roturan otros. Deslee el papel que su potencia le otorga en la direcci¨®n colegiada del bloque
La adaptaci¨®n de Alemania SA al entorno de guerra es brutal. Y lenta. Se comprende. Es todo su modelo nacional y de negocio lo que se ha desplomado con estr¨¦pito. Como ninguno.
¡°Deslocaliz¨® su seguridad a EE UU, su crecimiento econ¨®mico guiado por la exportaci¨®n a China y sus necesidades energ¨¦ticas a Rusia¡±, sintetiz¨® la directora de cuestiones europeas en la Brookings, Constanze Stelzenm¨¹ller (FT, 7-12-2022).
Y ha roto casi del todo con el suministro ruso, lustra a sus ciudadanos en el ahorro energ¨¦tico, bracea por conservar el mercado chino, lanza un programa de armas por 100.000 millones de euros. Un respeto.
Pero ese respeto no oculta el modo lastimoso, de aliento a-europeo: arrastra los pies, opta de entrada por el pronto endog¨¢mico-nacionalista. Lo hizo al inicio de la covid (fronteras, vacunas), con las sanciones econ¨®micas al Kremlin, la renuncia a su suministro por oleoducto, la entrega de armas a Kiev... Y siempre es la pen¨²ltima en sumarse a las decisiones que roturan otros. Deslee el papel que su potencia le otorga en la direcci¨®n (colegiada) de la UE.
En energ¨ªa le cuesta reorientar un p¨¦simo modelo del que es responsable: el abastecimiento ruso entra?aba inseguridad potencial; la volv¨ªa colista en renovables; la aguda pero improvisada renuncia a la nuclear la sume en el carb¨®n, y sigui¨® apostando a un mercado el¨¦ctrico obsoleto... hasta que el ministro de Econom¨ªa, Robert Habeck, respalda, este 17 de enero, la reforma auspiciada por Espa?a, desacoplando el gas del resto de energ¨ªas.
?Quiz¨¢ porque sus potentes empresas tomaron velocidad en la carrera individualista por el gas licuado de Qatar y otros pa¨ªses y les costaba compartir la ventaja competitiva ya adquirida?
Su alta inflaci¨®n ¡ªde hasta cuatro puntos m¨¢s que la espa?ola¡ª no supera a las b¨¢lticas, pero rearma el ordoliberalismo del Bundesbank. Y hasta de la quien sol¨ªa ser m¨¢s matizada consejera del BCE, Isabel Schnabel, inductora de ¡°subir tipos de intereses probablemente hasta territorio restrictivo¡± (?!), esa querencia por la deflarrecesi¨®n. Lo dice la voz de un pa¨ªs responsable de fraguar, casi en solitario, efectos de alzas salariales, de segunda ronda, de hasta el 7,5%, el triple que en Espa?a.
Y con desprecio a los eurobonos del NGEU, se ha opuesto hasta anteayer ¡ªya lo dulcificar¨¢¡ª a replicar la operaci¨®n... eligiendo la financiaci¨®n ¡°nacional¡±, pues ¡°la ventaja financiera que algunos esperaban¡± del endeudamiento com¨²n ¡°ya no existe¡± (??), dijo el liberal ministro de Finanzas, Christian Lindner, para rechazarlo.
As¨ª que se aventaj¨® con sus fara¨®nicos apoyos a su industria (y familias), hasta 300.000 millones. Ya ha generado el 53% de las ayudas de Estado de la UE, para enfrentarse ?as¨ª, por su cuenta? al proteccionismo de EE UU. Y ahora, todos a correr y corregir esos desatinos individuales que fracturar¨ªan el mercado interior de los Veintisiete.
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