Enigmas de la gran filtraci¨®n
No sabemos a qui¨¦n hay que atribuir la autor¨ªa, puesto que de atender al criterio del beneficio ¡ª'qui prodest¡¯¡ª solo encontramos perjudicados. Es dif¨ªcil, si no incre¨ªble, pensar en la casualidad o el accidente
El mundo est¨¢ en guerra. No hace falta participar en los combates para verse involucrado en una contienda h¨ªbrida, que tiene un per¨ªmetro estrictamente militar localizado en Ucrania y unos efectos globales, econ¨®micos y geopol¨ªticos especialmente, que a todos afectan. No es la tercera guerra mundial, o no lo es todav¨ªa, pero es la primera guerra globalizada. En la guerra todas las noticias son falsas. Todo se ve envuelto en la niebla, que antes era solo de la p¨®lvora y el polvo de los campos de batalla y ahora es tambi¨¦n de las intoxicaciones informativas o de las operaciones de desinformaci¨®n. Lo escribi¨® Clausewitz hace casi 200 a?os y vale hoy para interpretar la descomunal filtraci¨®n o pirateo de documentos del espionaje estadounidense que acaba de conocerse.
No sabemos a qui¨¦n hay que atribuir la autor¨ªa, puesto que de atender al criterio del beneficio ¡ªqui prodest¡ª solo encontramos perjudicados. Es dif¨ªcil, si no incre¨ªble, pensar en la casualidad o el accidente. Tardaremos en despejar todas las inc¨®gnitas, pero f¨¢cilmente podemos apuntarnos a una aviesa intenci¨®n, al menos en segunda derivada. Es probable que el filtrador sea uno de los aparentemente perjudicados. En todo caso, hay alguien que pierde mucho, fiabilidad entre los amigos y aliados, pero tambi¨¦n gana mucho, la autoridad que otorga el ojo inmenso de quien todo lo sabe y en todas partes se entromete. Con intenci¨®n o sin ella, es una advertencia. A Ucrania, sobre sus debilidades militares. A Rusia, sobre su vulnerabilidad ante la penetraci¨®n, un mensaje altamente desmoralizador. A pa¨ªses como Israel, Turqu¨ªa, Egipto, Corea del Sur, Canad¨¢¡, cada uno con un mensaje distinto. Sigo tus pasos, dice a unos. Abstente de hacer realidad tus malas ideas, dice a otros. Sigue mis indicaciones, quiz¨¢s le asegura a otro m¨¢s, a sabiendas de que conducen en la direcci¨®n equivocada. A todos: con guerra o sin ella, en cuesti¨®n de espionaje no hay amigos ni aliados.
Es ya un t¨®pico que el espionaje del siglo XXI trabaja sobre fuentes abiertas, accesibles a todos. Son secretos relativos. Que est¨¦n clasificados no significa que sean desconocidos, aunque su difusi¨®n masiva les otorga un valor nuevo. Al parecer, solo la informaci¨®n proporcionada directamente por agentes sobre el terreno, cuanto m¨¢s fresca mejor, tiene un valor superior. Para el resto, bastan los expertos digitales y los analistas perspicaces, capaces de penetrar en las ocultas intenciones de los contendientes.
Ucrania est¨¢ en el centro, pero en la filtraci¨®n tambi¨¦n aparecen Oriente Pr¨®ximo, China y la regi¨®n indo-pac¨ªfica. La guerra globalizada es una clave de interpretaci¨®n de la actual confrontaci¨®n, que adquiere m¨¢s dimensi¨®n con la filtraci¨®n y aconseja ampliar el radio de las sospechas sobre la autor¨ªa y los objetivos buscados. En este camino, cabe imaginar incluso que alguien busque una negociaci¨®n o grand bargain global para resolver la crisis de Ucrania y el futuro estatus de Rusia, con Taiw¨¢n y Crimea como fichas en juego. Pocos escapan de la sospecha.
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