Los electores son antes partidistas y despu¨¦s dem¨®cratas
La identificaci¨®n con una formaci¨®n no tiene que suponer un peligro para la democracia, pero es necesario evitar que el enfrentamiento sea una lucha sin l¨ªmites
?C¨®mo afecta la polarizaci¨®n a los sistemas pol¨ªticos europeos? ?Cu¨¢les son los factores que favorecen la deriva autoritaria de diferentes l¨ªderes y partidos pol¨ªticos? ?Por qu¨¦ unos pol¨ªticos siguen gozando de popularidad aun cuando atacan los principios democr¨¢ticos? El estudio Identity, Partisanship, Polarization publicado por la Friedrich-Ebert-Stiftung (FES) trata de examinar estas cuestiones candentes para la comprensi¨®n de la pol¨ªtica contempor¨¢nea. En los ¨²ltimos a?os, se ha hablado mucho de la polarizaci¨®n y de sus efectos da?inos para la democracia. Pero no est¨¢ muy claro c¨®mo la polarizaci¨®n afecta el proceso pol¨ªtico. El estudio trata de analizar en detalle diferentes factores que se atribuyen normalmente a la polarizaci¨®n en general, para comprender lo que son efectivamente formas de ¡°polarizaci¨®n t¨®xica¡± que ponen en riesgo la democracia.
El an¨¢lisis se centra en Alemania, Polonia, Suecia, Espa?a, Estonia, Ucrania y Serbia, con 10.000 entrevistas con electores para explorar cu¨¢les son las razones que los llevan a apoyar a l¨ªderes que violan las normas democr¨¢ticas, y c¨®mo estos liderazgos consiguen convertir a sus pa¨ªses m¨¢s autocr¨¢ticos. El an¨¢lisis evidencia que los electores son ¡°antes partidistas y despu¨¦s dem¨®cratas¡±, es decir, muchos electores est¨¢n dispuestos a ignorar las violaciones de normas democr¨¢ticas por parte de sus propios representantes que nunca perdonar¨ªan a las de otros partidos. Adem¨¢s, un n¨²mero importante de electores considera aceptable suspender normas democr¨¢ticas para conseguir las pol¨ªticas que ellos consideran justas.
Esta predisposici¨®n a ¡°perdonar¡± posiciones que ponen en riesgo la democracia cuando se trata de los representantes de su propia opci¨®n pol¨ªtica es, seg¨²n el estudio, particularmente marcado entre los partidos de derecha; pero especialmente en determinados pa¨ªses, tambi¨¦n los electores de izquierda suelen anteponer sus propios intereses de partido a la salud democr¨¢tica. En otras palabras, como lo expresan los mismos autores del estudio, ¡°la lealtad al partido triunfa sobre la democracia¡±. Esta tendencia es preocupante porque pone en riesgo la aceptaci¨®n de las reglas del juego compartidas: lo vimos en acci¨®n el 6 de enero de 2021 en el asalto al Congreso de EE UU y el 8 de enero de 2023, en el ataque a la plaza de los Tres Poderes en Brasilia.
La polarizaci¨®n se manifiesta particularmente sobre cuestiones que tienen un fuerte significado identitario para las diferentes fuerzas pol¨ªticas; la cuesti¨®n m¨¢s polarizante es la de los derechos de la comunidad LGTBIQ. Seg¨²n el estudio, los partidarios de la derecha, y, en menor medida, los de la izquierda est¨¢n dispuestos a ¡°perdonar¡± un comportamiento antidemocr¨¢tico por parte de su fuerza pol¨ªtica para conseguir sus objetivos sobre este tema. Comparativamente, las cuestiones socioecon¨®micas, por ejemplo la pol¨ªtica fiscal y la redistribuci¨®n, no aparecen tan polarizadoras; estas ciertamente crean diferencias de puntos de vista, pero no se encuentran en ellas la misma predisposici¨®n a forzar las reglas de la democracia para ganar la batalla.
En el estudio resaltan diferencias significativas entre pa¨ªses: Suecia y Espa?a son los pa¨ªses l¨ªderes donde los ciudadanos consideran importante que haya un sistema democr¨¢tico, mientras el porcentaje es bastante menor en Serbia y Polonia. Pero Espa?a aparece tambi¨¦n como el pa¨ªs en el que los electores est¨¢n m¨¢s dispuestos a cerrar los ojos frente al comportamiento de la propia opci¨®n pol¨ªtica y donde tambi¨¦n en la izquierda hay bastante tolerancia entre unos electores a perdonar actitudes poco democr¨¢ticas: por ejemplo, disciplinar a jueces y periodistas. Pero lo que sobresale del estudio, son los retos comunes que enfrentan los pa¨ªses europeos, donde la identificaci¨®n con la propia opci¨®n pol¨ªtica parece venir antes de la identificaci¨®n con el pa¨ªs en su conjunto y sus instituciones.
Si esto es claramente un problema, en parte el hecho de que haya todav¨ªa unas identificaciones de partido, puede ser visto como un elemento positivo. Los partidos han sido tradicionalmente el veh¨ªculo fundamental de la democracia, como medio para representar la voluntad popular, y enfrentar ¡ªde forma pac¨ªfica¡ª diferentes intereses en la sociedad. De por s¨ª la partisanship, es decir, la identificaci¨®n con un partido, no tendr¨ªa que suponer un peligro para la democracia; de hecho, puede servir como mecanismo para movilizar m¨¢s personas y de esa manera fortalecer la democracia. Pero como sugiere el estudio es necesario, por un lado, evitar que unas formas de enfrentamiento se conviertan en una lucha sin l¨ªmites, como sucede en las formas de ¡°polarizaci¨®n t¨®xica¡±; por otro lado, que los pa¨ªses fortalezcan instituciones e identidades comunes, para recordar a la ciudadan¨ªa que aunque seamos todos partidistas, nunca podemos convertir el conflicto pol¨ªtico en una lucha para eliminar al adversario. Invirtiendo en la reconstrucci¨®n de la democracia, como un campo de batalla, pero con reglas comunes e intereses compartidos por todos y todas, independientemente de las identidades pol¨ªticas, es posible que la polarizaci¨®n, lejos de ser una amenaza (as¨ª es como se percibe) se pudiera convertir en una fuerza por la democracia, y una pol¨ªtica en que los ciudadanos puedan elegir entre opciones claramente diferentes.
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