La reforma del ¡®solo s¨ª es s¨ª'
La propuesta socialista aprobada con el PP y sin Unidas Podemos busca reparar las deficiencias t¨¦cnicas de la ley
La reforma de la ley del solo s¨ª es s¨ª aprobada ayer en el Congreso por una ampl¨ªsima mayor¨ªa de los diputados ¡ªhasta 233, incluidos PSOE, PP, Ciudadanos y PNV, frente al voto en contra de Podemos, ERC o Bildu (Vox renunci¨® a votar)¡ª puede ser el final de una desgraciada cadena de desprop¨®sitos que alarmaron a la sociedad al entrar en vigor la Ley de Libertad Sexual el pasado 7 de octubre. Tras la ley contra la violencia de g¨¦nero de 2004, la nueva ley es una medida central para la protecci¨®n de los derechos de las mujeres, tambi¨¦n para el Gobierno de coalici¨®n, y la m¨¢s importante que ha impulsado el Ministerio de Igualdad. Pero la inmediata evidencia de que su aplicaci¨®n permit¨ªa rebajas de penas e incluso excarcelaciones a condenados propici¨® una tormenta pol¨ªtica y medi¨¢tica que ten¨ªa fundamento: nadie hab¨ªa previsto, al menos nadie hab¨ªa explicado, que la ley condujese a esos resultados. Desde entonces pareci¨® convertirse sobre todo en munici¨®n pol¨ªtica y descarnadamente partidista, tambi¨¦n para los partidos de la coalici¨®n.
La identificaci¨®n ayer de Cuca Gamarra de la reforma como una ¡°derogaci¨®n¡± de la ley magnificaba el limitado alcance de las modificaciones mientras el ¡°paso atr¨¢s¡± o el ¡°retroceso¡± que denunciaba la ministra Irene Montero resulta cuando menos cuestionable: ambos parec¨ªan mensajes destinados a atrincherarse en su defensa partidista. Las grietas detectadas en la aplicaci¨®n de la ley por los jueces ¡ªhombres y mujeres, progresistas y conservadores¡ª tienen nombres y apellidos: cerca de 1.000 rebajas de penas y m¨¢s de 100 excarcelaciones son parte de los efectos de la ley.
Las disculpas que pidi¨® Pedro S¨¢nchez por el da?o causado asum¨ªan el car¨¢cter colegiado de una ley aprobada en Consejo de Ministros: la reforma no va a poder deshacer ese da?o ni paliar lo que est¨¦ por venir puesto que siempre se aplicar¨¢ la ley m¨¢s favorable al reo, como establece la legislaci¨®n. Pero s¨ª permitir¨¢ poner penas m¨¢s altas a los nuevos delitos de violencia sexual a trav¨¦s del subtipo penal que introduce la reforma para el delito de agresi¨®n (con pena de hasta cinco a?os, frente a los cuatro actuales) cuando haya violencia, intimidaci¨®n o la voluntad de la v¨ªctima est¨¦ anulada. La incapacidad de hallar un terreno de acuerdo entre Unidas Podemos y el PSOE para decidir la reforma en forma de subtipo agravado o bien de agravante ha propiciado el primer pacto con la oposici¨®n conservadora por parte de los socialistas, con la virtud adicional de sumar a una buena ley al mismo PP que hab¨ªa votado en contra de ella. Descalificar ese acuerdo equivale a degradar a la misma democracia. El peor efecto pol¨ªtico de esta desgraciada historia ha sido la rebati?a pol¨ªtica entre los dos socios de gobierno porque ha sepultado la potencia normativa de la ley.
La reforma no devuelve al ¡°c¨®digo penal de la Manada¡± ni impone un retroceso de derechos de las mujeres ni la elevaci¨®n de penas afecta a la centralidad que el consentimiento sigue teniendo en la ley. No se ve ni rebajada ni maltratada en su ambiciosa b¨²squeda de protecci¨®n de derechos para las mujeres contra la violencia machista ¡ªuna violaci¨®n es un acto de violencia machista¡ª, y entre ellos figuran la creaci¨®n de los centros de crisis de 24 horas, el derecho a la reparaci¨®n o las rentas de inserci¨®n. Cabe esperar que baje el ruido que ha generado una disputa intragubernamental nacida de un error de t¨¦cnica jur¨ªdica y de un enrocamiento posterior, y logre cuajar la conciencia del valor pionero e internacional de una ley de protecci¨®n integral de las mujeres ante la violencia machista.
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