La derecha moderada en peligro de extinci¨®n
La abstenci¨®n del PP en la moci¨®n de censura de Vox es un nuevo s¨ªntoma inquietante en el camino de los conservadores europeos
El presidente del Gobierno de Espa?a viajar¨¢ la pr¨®xima semana a Pek¨ªn para una complicad¨ªsima reuni¨®n con el l¨ªder de la segunda potencia mundial en el momento geopol¨ªtico m¨¢s tenso y peligroso en d¨¦cadas. Si hubiese dependido de Vox, podr¨ªa haber sido Ram¨®n Tamames quien asistiera a ese encuentro u otros parecidos. El Partido Popular espa?ol no consider¨® que perspectivas de esa ¨ªndole justificaran votar ¡°no¡± a su candidatura, optando por una conveniente ¡ªpara sus intereses partidistas¡ª abstenci¨®n. Es el en¨¦simo s¨ªntoma de la triste agon¨ªa de la derecha moderada en Europa, que se ve adelantada, aniquilada o condicionada por la radical. Un breve repaso basta para situarse en la gravedad de la situaci¨®n.
La derecha moderada ya no existe en Italia, donde ese espacio ha sido ocupado sucesivamente por figuras como Berlusconi, Salvini o Meloni. El actual Gobierno no ha protagonizado, de momento, las acciones de sustancial erosi¨®n democr¨¢tica que algunos tem¨ªan, pero ha dejado ver sus rasgos extremos en las dram¨¢ticas circunstancias de un naufragio de migrantes hace unas semanas. Significativamente, fue el presidente Mattarella, un exdemocristiano, quien mantuvo alta la bandera de los valores de Italia con su silente homenaje ante los ata¨²des de las v¨ªctimas, en medio de un lamentable flujo de declaraciones. La Democracia Cristiana tuvo terribles monstruos en su armario, pero en ciertas cosas, a la vista del panorama actual, casi se la echa de menos.
En Francia, la derecha moderada se halla en estado cuasi moribundo, incapaz una y otra vez de llegar a la ronda final de las presidenciales y con Le Pen erigida en figura de referencia, mientras sujetos como Zemmour cosechan apoyos nada desde?ables.
En Alemania, la CDU protagoniza una paulatina ¡ªpero evidente¡ª trashumancia desde posiciones bastante centristas a otras de derecha m¨¢s rotunda bajo el mando del l¨ªder que sucedi¨® a Merkel, Friedrich Merz, mucho m¨¢s conservador que ella. El cord¨®n sanitario ante AfD resiste a escala nacional, pero a escala local empiezan a aflorar s¨ªntomas de mayor tolerancia, cuando no casi de cooperaci¨®n, como en el caso del voto conjunto en el distrito de Bautzen (Sajonia) para limitar las prestaciones a los refugiados.
En el flanco Este de la UE, la derecha moderada ha quedado pulverizada en los ¨²ltimos a?os a mano de ultraconservadores con tics iliberales como Orb¨¢n o Kaczynski.
En el Reino Unido, el Partido Conservador ha protagonizado una huida hacia el nacionalismo que sigue hoy en d¨ªa dif¨ªcil de creer, que ha causado su hundimiento en las encuestas. Rishi Sunak est¨¢ intentando poner la sordina en ciertos excesos. Est¨¢ por ver qu¨¦ conseguir¨¢.
En Espa?a, como acabamos de comprobar en un momento decisivo, el sedicente proyecto de moderaci¨®n que afirma encabezar el l¨ªder el PP no encuentra buen reflejo en la praxis de votaci¨®n parlamentaria.
Pulsiones ultraconservadoras, nacionalistas y proteccionistas recorren las entra?as de Europa, y a los populares les toca m¨¢s que a nadie la ingrata, dificil¨ªsima, tarea de lidiar con ello, porque ocurre sobre todo en su caladero.
Por supuesto, la familia socialdem¨®crata tambi¨¦n se mueve en aguas muy complicadas, se ve herida por derrotas, manchada por errores, lastrada por cohabitaciones m¨¢s que problem¨¢ticas. Pero desconf¨ªen de falsas equivalencias: son muy s¨®lidos los argumentos que inducen a la conclusi¨®n de que en Europa las derechas extremas representan un desaf¨ªo m¨¢s inquietante para el proyecto europeo com¨²n y los valores democr¨¢ticos que la izquierda extrema.
Ojal¨¢, por el bien de nuestros sistemas democr¨¢ticos, las derechas moderadas sepan resistir el asalto de las radicales. Quiz¨¢ hoy su principal representante sea Ursula von der Leyen. De nuevo, Bruselas se?ala caminos mejores que los nacionales.
Cada cent¨ªmetro importa en esta batalla. Cada palabra. Las que se dicen, y no solo. Matteo Renzi, expresidente del Gobierno italiano, sin duda cuestionable en varios aspectos de su gesti¨®n, pronunci¨® un bello discurso en el Parlamento con ocasi¨®n de la tragedia migratoria, lamentando ciertos desmanes oratorios de la derecha. En ¨¦l, mencion¨® una cita que atribuy¨® a la poetisa Alda Merini: ¡°Me gusta la gente que elige con cuidado las palabras que no hay que pronunciar¡±. Cada palabra importa en esta batalla. Las que se pronuncian, y las que no. Mejor, siempre, en sede parlamentaria, el templo de la democracia.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.