No lo llamen conciliar
Ninguna sociedad sana concebir¨ªa como un progreso tener a los cr¨ªos aparcados en la escuela los d¨ªas festivos mientras sus padres trabajan
¡°El amor de padres e hijos en este pa¨ªs es uno de los grandes poemas de la cristiandad¡±. La cita es de Chesterton y la escribi¨® durante un viaje a Tarragona, donde lo que m¨¢s le conmovi¨® no fue ni el anfiteatro ni el circo, sino la imagen de un padre y un ni?o jugando a tirar flechas en un bar.
Cuando lo le¨ª no lo entend¨ª muy bien, porque Chesterton no explica qu¨¦ ten¨ªan de distinto ese padre y ese ni?o espa?oles respecto del resto de padres e hijos del mundo. Pero unos d¨ªas despu¨¦s, me toc¨® viajar a un pa¨ªs muy europeo, de esos en los que no hay colillas por el suelo, en los se cena muy pronto y levantan estatuas a luteranos. All¨ª me di cuenta de que en su aeropuerto no hab¨ªa, como en Barajas, una cola espec¨ªfica para las familias. De que en el control nadie nos ofrec¨ªa pasar primero a quienes llev¨¢bamos un beb¨¦. De que mi anfitriona pregunt¨® en un restaurante si pod¨ªamos llevar un ni?o, algo que jam¨¢s se me ha ocurrido hacer en Espa?a.
En el vuelo de vuelta me toc¨® al lado de una inmigrante dominicana que viv¨ªa en ese pa¨ªs muy europeo. Era abuela de un cr¨ªo del que me habl¨® durante todo el viaje y me cont¨® que, aunque ten¨ªa tres a?os, a¨²n no iba al colegio, pues all¨ª era habitual no escolarizar a los ni?os en preescolar. Porque algunas familias prefer¨ªan cuidar de sus hijos pero, sobre todo, porque pod¨ªan.
Aqu¨ª, al contrario, el PSOE promover¨¢ la apertura de los colegios en horas no lectivas y en vacaciones. La medida ya fue propuesta por Lobato en Madrid y ha sido anunciada tambi¨¦n por Ayuso. Y, aunque podr¨ªamos pensar que por fin se ponen de acuerdo y lo hacen para que ganen las familias, la realidad es que la medida est¨¢ pensada para que no pierdan las empresas. En lugar de llamarla pol¨ªtica de conciliaci¨®n familiar, el PSOE la ha concebido como una ¡°pol¨ªtica de conciliaci¨®n laboral¡±, que viene a ser lo contrario.
Ser¨ªa inocente no reconocer que abrir los colegios durante las vacaciones escolares le viene muy bien a muchas familias, la mayor¨ªa de clase obrera. Pero ser¨ªa injusto no se?alar tambi¨¦n que no solo es un parche, sino que va en el sentido contrario al que deber¨ªa: ninguna sociedad sana concebir¨ªa como un progreso tener a los cr¨ªos aparcados en la escuela los d¨ªas festivos mientras sus padres trabajan. Solucionar la papeleta proponiendo que los ni?os pasen m¨¢s tiempo al cuidado del Estado u otras instituciones en lugar de facilitando que sus familias puedan cuidarlos en casa y llamarlo conciliaci¨®n es tener el rostro de hormig¨®n. Ponerles tronos a las causas y cadalsos a las consecuencias.
Si el viejo Chesterton volviera de entre los muertos y viajara a Tarragona, no volver¨ªa a disfrutar de aquella bella estampa, la del padre y el hijo jugando con un arco y unas flechas: el cr¨ªo estar¨ªa en el colegio, o en alguna extraescolar, o en el campamento de verano o en el taller de Navidad. En cualquier sitio menos con sus padres, que no podr¨ªan renunciar a largu¨ªsimas jornadas ni a hacer horas extra para cuidar de ¨¦l. As¨ª, tampoco sacar¨ªa esa conclusi¨®n tan bella, la de que la relaci¨®n padre e hijo en nuestro pa¨ªs es uno de los m¨¢s bellos poemas de la cristiandad. Porque el esp¨ªritu de un pueblo puede ser aniquilado por muchas v¨ªas. Y una de ellas es la cobard¨ªa pol¨ªtica.
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