Mecenazgo y compromiso
La reforma de la antigua ley de 2002 mejora las condiciones fiscales y los incentivos para las ayudas privadas a la creaci¨®n y la ciencia
Tras sucesivos y numerosos retrasos ha llegado por fin al Congreso la proposici¨®n de reforma de la ley de mecenazgo que numerosos sectores culturales, art¨ªsticos y cient¨ªficos reclamaban para actualizar el texto vigente desde 2002. Las resistencias que ha tenido que superar la nueva ley (a iniciativa del diputado Sergi Miquel del PdeCat) hasta su aprobaci¨®n este mi¨¦rcoles en la Comisi¨®n de Hacienda y Funci¨®n P¨²blica con la ¨²nica abstenci¨®n de Vox no han sido solo pol¨ªticas o fiscales sino de fondo hist¨®rico. Espa?a sigue con dificultades para apreciar el valor econ¨®mico de la cultura y apenas tiene cultura del mecenazgo como v¨ªa de canalizar y estimular la creaci¨®n cultural o la especializaci¨®n cient¨ªfica con compensaciones fiscales para donantes y mecenas dispuestos a impulsar la pluralidad de vocaciones con riesgo de verse frustradas por ausencia de mecanismos de apoyo p¨²blico o estatal. Pese al buen precedente de que en 2018 ya se aprobara una ley de mecenazgo, concretamente en la Comunidad Valenciana, las aportaciones particulares en Espa?a apenas suponen el 0,1% del PIB, seg¨²n datos de la Asociaci¨®n Espa?ola de Fundaciones. La cooperaci¨®n p¨²blico-privada es parte de la naturaleza misma de la sociedad contempor¨¢nea, donde parece tan extravagante que el Estado acapare la integridad de esas funciones como que el Estado quede exento por completo de ellas y entregue ¨ªntegramente a la sociedad el est¨ªmulo de las actividades y proyectos que pueden merecer una ayuda particular.
La nueva ley presenta novedades en la deducci¨®n en el IRPF que cubre el micromecenazgo de particulares. El tope de 150 euros para poder deducirse un 80% se eleva a 250. A partir de esa cifra, la deducci¨®n pasa del 35% actual al 40%. En el caso de las empresas tambi¨¦n aumentan las ventajas. A la vez, ampl¨ªa el espectro de posibles donaciones a instituciones p¨²blicas, admite que el mecenazgo se practique sin una aportaci¨®n econ¨®mica, sino a trav¨¦s de la prestaci¨®n de servicios, y estimula el micromecenazgo como f¨®rmula alternativa de apoyo a creadores, m¨²sicos, deportistas no profesionales o actividades relacionadas con el arte y la cultura.
El mecenazgo es una instituci¨®n cultural de car¨¢cter altruista que en Espa?a ha carecido tradicionalmente de una regulaci¨®n y un apoyo suficientes pese al arraigo que en otras culturas europeas tiene. Es verdad que pa¨ªses como Finlandia figuran en los puestos m¨¢s altos de mecenazgo de Europa sin una legislaci¨®n particularmente activa en incentivos fiscales, pero no parece esa raz¨®n suficiente para descartarlos. En numerosos pa¨ªses han sido ¨²tiles para fomentar las donaciones a particulares o empresas como instrumento de revitalizaci¨®n y dinamizaci¨®n cultural, cient¨ªfica e investigadora de una sociedad dispuesta a no desperdiciar el talento, las buenas ideas y las aptitudes singulares.
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