Vox: punk para se?oritos
Anda el partido de extrema derecha dividido entre apocal¨ªpticos e integrados. Los hay que, ablandados por la moqueta, quieren gobernar, y los hay que quieren seguir usando el esca?o para armar bulla
Eskorbuto declar¨® la muerte del punk en Santurce en 1986. Lo berrearon en su canci¨®n Ya no quedan m¨¢s cojones, que rimaba con el verso-proclama ¡°Eskorbuto a las elecciones¡±. No se presentaron nunca a nada y renegaron de cualquier portavoc¨ªa o activismo. Lo suyo era el nihilismo bestialista, sin mensaje, sin moraleja y sin prop¨®sito: el esp¨ªritu punk destilado en su rabia esencial, puro grito. Teniendo en cuenta la reacci¨®n del grupo cuando intentaron meterles en la movida del rock radical vasco, con sus vivas a ETA (lanzaron una canci¨®n de t¨ªtulo tan sutil como equ¨ªvoco: A la mierda el Pa¨ªs Vasco), ser¨ªa interesante escuchar la tonadilla que les inspirar¨ªa la querencia punk de la ultraderecha espa?ola.
Anda Vox dividido entre apocal¨ªpticos e integrados. Los hay que, ablandados por la moqueta, quieren gobernar, y los hay que quieren seguir usando el esca?o para armar bulla. A estos ¨²ltimos les ha dado por vindicarse como punks. Incluso teorizan sobre ello, como Juan Manuel Badenas, candidato a la alcald¨ªa de Valencia. En un art¨ªculo de la Fundaci¨®n Disenso estira el concepto tanto que dice que Quevedo fue el primer punki. Ser¨¢ por antepasados, pero me cuesta ver a unos j¨®venes con cresta bailando un pogo mientras miran los muros de la patria suya, si un tiempo fuertes, ya desmoronados.
Delirios hist¨®ricos y literarios aparte, no est¨¢ mal tirado eso del punkismo. Presentar el mismo programa electoral en todos los municipios de Espa?a es lo m¨¢s punki que se ha visto en la pol¨ªtica espa?ola desde Ruiz Mateos. Transmite un esp¨ªritu destructivo y un desinter¨¦s absoluto por cualquier proyecto constructivo. Como Eskorbuto en 1986, dicen: ¡°Ya no quedan m¨¢s cojones, Vox a las elecciones¡±. Con la excusa nacionalista de que la patria es la misma en Ceuta que en Ferrol, y lo que vale para el estrecho sirve para la r¨ªa, han vuelto a demostrar que el paso por consistorios y asambleas auton¨®micas no les ha domesticado, que persisten en los gru?idos y en la berrea, que no tienen opiniones sobre nada ni una idea del mundo. Tan solo interpelan a ese antisanchismo de ¡°obsesi¨®n monocorde capaz de confundirse con el ruido de la nevera¡±, en palabras de Diego S. Garrocho en Abc, y para eso es mejor no pensar ni aparentar que se piensa. As¨ª nadie se dar¨¢ cuenta de que los gritos de Eskorbuto eran gritos de tragedia, hechos de paro juvenil y f¨¢bricas en ruinas, mientras que los gritos de estos nuevos punkis son los del patr¨®n que reclama las perdices.
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