Si abril es el nuevo julio, ?c¨®mo ser¨¢ julio?
Frente a la crisis clim¨¢tica, ¡®laissez-faire¡¯ en t¨¦rminos econ¨®micos significa dejar morir en t¨¦rminos sociales. A partir de ahora, todas las elecciones ser¨¢n sobre el clima
Por muy agradable que sea pasar el A?o Nuevo en Barcelona a 20 grados o disfrutar de un clima veraniego en Madrid en primavera, estos episodios deber¨ªan ser incre¨ªblemente preocupantes. Anuncian el desastre inminente. El desplazamiento de las estaciones significa que, en lugar de veranos convencionales, en las pr¨®ximas d¨¦cadas nos enfrentaremos a situaciones cada vez m¨¢s extremas. Las olas de calor del a?o pasado se produjeron en el contexto de La Ni?a, que deprime las temperaturas globales; podr¨ªan haber sido incluso peores. Ahora llega El Ni?o, que eleva las temperaturas globales. Y los veranos de los pr¨®ximos veinte a?os seguir¨¢n empeorando.
Las consecuencias acumuladas del cambio clim¨¢tico son imposibles de ignorar. Las temperaturas r¨¦cord se combinan con una creciente crisis del agua, desde el ataque a la biodiversidad espa?ola en Do?ana (un claro ejemplo de ecocidio), hasta la sequ¨ªa en Catalu?a. Distintas zonas de Espa?a corren el riesgo de volverse cada vez m¨¢s inhabitables, hostiles para la agricultura, o inaccesibles para el turismo, durante periodos m¨¢s largos del a?o. La emergencia clim¨¢tica se acelerar¨¢ e intensificar¨¢. No se trata de un problema de futuro ni de un problema que vaya a desaparecer.
El cambio clim¨¢tico, como casi todo lo dem¨¢s, discrimina en funci¨®n de la clase social. Sus costes se soportan de forma desproporcionada. En una ola de calor, los acomodados pueden escapar de las ciudades y viajar a sus segundas residencias en unos lugares m¨¢s frescos. O tienen los recursos para encender unos costosos equipamientos de aire acondicionado, una soluci¨®n individual que agrava el problema colectivo. Los que no pueden permitirse ni lo uno ni lo otro correr¨¢n un riesgo mucho mayor en momentos de clima extremo. El cambio clim¨¢tico es una historia de desigualdad cuya m¨¢xima expresi¨®n se mide en t¨¦rminos de vida y muerte.
Esos costes de aguantar el calor ir¨¢n en aumento junto con la precariedad clim¨¢tica. Y los m¨¦todos individuales de supervivencia se convertir¨¢n cada vez m¨¢s en un lujo, a medida que una parte creciente de la poblaci¨®n se vea en peligro. Ninguna exenci¨®n fiscal va a hacer a la gente inmune a los efectos del cambio clim¨¢tico. Este problema colectivo s¨®lo puede remediarse mediante la acci¨®n colectiva. Laissez-faire en t¨¦rminos econ¨®micos significa dejar morir en t¨¦rminos sociales.
Es un t¨®pico pol¨ªtico hablar del ¡°voto de tu vida¡±. Pero nos guste o no, en el contexto actual todas las elecciones que se celebren en el futuro ser¨¢n elecciones clim¨¢ticas. Sus resultados tendr¨¢n consecuencias relevantes para la supervivencia humana. Las elecciones municipales y regionales no son secundarias, sino fundamentales. Las pol¨ªticas p¨²blicas pueden marcar la diferencia en cuanto a la habitabilidad de las ciudades; las intervenciones espec¨ªficas (por ejemplo, aumentar la cubierta arb¨®rea, reducir la circulaci¨®n de veh¨ªculos de combusti¨®n interna, aumentar las fuentes de agua p¨²blicas) pueden reducir las temperaturas, mejorar la calidad de vida y contribuir a que la gente no se quede atrapada en casa, as¨¢ndose de calor.
El resto de la d¨¦cada exigir¨¢ una serie de cambios sin precedentes de la econom¨ªa y el entorno construido para cumplir los objetivos de la descarbonizaci¨®n. Supondr¨¢ ¡°la mayor transformaci¨®n industrial de nuestro tiempo¡±, seg¨²n Ursula Von der Leyen, presidenta de la Comisi¨®n Europea. Los pr¨®ximos a?os tienen una importancia decisiva. Es f¨¢cil distraerse, pero, aunque nos olvidemos de la emergencia, la emergencia no se olvida de nosotros.
A pesar de las consecuencias que se avecinan, tambi¨¦n hay lugar para el optimismo. La transici¨®n energ¨¦tica y el progresivo abandono de los combustibles f¨®siles ¡ªculpables de las emisiones de carbono que generan el calentamiento global¡ª est¨¢n bien encaminados a medida que la energ¨ªa solar y e¨®lica se hacen m¨¢s abundantes y baratas, con Espa?a a la vanguardia en Europa. Cuanto m¨¢s r¨¢pido se lleve a cabo esta transici¨®n, mayores ser¨¢n las consecuencias negativas que se evitar¨¢n y, en definitiva, m¨¢s vidas se salvar¨¢n. La invasi¨®n de Ucrania ha acelerado este fen¨®meno y ha empezado a dejar claro que una postura de abolicionismo del carbono es a la vez un imperativo de seguridad, una estrategia econ¨®mica y un deber moral.
El 28-M se celebrar¨¢n una contienda entre los partidos que hicieron caso a sus primos y los que escuchaban a los cient¨ªficos en materia clim¨¢tica. Entre los que siguen negando y retrasando y los que est¨¢n impulsando revoluci¨®n de las energ¨ªas renovables. Entre la opci¨®n radical de ignorar el cambio clim¨¢tico y sus consecuencias y la opci¨®n m¨¢s prudente, incluso conservadora, de votar para proteger a Espa?a y a sus familias.
Porque si este abril nos ayuda a imaginar c¨®mo va a ser en julio, 2023 deber¨ªa ayudarnos a imaginar c¨®mo va a ser en 2027 si no se toman las necesarias medidas urgentes.
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