Venezuela, ?otro d¨ªa de la marmota?
El pa¨ªs, lamentablemente, es un ejemplo de lo relativamente sencillo que es desmontar una democracia y lo retador que resulta retomarla
El exdiputado Juan Guaid¨® sali¨® finalmente de Venezuela y sin fecha de retorno a un exilio que fue augurado desde 2019. El fin de la era Guaid¨® permite reiterar la pregunta sobre cu¨¢l es el camino para retomar la democracia en el pa¨ªs. La ruta electoral es plausible, pero es larga, no est¨¢ exenta de riesgos y obst¨¢culos.
Cuando se hace referencia a Venezuela, en algunos escenarios solemos escuchar que venimos del futuro y m¨¢s de una vez nos identificamos con ese rizo del tiempo de la pel¨ªcula El d¨ªa de la marmota, en la cual el protagonista vive el mismo d¨ªa una y otra vez, sin posibilidad de avanzar aunque haga muchas actividades.
Tales comparaciones sobresimplificadas implican que el pa¨ªs es una especie de laboratorio pol¨ªtico, donde se han vivido anticipadamente fen¨®menos como polarizaci¨®n pol¨ªtica, populismo autoritario, fake news y fabricaci¨®n de hechos alternativos. Adem¨¢s de que es un espacio en donde ocurren situaciones ins¨®litas, entre esas el Gobierno interino, que terminan en un fracaso y nos alejan cada vez m¨¢s de la meta de volver a la democracia.
Venezuela, lamentablemente, es un ejemplo de lo relativamente sencillo que es desmontar una democracia y lo retador que resulta retomarla.
Con la salida de Guaid¨® concluye una de las pruebas m¨¢s extremas que hayamos vivido: un Gobierno interino que fue respaldado por m¨¢s de 60 pa¨ªses que desconoc¨ªan al mandatario Nicol¨¢s Maduro. Cuando Guaid¨® se proclam¨® presidente interino en 2019, expuso su mantra: cese de la usurpaci¨®n, Gobierno de transici¨®n y elecciones libres. La ventana de oportunidad se cerr¨® en menos de tres meses, aunque el interinato sobrevivi¨® cuatro a?os.
El cese formal del interinato en diciembre de 2022 no fue seguido de un plan pol¨ªtico. En enero de 2023, la mayor¨ªa de la oposici¨®n representada en la Asamblea Nacional de 2015 escogi¨® como l¨ªder a la parlamentaria Dinorah Figuera, quien est¨¢ exiliada en Espa?a. La propuesta que se enunci¨® fue: consolidar la unidad, despartidizar los activos (recursos p¨²blicos en el extranjero) y rendir cuentas.
Solo me voy a referir al asunto de la unidad en la oposici¨®n por considerar que es clave para reencauzar la lucha por la democratizaci¨®n.
La posici¨®n de los partidos pol¨ªticos mayoritarios es ce?irse a la v¨ªa electoral. El ciclo electoral contempla primarias opositoras en octubre de este a?o, elecciones presidenciales en 2024 y parlamentarias en 2025.
Es una propuesta razonable aunque llena de obst¨¢culos. Al no haber garant¨ªas de integridad, se pas¨® de una petici¨®n de elecciones libres y verificables con est¨¢ndares internacionales, a solo elecciones en las mejores condiciones posibles.
Hay discrepancias sobre el objetivo de las primarias. El proceso es tan fr¨¢gil que se teme que en cualquier momento sea abortado. Sin embargo, cuenta con una gran ventaja: la comisi¨®n a cargo de la organizaci¨®n, encabezada por Jos¨¦ Mar¨ªa Casal, est¨¢ integrada por varios de los venezolanos con mayor reconocimiento en sus respectivas ¨¢reas.
Entre aproximadamente 10 precandidatos que han expresado su intenci¨®n de postularse a esta contienda interna, quien se erige como favorita para ganar es Mar¨ªa Corina Machado, una l¨ªder radical, que no ha cedido un ¨¢pice en su enfrentamiento con el Gobierno de Maduro. Esto la acerca a los votantes que en las encuestas han expresado su hartazgo con la dirigencia pol¨ªtica, pero, de acuerdo con sus rivales, aleja la posibilidad de que, si eventualmente ganara, pudiese ser una opci¨®n en la elecci¨®n presidencial, especialmente, porque el madurismo no la dejar¨ªa llegar.
El otro candidato que puntea encuestas es un c¨®mico muy popular que es conocido por su personaje irreverente El Conde del Guacharo. Como pol¨ªtico, Benjam¨ªn Rausseo evita pronunciarse sobre temas pol¨¦micos, como es la relaci¨®n con Cuba. Esa renuencia puede deberse a que goza de simpat¨ªas en la base chavista. Entra en la categor¨ªa outsider, una posibilidad pronosticada dado el clima de descontento en el pa¨ªs. Por otro lado, otro aspirante como es Henrique Capriles Radonski, excandidato presidencial, est¨¢ inhabilitado pol¨ªticamente.
Hay otros grupos de oposici¨®n, que si bien no tienen muchos votos y no van a participar en las primarias, tienen alg¨²n tipo de influencia y relaciones con el Gobierno de Maduro. Su hip¨®tesis es aceptar que el autoritarismo tiene el poder, lo cual plantea una cohabitaci¨®n, con pocas posibilidades de cambio de sistema. En esta l¨ªnea se est¨¢n orientando algunos sectores empresariales. Desde mi perspectiva es el escenario que se vivi¨® con Daniel Ortega, en Nicaragua, antes de 2018. Y ya sabemos en qu¨¦ termin¨®.
Mientras, no hay un consenso dentro de la oposici¨®n sobre qu¨¦ hacer para volver a la democracia y que ese acuerdo sea ejecutable; en el lado del madurismo no solo se estabilizaron, sino que despliegan acciones diplom¨¢ticas, para acercarse a pa¨ªses que no le reconocen. Sobre todo, buscan lograr que Estados Unidos alivie las sanciones sectoriales. Tienen un canal de conversaci¨®n con el Gobierno de Joe Biden por negociaciones para intercambios de presos de nacionalidad estadounidense. El enviado presidencial de Estados Unidos para rehenes, Rogers Carstens, ha estado muy activo en este tipo de conversaciones.
Por si fuera poco, la crisis venezolana ha generado un agotamiento en aliados internacionales. La reuni¨®n pol¨ªtica en Bogot¨¢, organizada por el Gobierno de Petro el 25 de abril fue considerado un encuentro con pocos resultados. Uno de sus asistentes me explicaba que no solo fue desordenada, sino que realmente el poder de cualquier acuerdo pasa por los Estados Unidos.
?Entonces, se preguntar¨¢n, no hay nada que hacer?
Al contrario, creo que ahora es cuando m¨¢s de se debe hacer, pero teniendo en cuenta que la ruta electoral es tortuosa, que los aliados internacionales, entre ellos Espa?a, deben tener presente que en el Gobierno de Maduro hay presos pol¨ªticos, v¨ªctimas de tortura y ha habido violaciones de derechos humanos; que los partidos pol¨ªticos necesitan hoy apoyo como columna central para organizar la movilizaci¨®n de electores.
En El D¨ªa de la marmota se rompe el hechizo cuando el protagonista cambia de verdad. En este caso, les toca a los l¨ªderes y dirigentes pol¨ªticos venezolanos ser los motores de ese cambio interno. Una exigencia que, percibo, les est¨¢n haciendo desde distintos sectores, entre ellos los venezolanos de a pie.
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