?A formar la fila!
M¨¢s f¨¢cil ser¨ªa que quienes emigran en Am¨¦rica Latina defendieran en sus pa¨ªses el modelo de propiedad privada e inversi¨®n privada, en lugar de luego ir a buscarlos en penosas alambradas que los rechazan
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Una vez m¨¢s, ha habido incidentes en la frontera norteamericana, como cada vez que las autoridades de M¨¦xico levantan la prohibici¨®n y la masa de latinoamericanos avanza hacia Estados Unidos, que, con este motivo, suele ser reforzada por soldados armados. El episodio se repite constantemente y, lo m¨¢s probable, en estos tiempos dif¨ªciles para Am¨¦rica Latina, es que eso suceda con mucha frecuencia. Cientos de miles de latinoamericanos aspiran a trabajar en EE UU, pero carecen de visa de trabajo y, al paso que van las cosas, es muy probable que ese permiso no lo obtengan de inmediato porque el clima ya no es muy receptivo en los pa¨ªses hacia los cuales aquellos se quieren desplazar. Los problemas en la frontera se ir¨¢n repitiendo cada vez m¨¢s, ante buscadores de trabajo que ser¨¢n m¨¢s y m¨¢s numerosos.
Hemos visto en la televisi¨®n, con pesar, a familias enteras que aspiran a superar esas fronteras. Y la verdad es que EE UU no puede recibir de golpe a todos quienes deseen vivir all¨ª, porque hace ya mucho en este campo. Los cubanos, por ejemplo, tienen derecho a asilarse de manera preferente y a obtener un trabajo. Y lo mismo sucede con otros pa¨ªses que han sido sometidos a una intervenci¨®n o a un r¨¦gimen abusivo. Pero, lamentablemente, un pa¨ªs no puede abrir las puertas a inmigrantes sin limitaci¨®n, por amplio que sea y muchos trabajos de que disponga, porque eso tiene consecuencias sociales y pol¨ªticas traum¨¢ticas y genera tensiones. Los latinoamericanos que rodean estas fronteras corren el riesgo de verse frustrados y apartados de aquello que buscan.
?Y qu¨¦ buscan quienes quieren entrar a Estados Unidos a como d¨¦ lugar? Ante todo, una seguridad de la que carecen en sus propios pa¨ªses. Y luego, la posibilidad de tener un capital que permita educar a sus hijos en un buen colegio y, siempre que sea posible, en una buena universidad. Lo curioso es que muchos de los latinos que andan en estas fronteras votaron, en sus pa¨ªses, porque pasaran al Estado muchas propiedades privadas y se manifestaron de manera entusiasta cada vez que el Gobierno se apropiaba de bienes ajenos y se convert¨ªa en un Estado paternalista. A menudo votaron tambi¨¦n por gobiernos cuyas pol¨ªticas eran las mismas que antes y hab¨ªan provocado inflaci¨®n, desempleo y miseria. Hay en esto una contradicci¨®n de las muchas que caracterizan a Am¨¦rica Latina. ?Por qu¨¦ ir a buscar a EE UU lo que reh¨²san en su propio pa¨ªs? La incoherencia es flagrante y, desde luego, lamentable. M¨¢s f¨¢cil ser¨ªa, en vista de las enormes dificultades que tienen para instalarse en los pa¨ªses desarrollados, que defendieran el modelo de propiedad privada e inversi¨®n privada en sus propios pa¨ªses, en lugar de detestar a estos y luego ir a buscarlos en penosas alambradas que los rechazan.
Este es uno de los muchos misterios que caracterizan a Am¨¦rica Latina: la insistencia en apoyar, en una primera instancia, propuestas que los condenan a tener que emigrar a otro pa¨ªs para empezar de nuevo, sin la menor garant¨ªa de que puedan lograrlo. Sin los entusiasmos de las masas obreras y muchos trabajadores de clase media por el populismo, Latinoam¨¦rica no andar¨ªa tan mal como anda, es decir, repitiendo modelos que no han triunfado en parte alguna, y que, m¨¢s bien, han precipitado a sus pa¨ªses en un fracaso econ¨®mico monumental. Es el caso, sin ir muy lejos, de Venezuela, que era un pa¨ªs donde todos los latinoamericanos quer¨ªan trabajar, porque las buenas nuevas estaban de su lado (lleg¨® en una ¨¦poca a ser conocida como la ¡°Venezuela saud¨ª¡±), en tanto que hoy, luego de furibundas nacionalizaciones, el pa¨ªs se halla en ruinas y ha expulsado nada menos que a siete millones de venezolanos a los que no puede dar trabajo y que han ido a buscarlo a otros lugares. Cito a Venezuela porque es el caso m¨¢s dram¨¢tico, pero la verdad es que su mal ejemplo ha cundido hasta llegar nada menos que a Colombia, que sol¨ªa ser un pa¨ªs bien orientado y que ahora, en manos de Gustavo Petro, va de mal en peor.
Esta paradoja, en la que los latinoamericanos buscan desesperadamente instalarse en pa¨ªses ¡°superiores¡± porque all¨ª tienen trabajo y disfrutan de la seguridad jur¨ªdica que impera, se repite una y otra vez desde tiempos inmemoriales. El problema, simplemente, no tiene soluci¨®n mientras no corrijan la tendencia a votar por quienes los expulsan de sus pa¨ªses por las nefastas pol¨ªticas que aplican. O la soluci¨®n, en realidad, es muy simple y consiste en crear situaciones en las que los latinoamericanos no tengan que desplazarse porque los modelos que buscan los tendr¨ªan en la propia casa, si se atrevieran a aplicarlos. No es racional, por decir lo menos, que no apuesten, en sus propios hogares, por instalar aquello a lo que aspiran, lo que ser¨ªa m¨¢s coherente. Es decir, unas econom¨ªas fundadas en el trabajo, el ahorro y la inversi¨®n, como en EE UU, por ejemplo, donde tantos latinos quisieran instalarse, porque all¨ª s¨ª tienen la seguridad de sus ingresos y un futuro m¨¢s o menos garantizado. No es sensato que rechacen un modelo social yendo a buscarlo luego de un sinn¨²mero de sacrificios, pudiendo imitarlo. Mucho me temo, sin embargo, que esta contradicci¨®n seguir¨¢ llenando las fronteras de los pa¨ªses desarrollados de una manera creciente, porque el llamado ¡°tercer mundo¡± fracasa, una y otra vez, a la hora de fijarse un rumbo. La verdad es que, ahora, el panorama es bastante desolador en Am¨¦rica Latina, porque, con excepci¨®n del Uruguay, el Ecuador (donde, sin embargo, la izquierda cercana a Rafael Correa trata de destruir al Gobierno de Guillermo Lasso) y la Rep¨²blica Dominicana, se ha optado por modelos sociales sin ¨¦xito alguno y que obligan a sus naturales a emigrar, haciendo colas, sin muchas esperanzas, ante las fronteras que se defienden con alambradas y soldados.
Y esta realidad es solo un ejemplo de las muchas paradojas que caracterizan a la Am¨¦rica Latina de nuestros d¨ªas. ?Cu¨¢les son los ejemplos que nuestros pa¨ªses imitan? Los que han fracasado de manera sistem¨¢tica. No hay un solo caso en que las nacionalizaciones, el gasto desenfrenado y el proteccionismo hayan tenido ¨¦xito. Y, en el caso de los pa¨ªses n¨®rdicos, que sol¨ªan servir de ejemplo a quienes defend¨ªan los bienes nacionales para todos, siento mucho decirles que ya no sirven, porque estos pa¨ªses han terminado, tambi¨¦n, por rendirse a la evidencia. Mientras Am¨¦rica Latina no lo comprenda, seguir¨¢ su decadencia. Y sus riquezas y empresarios, naturalmente, huir¨¢n, como han hecho en Venezuela. Ellos est¨¢n ahora en Madrid, por ejemplo, gozando de la libertad, de sus instalaciones y su seguridad, a la que acuden tambi¨¦n muchos otros latinoamericanos en busca de trabajo.
En alg¨²n momento, Am¨¦rica Latina pareci¨® haber elegido bien su rumbo. Los capitales acud¨ªan a esos pa¨ªses donde todo estaba por hacer. Un buen d¨ªa esa buena disposici¨®n se evapor¨® y la reemplaz¨® una fren¨¦tica vocaci¨®n estatista, que ha llevado a la ruina a muchas naciones latinoamericanas y har¨¢ que quienes se han salvado hasta ahora, se hundan en la escasez y la ruina. ?Hay alguna esperanza de que cambien las cosas? Ser¨¢ necesario que los pa¨ªses que eligieron mal sus modelos sociales se arrepientan de los mismos y rehagan su estructura en funci¨®n de una realidad que est¨¢ all¨ª, ofreci¨¦ndose para quienes quieren verla.
Por primera vez, nuestros pa¨ªses pueden elegir la prosperidad o la pobreza. Eso no hab¨ªa ocurrido hasta hace poco tiempo. Lo que no cabe en nuestra ¨¦poca es continuar en el error, como han hecho tantas naciones en v¨ªas de desarrollo. Esas largas colas en las puertas de los pa¨ªses desarrollados, EE UU por ejemplo, indican una equivocaci¨®n gigantesca. Y una lecci¨®n para quienes quieran acatarla.
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