Por qu¨¦ gana Erdogan
El resultado de la primera vuelta de las elecciones presidenciales turcas no se puede comprender sin tener en cuenta el vuelco del electorado hacia el nacionalismo.
Cuesta no sentir decepci¨®n por el resultado de la primera vuelta de la elecciones presidenciales y parlamentarias del 14 de mayo en Turqu¨ªa. En una campa?a signada por las secuelas del enorme terremoto de febrero, crecientes problemas econ¨®micos y profundizaci¨®n de la corrupci¨®n, hab¨ªa muchas esperanzas de que el Gobierno cada vez m¨¢s autoritario (que ya lleva veinte a?os) del presidente Recep Tayyip Erdogan llegara a su fin. Algunas encuestas se?alaban que la coalici¨®n de seis partidos de la oposici¨®n liderada por el centroizquierdista Kemal K?l??daro?lu, del Partido Republicano del Pueblo (CHP por sus siglas en turco), pod¨ªa alcanzar la mayor¨ªa o por lo menos llegar a la segunda vuelta con ventaja sobre Erdogan.
Al final, Turqu¨ªa vuelve a las urnas el 28 de mayo con Erdogan en posici¨®n dominante, tras haber recibido el 49,5% de los votos. K?l??daro?lu obtuvo menos del 45%, y el resto se lo llev¨® un candidato ultraderechista y xen¨®fobo, Sinan O?an, que ayer anunci¨® que apoyar¨¢ a Erdogan.
Aqu¨ª fall¨® algo m¨¢s fundamental que unas encuestas que se equivocaron. El resultado de la primera vuelta de las elecciones no se puede comprender sin tener en cuenta el vuelco del electorado turco hacia el nacionalismo.
El cambio es reflejo del prolongado conflicto con los separatistas kurdos en el sudeste del pa¨ªs, de los ingresos masivos de refugiados de Oriente Pr¨®ximo y de d¨¦cadas de propaganda que llevaron adelante los principales medios de prensa y el Partido de la Justicia y el Desarrollo (AKP) de Erdogan. En la elecci¨®n parlamentaria, el AKP, su socio de coalici¨®n el Movimiento del Partido Nacionalista (MHP), el Partido del Bien (?yiP, segundo miembro de la coalici¨®n opositora) y al menos otros tres partidos presentaron plataformas nacionalistas. El MHP, por ejemplo, recibi¨® m¨¢s del 10% de los votos, a pesar de haber hecho una campa?a ineficaz al mando de un l¨ªder enfermo y desconectado de la realidad.
As¨ª pues, el nacionalismo combativo de Erdogan despert¨® m¨¢s resonancias en el electorado que la campa?a de moderaci¨®n y combate a la corrupci¨®n de K?l??daro?lu, en particular porque este pertenece a la minor¨ªa alev¨ª (que es una variante del ch¨ªismo en un pa¨ªs mayoritariamente sun¨ª) y tuvo el apoyo impl¨ªcito del partido y los votantes kurdos.
Pero hay que evitar dos interpretaciones simplistas del resultado de las elecciones. La primera es que les guste o no a los urbanitas educados, el resultado refleja la voluntad democr¨¢tica de la poblaci¨®n turca. La segunda es lo opuesto: que fueron unas elecciones de mentira, orquestadas por un aut¨®crata.
La verdad es que muchos votantes turcos apoyaron a Erdogan, pese a reconocer que la corrupci¨®n en su partido ha alcanzado proporciones astron¨®micas y que la mala gesti¨®n econ¨®mica ha provocado una inflaci¨®n de tres d¨ªgitos y graves padecimientos. Lo apoyaron incluso en ¨¢reas muy afectadas por el terremoto, donde las pr¨¢cticas corruptas del AKP fueron un factor importante del grado incre¨ªble de devastaci¨®n y p¨¦rdida de vidas.
Pero tampoco puede decirse que las elecciones hayan sido libres y justas. La televisi¨®n y los medios impresos est¨¢n bajo control casi total de Erdogan y de sus aliados. El l¨ªder del partido minoritario kurdo lleva varios a?os en prisi¨®n; la justicia y buena parte de la burocracia ya no son independientes y se muestran sistem¨¢ticamente obedientes a Erdogan.
Erdogan y el AKP tambi¨¦n usan los recursos del Estado para sostener la enorme red clientelar que crearon y para beneficiar a distritos electorales clave. Los aumentos del salario m¨ªnimo y de los sueldos estatales, el cr¨¦dito barato de bancos p¨²blicos para empresas aliadas y la presi¨®n sobre las compa?¨ªas para que conserven puestos de trabajo, incluso en momentos dif¨ªciles, han servido para consolidar la lealtad de los votantes. Una de las razones del apoyo que recibi¨® Erdogan en las zonas alcanzadas por el terremoto es que respondi¨® con la entrega (en persona) de dinero en efectivo, puestos de trabajo en el Estado y promesas de casas nuevas a los afectados.
Pero m¨¢s all¨¢ de que los opositores a Erdogan hayan vuelto a subestimar el uso h¨¢bil que hace de las organizaciones locales del AKP y de las redes clientelares y su capacidad para comprender lo que piensan muchos votantes, el resultado de las elecciones es mala noticia para el futuro de las instituciones turcas. El control que Erdogan ejerce sobre los medios, sobre la justicia y sobre la burocracia (incluido el banco central) se fortalecer¨¢. La adopci¨®n de pol¨ªticas para frenar la corrupci¨®n o corregir la mala gesti¨®n econ¨®mica parece lejana.
Los optimistas pueden decir que la diferencia de esca?os del AKP en el Parlamento se redujo. Pero es posible que despu¨¦s de la segunda vuelta, Erdogan tenga m¨¢s control del Parlamento que antes. La presidencia imperial que cre¨® ha debilitado la funci¨®n del Parlamento, y la oposici¨®n all¨ª estar¨¢ m¨¢s dividida. El CHP ha perdido esca?os, porque la oposici¨®n se fragment¨® y su l¨ªder, K?l??daro?lu, dio algunos esca?os seguros del CHP a partidos aliados m¨¢s peque?os para mantener unida a la coalici¨®n opositora detr¨¢s de su candidatura.
Adem¨¢s, la econom¨ªa turca est¨¢ en serios problemas. La productividad agregada lleva m¨¢s de 15 a?os estancada, y un deterioro general de las instituciones econ¨®micas provoca que la inflaci¨®n est¨¦ pr¨¢cticamente fuera de control. Tanto las corporaciones no financieras como los bancos tienen problemas de balance, presagio de una debacle mayor en un futuro cercano. Tras quedarse sin reservas de divisa extranjera en 2021, el banco central se ha vuelto dependiente de la ayuda de pa¨ªses amigos, y el uso electoral del gasto p¨²blico por parte del AKP agot¨® los recursos fiscales, en un momento en que el Estado necesitar¨¢ financiaci¨®n a gran escala para reconstruir las regiones devastadas por el terremoto.
Cuesta imaginar una normalizaci¨®n de la econom¨ªa sin un ingreso masivo de recursos, que dif¨ªcilmente llegar¨¢ si no hay se?ales claras de que el gobierno adoptar¨¢ pol¨ªticas m¨¢s convencionales.
Pero el AKP y sus aliados en la burocracia no tienen la experiencia necesaria para guiar a la econom¨ªa en estos tiempos dif¨ªciles. Varios economistas y bur¨®cratas que simpatizaban con el conservadurismo del partido y estaban dispuestos a trabajar con ¨¦l fueron expulsados del c¨ªrculo ¨ªntimo de Erdogan para hacerles lugar a incondicionales.
La elecci¨®n en Turqu¨ªa incluye ense?anzas m¨¢s amplias. En primer lugar, el ¨¦xito de Erdogan es buena noticia para otros populistas y l¨ªderes autoritarios de derecha, como Narendra Modi en la India y Donald Trump en los Estados Unidos, que probablemente seguir¨¢n usando t¨¢cticas similares y una ret¨®rica nacionalista agresiva para movilizar a sus bases de apoyo y profundizar la polarizaci¨®n.
En segundo lugar, la experiencia turca durante los pr¨®ximos meses revelar¨¢ las consecuencias econ¨®micas de esta clase de pol¨ªtica, qui¨¦n pagar¨¢ el precio y c¨®mo responder¨¢n los capitales locales y extranjeros. El autoritarismo suele ir acompa?ado de mala gesti¨®n econ¨®mica y lo que suceda en Turqu¨ªa no quedar¨¢ en Turqu¨ªa.
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