Hay una derecha que no quiere ciza?a
El PP est¨¢ muy solo para llegar a La Moncloa si busca para su alianza a la ultraderecha, que provoca rechazo en partidos regionales
Hay una Espa?a que no quiere l¨ªos, que no busca ciza?a. Ve de lejos el cainismo que supone Vox para nuestro pa¨ªs y recela con que se expanda. Y es en esa Espa?a de alma regionalista, silente y tan a menudo ignorada, donde Alberto N¨²?ez Feij¨®o podr¨ªa sufrir tras este 28 de mayo. El Partido Popular est¨¢ muy solo para llegar de la mano de la ultraderecha a La Moncloa.
Y es que hay al menos tres autonom¨ªas que el PP sue?a con recuperar este domingo ¡ªIslas Baleares, Canarias y Arag¨®n¡ª donde la batalla se intuye ajustada, y el papel de ciertos partidos regionalistas podr¨ªa ser clave para decantar la balanza a izquierda o derecha. El hecho es que tanto el PI (Proposta per les Illes), como Coalici¨®n Canaria o Arag¨®n Existe no descartar¨ªan entenderse con los populares, si sumaran en solitario. El problema es que ya han avisado de que no quieren pactar con Vox, en caso de que mediara en la ecuaci¨®n. El PSOE se frota las manos.
Es la paradoja del bar¨®n Feij¨®o. El l¨ªder de las cuatro mayor¨ªas absolutas en Galicia, el presidente ruralista al que la ultraderecha lleg¨® a tachar de ¡°nacionalista¡± ¡ªgallego¡ª se podr¨ªa ver ahora salpicado tambi¨¦n por el ostracismo moral de Vox en la Espa?a de las regiones. El problema de la derecha actual no va solo del independentismo en Catalu?a o Euskadi. Hay una Espa?a mod¨¦lica, que no tiene ansias de ruptura ni de autodeterminaci¨®n, que tampoco quiere saber nada de quienes impugnan su autonom¨ªa o traen crispaci¨®n.
Lo apreci¨¦ invitada al debate de la televisi¨®n p¨²blica canaria esta semana, donde Vox no ten¨ªa atril porque no cuenta con representaci¨®n auton¨®mica. Alg¨²n periodista del lugar me habl¨® de la incomodidad en Coalici¨®n Canaria ante la hip¨®tesis de recibir sus votos para gobernar; antes preferir¨ªan a otros partidos insulares, como la Agrupaci¨®n Socialista Gomera ¡ªahora socia del PSOE¡ª.
Lo palp¨¦ dando una conferencia en Mallorca hace un mes, donde j¨®venes simpatizantes del PI me reconocieron su rechazo al partido de Santiago Abascal. Ante la duda, su tendencia ser¨ªa a apoyar al PSIB, con quien ya mantienen pactos municipales. Algo parecido le ocurre a Arag¨®n Existe, si tuviera que elegir entre apoyar al PP con Vox mediante, o a Javier Lamb¨¢n.
Ahora bien, la izquierda no deber¨ªa cantar victoria. La sed de poder, de visibilidad, o de pactos por parte del regionalismo podr¨ªa arrojar piruetas poselectorales, pese a la repulsa que les produce cualquier cercan¨ªa con la ultraderecha. El PP bien podr¨ªa intentar acordar con todos por separado, o buscar el favor de otras fuerzas regionales del arco parlamentario, orillando a Vox.
Aunque los partidos regionales han demostrado ya una l¨²cida intuici¨®n: ?qu¨¦ aporta Vox en la Espa?a territorial? Existe incluso la percepci¨®n de que est¨¢ desconectado del d¨ªa a d¨ªa municipal, o de que sus tribunas solo est¨¢n para seguir alimentando la confrontaci¨®n a escala nacional. V¨¦anse los discursos de su vicepresidente en Castilla y Le¨®n, Juan Garc¨ªa-Gallardo, tan frecuentes en los telediarios estatales.
La propia ultraderecha sabe que su presencia a¨ªsla al PP. Ya en las elecciones castellanoleonesas de 2022 se pensaba que Alfonso Fern¨¢ndez Ma?ueco podr¨ªa necesitar de plataformas como Soria Ya o Por ?vila para gobernar. No se dio el caso, pero fue curioso ver el equilibrismo de Vox para compatibilizar su nacionalismo espa?ol frente a esas otras reivindicaciones o identidades. Reconoci¨® el sentimiento de abandono de la Espa?a vaciada, eso s¨ª, culpando al independentismo catal¨¢n o al ¡°centralismo auton¨®mico¡±.
Jam¨¢s se percibi¨® en la pol¨ªtica espa?ola un clima de tanta incompatibilidad hacia una formaci¨®n como ocurre hoy con Vox ¡ªprueba es su soledad en las mociones de censura en el Congreso¡ª. Si algo es compartido en Espa?a son identidades regionales, y el amor por los rasgos propios culturales, las lenguas, la capacidad de autogobernarse; en definitiva: las diferencias territoriales de las que el propio PP en sus mejores tiempos hizo gala.
Tal vez Feij¨®o cree que puede elaborar una mayor¨ªa alternativa con apoyo de partidos regionalistas para llegar a La Moncloa, sin necesidad de meter a Vox en el Ejecutivo ¡ªpor ejemplo, con el PNV¡ª. La realidad es que cada vez cabe menos duda del malestar territorial que muchos auguran que traer¨¢ la ultraderecha si llega a gobernar este pa¨ªs. Hay una Espa?a que no quiere ciza?a y oh, sorpresa, no est¨¢ solo en los partidos regionales. Es mayoritaria.
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