Lo siniestro y lo bello
Buscamos rodearnos de belleza y celebramos el olvido como estrategia para evadirnos y sortear lo oscuro, para quedarnos m¨¢s ac¨¢ del dolor y del espanto, pero necesitamos el arte y la ficci¨®n para explorar el l¨ªmite sin censura
Sigmund Freud public¨® Lo siniestro en 1919, pero cuando escrib¨ªa T¨®tem y tab¨² (1913) este tema de lo terror¨ªfico, lo que excita angustia y horror, ya le rondaba.
El fundador del psicoan¨¢lisis parte de la definici¨®n de Schelling: siniestro es aquello que, estando destinado a permanecer oculto, se revela. Eugenio Tr¨ªas lleva esta idea a su est¨¦tica del l¨ªmite: lo siniestro es condici¨®n y l¨ªmite de lo bello, y debe estar presente bajo la forma de ausencia. Es una concepci¨®n similar a la de Rilke, para quien lo bello es el comienzo de lo terrible que todav¨ªa podemos soportar.
Lo siniestro se relaciona con lo extra?amente familiar e ¨ªntimo, y sin embargo, tambi¨¦n con lo extra?amente ajeno, lo inquietante y l¨²gubre. En la corriente de la filosof¨ªa que se ocupa de la est¨¦tica, lo divino y lo demoniaco encuentran acomodo en lo siniestro.
Hay huellas de este fen¨®meno en Memoria, pel¨ªcula escrita y dirigida por Apichatpong Weerasethakul e interpretada por Tilda Swinton, donde el elemento que activa lo siniestro es una impresi¨®n sonora que experimenta la protagonista en su cabeza: un ruido interior, imprevisto, como un bang, un estruendo que parece proceder del n¨²cleo de la tierra. Esta impresi¨®n sonora se conoce como s¨ªndrome de la cabeza explosiva. Es una espantosa impresi¨®n metaf¨ªsica de alienaci¨®n y extra?eza, breve, pero tan intensamente siniestra que quien la padece rara vez informa de ello. La produce un movimiento repentino de un componente del o¨ªdo o un ataque menor en el l¨®bulo temporal, entre otras causas. Es un fen¨®meno real, ni psicol¨®gico ni paranormal, inofensivo. Raramente se acompa?a de dolor, pero s¨ª de una sensaci¨®n de terror angustioso. La protagonista desconoce el origen del ruido y lo relaciona con lo at¨¢vico.
En la pel¨ªcula, que se desarrolla entre Medell¨ªn y la selva amaz¨®nica, el estruendo sonoro es un elemento at¨¢vico de extra?eza pero tambi¨¦n de lucidez, pues activa la conciencia de una memoria de violencia. Esta recepci¨®n de lo siniestro es la que experimenta Edipo al ser consciente de que es el asesino de su padre y de que lleva a?os cometiendo incesto. Al hacerse conocedor de sus acciones, se arranca los ojos como si as¨ª pudiera ocultar o quedar oculto de la tragedia.
Durante siglos, el cuento fue el terreno popular para la reflexi¨®n y la exploraci¨®n de la conciencia en relaci¨®n con la sexualidad, el instinto de muerte, la represi¨®n y la sublimaci¨®n; elementos habituales en la concepci¨®n de lo bello y lo siniestro. El inter¨¦s de los rom¨¢nticos por esta forma narrativa est¨¢ relacionado con esa necesidad de b¨²squeda del l¨ªmite, de lo sublime, y del v¨¦rtigo que acompa?a su hallazgo.
Los cuentos reunidos por los hermanos Grimm en 1812 muestran esta tendencia popular a escarbar en las profundidades de la psique humana. Sin embargo, es interesante observar c¨®mo estos mismos cuentos fueron posteriormente sometidos a un proceso de reelaboraci¨®n y moralizaci¨®n para ser comercializados. Una comparativa de versiones (La Oficina, edici¨®n de Helena Cort¨¦s) demuestra hasta qu¨¦ punto se introdujeron cambios en relaci¨®n con la rivalidad sexual y el incesto, entre otras cuestiones, para adaptarse al gusto de la moral familiar burguesa y cristiana.
Buscamos rodearnos de belleza y celebramos el olvido como estrategia para evadirnos y sortear lo oscuro, para quedarnos m¨¢s ac¨¢ del dolor y del espanto, pero necesitamos el arte y la ficci¨®n para explorar el l¨ªmite. Sin censura.
Philip Roth buce¨® en las profundidades de la obscenidad. Se defendi¨® del linchamiento al que fue sometido durante a?os aduciendo que no se escriben obras de ficci¨®n para garantizar la correcci¨®n: ¡°Hay que dejar por un momento de ser ciudadanos rectos para penetrar en otra capa de la conciencia humana¡±. Agota Kristof, quien afirm¨® no interesarse por la literatura, la necesit¨® para profundizar en un mundo sin sentimientos. Tras su terrible enfermedad auditiva (?sufrir¨ªa el s¨ªndrome de la cabeza explosiva?), Francisco de Goya altern¨® sus encargos de la corte con pinturas negras, donde muestra a los locos, los prisioneros, los asesinos, los violentos, las sombras que oscurecen el alma.
Somos seres finitos, al explorar los l¨ªmites indagamos en torno a nuestra condici¨®n. De eso va la par¨¢bola del fruto prohibido. Lo mejor es hacerlo al abrigo de la cultura, de la buena literatura, ante una obra de arte o a la luz de exposiciones como la programada por el Centre de Cultura Contempor¨¤nia de Barcelona: Sade. La libertad o el mal (para mayores de 18 a?os), con un pertinente programa p¨²blico, un espacio, La impropia, para dar cabida a debates sobre el g¨¦nero y las derivas de lo queer, y una serie de visitas exc¨¦ntricas a la exposici¨®n.
En estos tiempos en los que lo bello y lo siniestro se cuela diariamente en nuestras vidas a trav¨¦s de las pantallas, el legado est¨¦tico, filos¨®fico y pol¨ªtico puede ayudarnos a conocer nuestra actual condici¨®n y a reflexionar sobre la moral; sin m¨¢scaras ni cancelaciones.
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