Ultras

Ser ultra significa ir m¨¢s all¨¢ de lo acostumbrado, de lo normal, de lo prudente, quiz¨¢ de lo aconsejable. El ultra salta las barreras que respetan los dem¨¢s. En principio, ser ultra no tiene por qu¨¦ ser malo, depende del campo por el que se va demasiado lejos. Los santos, por ejemplo, son siempre ultras en lo suyo: la piedad, la caridad, la proclamaci¨®n de la fe. Los procesos de beatificaci¨®n consisten en indagaciones para probar que alguien fue tan ultra como parec¨ªa, un ultra sin trampa ni doblez. Y los h¨¦roes tambi¨¦n son ultras, porque hacen m¨¢s de lo que deben o lo que deben en condiciones casi imposibles. El h¨¦roe es el que sigue en su puesto mientras los dem¨¢s escapan. Cuando uno est¨¢ en peligro o grave necesidad quisiera la compa?¨ªa de un santo o un h¨¦roe, es decir, un ultra. Los hay da?inos, claro: el ultra que corta la cabeza para curar la jaqueca o el que dice que la letra con sangre entra y lo pone en pr¨¢ctica. En resumen, hay ultras indispensables pero otros son s¨®lo inaguantables.

Los medios de comunicaci¨®n han decidido que ser ultra siempre es malo y que s¨®lo hay ultras de derechas. Si alguien es calificado de ultra, sin m¨¢s, den por descontado que ser¨¢ pr¨®ximo a Vox o que rechaza la ley trans. Ya s¨¦ que ustedes conocen muchos m¨¢s ultras de izquierdas que de derechas, yo tambi¨¦n, pero esos no cuentan. Abascal ser¨¢ siempre calificado de ultra aunque nunca tipos como Santos Maraver, el diplom¨¢tico n¨²mero dos de Sumar, un ultra de manual. ?El periodismo seleccionador de ultras! No tienen el t¨ªtulo asegurado m¨¢s que quienes discrepan de la vulgata dominante: ideolog¨ªa de g¨¦nero, idolatr¨ªa LGTBI, alarma catastrofista ante el cambio clim¨¢tico, pante¨ªsmo animalista, etc¡­ Que te llamen ultra, como fascista o negacionista, es buena se?al. Yo admiro a ultras como Carlos Garc¨ªa, el edil de Durango cuyo voto ha birlado la alcald¨ªa a Bildu. El ¨²nico que siempre me parece rechazable es el ultratonto. Y mira que hay...