Con el ¡®proc¨¦s¡¯ viv¨ªamos mejor
Un sector ilustrado del independentismo ha impulsado una campa?a en favor de la abstenci¨®n para las pr¨®ximas generales
Todo parece indicar que en las Cortes habr¨¢ menos diputados independentistas catalanes. Desde hace semanas un sector ilustrado de este movimiento ha impulsado una campa?a en favor de la abstenci¨®n para las pr¨®ximas elecciones generales. Retumban las c¨¢maras de eco al sol de poniente. Su principal argumento es que no, que no, que no los representan.
No es dif¨ªcil imaginar la preocupaci¨®n de esos partidos, que ya sufrieron un rev¨¦s significativo en las elecciones municipales, ni tampoco la idea que funda esta teor¨ªa del rechazo: ciertamente los partidos del proc¨¦s no han avanzado ni un mil¨ªmetro en la agenda de la ruptura desde la extra?a derrota de 2017. Es comprensible que muchos de sus electores se sientan traicionados. Primero los creyeron y luego la cr¨ªtica se pospuso como testimonio de solidaridad con los l¨ªderes encarcelados o que huyeron de Espa?a para no ser juzgados. Esa pr¨®rroga emocional ha terminado. No es infrecuente que algunos de los indultados sean silbados en concentraciones p¨²blicas, acusados de traidores, botiflers o claudicantes. Y esas demostraciones de amarga frustraci¨®n, que son el espejo roto de su bondadosa ingenuidad anterior, ahora tienen su traslaci¨®n en la campa?a de la abstenci¨®n (o en performances m¨¢s folkl¨®ricas, como la de usar la papeleta del refer¨¦ndum del 1 de Octubre en las pr¨®ximas elecciones).
Ese es el objetivo: abstenerse para expulsarlos de las instituciones. Algunos incluso buscan una carambola catastr¨®fica: la posibilidad de reactivar la confrontaci¨®n como reacci¨®n a un Gobierno nacionalista del PP con Vox. Pero esta teor¨ªa del rechazo es una forma de negacionismo que contrasta con la actual realidad sociopol¨ªtica en Catalu?a.
Aunque a¨²n un 29,4% de los catalanes desear¨ªa que el proc¨¦s terminase con la independencia, seg¨²n las ¨²ltimas encuestas del Institut de Ci¨¨ncies Pol¨ªtiques i Socials, solo un 4,2% cree que acabar¨¢ as¨ª. Incluso entre los independentistas los datos evidencian que desde 2017 cada vez son menos los que creen que la independencia ser¨¢ el final del proc¨¦s. Si antes mayoritariamente pensaban que el movimiento del que formaron parte desembocar¨ªa en un acuerdo con el Gobierno central para aumentar el autogobierno regional, en 2022 por primera vez fueron mayor¨ªa los que ya hab¨ªan asumido que el proc¨¦s, simplemente, terminar¨ªa con su abandono. No estar¨ªa mal que los antiprocesistas profesionales de aqu¨ª y de all¨ª tomasen nota de este dato y se preguntasen por sus causas. Una cosa distinta es si los catalanes que votaron a partidos independentistas a lo largo de la ¨²ltima d¨¦cada, una vez que han asumido lo ut¨®pico del objetivo, optar¨¢n a corto o medio plazo por opciones no rupturistas. No. El independentismo es estructural. No se espera a¨²n un gran trasvase entre bloques, aunque parece que casi un 13% de los votantes de ERC ensayar¨¢n el voto dual optando por el PSC. Pero una abstenci¨®n significativa, basada en esta teor¨ªa del rechazo contra los propios, puede ser un primer indicio de un cambio lento de prioridades.
Escrib¨ªa Aleix Moldes en el diario Ara que el relevo generacional no ser¨ªa la soluci¨®n vivificadora para el independentismo. No digamos ya el demogr¨¢fico, con unas tasas de natalidad subterr¨¢nea solo compensada por la nueva inmigraci¨®n. En la conclusi¨®n de su art¨ªculo, el periodista Moldes se refer¨ªa a un concepto elaborado por la psicolog¨ªa pol¨ªtica: ¡°Los a?os impresionables¡±. Durante aquel per¨ªodo, entre el final de la adolescencia y el principio de la edad adulta, uno se politiza y asume valores y actitudes que apenas modificar¨¢ a lo largo de su vida. Los abanderados de la abstenci¨®n, que se creyeron las promesas independentistas cuando eran chavales y est¨¢bamos superlocos, a¨²n no se han dotado de una visi¨®n compleja de la realidad, la catalana y la espa?ola, para explicarse las causas del fracaso del proc¨¦s. Prefieren transferir las responsabilidades a los l¨ªderes pol¨ªticos antes de iniciar un proceso de revisi¨®n ideol¨®gica que los forzar¨ªa a una rectificaci¨®n. Es normal que as¨ª sea. Antes de aceptar con dolor que se ha perdido la fe es habitual satanizar a la Iglesia. Mientras tanto, despu¨¦s de m¨ª, el diluvio.
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