La Espa?a plural no ha querido derogar el sanchismo
El personalismo con el que la derecha enfoc¨® la campa?a, con su ataque a Pedro S¨¢nchez, al atribuirle mala fe e intereses espurios, se antojan como un error estrat¨¦gico
Ha votado la Espa?a plural y con ello se pone de manifiesto la dificultad de dar por revivido y reavivado el bipartidismo. Las expectativas sostenidas durante semanas de que el PP y Vox ten¨ªan asegurado el Gobierno de la naci¨®n, solo o en compa?¨ªa del partido de la ultraderecha se han venido abajo. El personalismo con el que la derecha enfoc¨® la campa?a, con su clamor de derogar el sanchismo y atacar a Pedro S¨¢nchez, al atribuirle mala fe, mala voluntad e intereses espurios, ajenos al bien com¨²n, se antojan como un error estrat¨¦gico. Pedro S¨¢nchez cogi¨® ese guante y altern¨® la defensa propia con la defensa de la gesti¨®n de su Gobierno de coalici¨®n. El personalismo tambi¨¦n se ha dado en el presidente del PP, Alberto N¨²?ez Feij¨®o. Su partido as¨ª lo ha querido y para ¨¦l no era ajeno. En sus mayor¨ªas absolutas no entraba dar espacio a las siglas del PP.
Los tropiezos de Feij¨®o con los datos no revest¨ªan la menor importancia para su partido. El Gobierno de coalici¨®n caer¨¢ como fruta madura, se pensaba en el PP, porque los espa?oles quieren cambio y Alberto N¨²?ez Feij¨®o puede ser quien lo encarne. Los fallos de S¨¢nchez en el cara a cara, tambi¨¦n han tenido otra lectura. Los errores le llevaron a cambiar de estrategia e ir a por todas. ?l y una buena parte de su partido, a la cabeza el expresidente Jos¨¦ Luis Rodr¨ªguez Zapatero, pasaron de la languidez a la ¨¦pica en el discurso y en las actitudes. Que viene la ultraderecha, remacharon. Se instaur¨® desde fuera, aunque tambi¨¦n en sectores minoritarios socialistas, la convenci¨®n de que ese espantajo era inservible, pero aun as¨ª lo agitaron.
La Espa?a real ha salido a la palestra y con ella la constataci¨®n de que la bajada de las fuerzas con las que necesariamente tiene que contar la primera fuerza pol¨ªtica para gobernar permite encriptar, difuminar o sepultar las lecturas internas de la disminuci¨®n de apoyos. Esto vale tanto a Sumar como a Vox. La l¨ªder de Sumar ha hecho tambi¨¦n una campa?a muy personal; se la ha jugado, y seguramente le saldr¨¢ bien.
La discusi¨®n sobre si vuelve el bipartidismo alberga numerosos matices. La concentraci¨®n de voto de la derecha, el centroderecha e incluso el trasvase de votos del PSOE al PP avala la consideraci¨®n de que el PP es hoy la fuerza hegem¨®nica. Esa realidad, sin embargo, no oculta que Vox est¨¢ muy presente y los populares no pueden soslayar, por mucho que se han empe?ado, que sin el partido de la ultraderecha su crecimiento con relaci¨®n a 2019 no se traduce en conseguir el poder. Pero solo les tienen a ellos.
Los ejemplos de Andaluc¨ªa y Madrid, con sendas mayor¨ªas absolutas del PP, no son aplicables para la representaci¨®n parlamentaria que ofrecen las 50 provincias y las dos ciudades aut¨®nomas. Del otro lado, el PSOE pierde apoyos por la derecha y el centro, pero tiene el asidero de Sumar y, adem¨¢s, recibe votos de partidos nacionalistas e independentistas. Ese trasvase es reconocible en Catalu?a donde el PSC se nutre de anteriores votantes de ERC. La campa?a combativa de los republicanos contra el PSC y Sumar ten¨ªa raz¨®n de ser; el partido de Oriol Junqueras ten¨ªa muy testado por d¨®nde se le iba parte de su electorado; en buena parte hacia el PSC. ERC, aun as¨ª, se congratula de por muy poco volver a ser hegem¨®nico en el mundo independentista.
De Catalu?a vendr¨¢ precisamente, tambi¨¦n del Pa¨ªs Vasco, la complejidad del PSOE para negociar una mayor¨ªa parlamentaria para investir a Pedro S¨¢nchez. Vascos y catalanes nacionalistas preparar¨¢n con esmero y con ambici¨®n qu¨¦ pedir¨¢n a cambio.
El af¨¢n por conseguir mayor¨ªas parlamentarias convivir¨¢ con los movimientos internos de los partidos que incumben a S¨¢nchez, Yolanda D¨ªaz y Alberto N¨²?ez Feij¨®o. Los dos primeros pueden estar tranquilos, gracias a sus resultados. En el PP, el propio dirigente gallego dirigir¨¢ su propio proceso. Pero a¨²n queda mucho por hacer hasta llegar a la investidura para ser presidente del Gobierno.
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