La falacia de la lista m¨¢s votada
Propugnar, como hace el Partido Popular, que gobierne el partido que m¨¢s esca?os tiene en el Congreso con mayor¨ªa insuficiente es pan para hoy y hambre para ma?ana
Como era de esperar, el Partido Popular exige que el PSOE vote la investidura de N¨²?ez Feij¨®o con el doble argumento de que debe gobernar la lista m¨¢s votada y de que se debe evitar el bloqueo pol¨ªtico. Se trata de un razonamiento falaz y tambi¨¦n una propuesta en favor del desgobierno. Sin embargo, hay razones suficientes para buscar otras alternativas distintas a la de la lista m¨¢s votada.
La idea de que forme Gobierno el partido m¨¢s votado aunque no tenga mayor¨ªa parlamentaria suficiente no es radicalmente rechazable. Las f¨®rmulas de ingenier¨ªa constitucional para asegurar la gobernabilidad no son criticables siempre que las regule la Constituci¨®n. ?sta, al establecer un nuevo paradigma jur¨ªdico de gobernabilidad, puede prever que formar¨¢ Gobierno el partido que m¨¢s esca?os obtenga aunque no alcance la mayor¨ªa suficiente de la C¨¢mara.
Pero quiebra el principio del parlamentarismo la propuesta de que gobierne el partido m¨¢s votado cuando este no tiene suficientes apoyos en la C¨¢mara y es posible formar otra mayor¨ªa alternativa. En primer lugar, la base del parlamentarismo es que forme Gobierno el partido o partidos que logran la confianza de la C¨¢mara. Si un partido obtiene esa confianza mediante cualquier f¨®rmula (pacto de investidura o de legislatura o coalici¨®n de Gobierno), ese partido ha de formar el Gobierno porque el parlamentarismo, como se asent¨® en el siglo XIX (y teoriz¨® el jurista alsaciano Robert Redslob en 1923) se fundamenta en el principio de que el Gobierno es elegido por el Parlamento y necesita la confianza de ¨¦ste para mantenerse. Ser el partido que m¨¢s esca?os ha obtenido en las elecciones no da derecho a formar Gobierno si ese partido no obtiene un apoyo suficiente en la C¨¢mara. Est¨¢ claro que tras las elecciones del 23 de julio el Partido Popular no tiene ese apoyo. No gana las elecciones el que obtiene m¨¢s esca?os sino quien logra formar Gobierno.
En segundo lugar, enfoc¨¢ndolo desde la gobernabilidad, forzar el apoyo del primer partido de la oposici¨®n no da buenos resultados a medio plazo. La moci¨®n de censura triunf¨® en junio de 2018 porque Rajoy obtuvo una investidura en falso en octubre de 2016. Cuando el PSOE acab¨® permitiendo la investidura de Rajoy, el bloqueo se desatasc¨® pero s¨®lo de manera temporal porque el Partido Popular, como se vio ulteriormente, ten¨ªa m¨¢s adversarios que amigos en el Congreso y esa ausencia de apoyos se paga al no poder aprobar leyes y porque puede emerger una moci¨®n de censura que, cual guada?a, decapita al Gobierno d¨¦bil. Por eso, propugnar, como hace el Partido Popular, que gobierne el partido que m¨¢s esca?os tiene en el Congreso con mayor¨ªa insuficiente es pan para hoy y hambre para ma?ana. Espa?a es un sistema parlamentario porque es el Parlamento el que otorga, mantiene y retira la confianza al Gobierno, por lo que es necesario que el presidente posea una mayor¨ªa parlamentaria suficiente para la investidura y para gobernar cada d¨ªa, sin derrotas parlamentarias que debilitan al Gobierno. El parlamentarismo en sistemas multipartidistas o bipartidistas imperfectos obliga a concluir acuerdos, lo que permite una praxis pol¨ªtica de m¨¢s consenso y di¨¢logo.
La alternativa no es, como se ha dicho, Partido Popular o bloqueo. La alternativa es gobernabilidad o nuevas elecciones. Porque la gobernabilidad, aunque no se cita expl¨ªcitamente en la Constituci¨®n, es un valor constitucional para hacer efectivo el derecho de los ciudadanos a ser gobernados con continuidad y eficiencia removiendo los obst¨¢culos que impiden o dificulten la plenitud de la libertad y la igualdad (art¨ªculo 9.3).
Es de temer que el Partido Popular intente forzar una votaci¨®n de investidura r¨¢pida que obligar¨ªa a una negociaci¨®n apresurada que podr¨ªa conducir al fracaso. A diferencia de enero de 2016, cuando Rajoy declin¨® el encargo regio, el Rey s¨®lo debe proponer candidato a presidente del Gobierno cuando tenga el convencimiento, tras la consulta a los representantes de los partidos con presencia parlamentaria, de que el candidato va a obtener la investidura. Por eso hay que dar tiempo a la negociaci¨®n entre partidos para que nadie se precipite celebrando una sesi¨®n de investidura que, de fracasar, abocar¨ªa a nuevas elecciones en el plazo de dos meses.
Cuando empez¨® a gobernar Rajoy a finales de 2011 muchos juristas consideraban que la Constituci¨®n casi hab¨ªa agotado su contenido. Pero pocos a?os despu¨¦s empezaron a ejecutarse preceptos constitucionales nunca aplicados: abdicaci¨®n del Monarca en 2014, aplicaci¨®n del art¨ªculo 155 en 2017, moci¨®n de censura exitosa en 2018, Gobierno de coalici¨®n en 2020 y aplicaci¨®n extensa (no puntual) del estado de alarma de 2020 y 221. S¨®lo nos falta la pr¨¢ctica, extendida en el Benelux y en Escandinavia, de que gobiernen varios partidos excluyendo al que ha obtenido m¨¢s esca?os porque no puede obtener la investidura. Probablemente lleg¨® la hora de que emerjan nuevas mayor¨ªas parlamentarias que aseguren la gobernabilidad.
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