La destrucci¨®n del patrimonio hist¨®rico de Ucrania
Si hay obras del pa¨ªs invadido en el extranjero no deben devolverse durante el conflicto; Rusia debe sentir la presi¨®n para respetar la herencia cultural conservada en las zonas que est¨¢ agrediendo
En contraste con las abundantes informaciones sobre la p¨¦rdida de vidas humanas y sobre la destrucci¨®n de edificaciones e infraestructuras, llegan pocas noticias sobre la destrucci¨®n del patrimonio hist¨®rico en Ucrania. Si nos fi¨¢ramos de tan escasa informaci¨®n, parecer¨ªa que el Ej¨¦rcito ruso est¨¦ recorriendo el pa¨ªs respetando sus monumentos, lo que parece bastante dif¨ªcil. De las pocas informaciones que han salido sobre este tema, EL PA?S dedic¨® un art¨ªculo a las medidas de protecci¨®n de la Galer¨ªa Nacional de Arte de Lviv, pero sabemos muy poco sobre los monumentos, museos, bibliotecas y archivos de Kiev, de J¨¢rkov y del resto del pa¨ªs. Es cierto que la Unesco ha publicado un comunicado muy rotundo que expresa la preocupaci¨®n de su directora general y es de suponer que tendr¨¢ iniciativas, pero lo cierto es que de todos los grandes problemas que genera la agresi¨®n rusa a Ucrania, el tema de sus bienes culturales es de los menos tratados.
Toda guerra provoca grandes da?os en los bienes culturales del pa¨ªs que la sufre. Estos da?os se deben a varias causas que suelen confluir en cada conflicto. En primer lugar, los combates nunca se detienen a las puertas de los monumentos y de los centros de dep¨®sito cultural. Es verdad que hay tratados internacionales para protegerlos, pero lo cierto es que una batalla no se interrumpe porque los combatientes encuentren un bien cultural y as¨ª ocurri¨® en Mosul o en Homs. Y si el Ej¨¦rcito ruso no se ha detenido ante una central nuclear o ante civiles desarmados, tampoco se detendr¨¢ ante el patrimonio hist¨®rico de Ucrania como no se detuvo en Alepo.
En segundo lugar, en las guerras se destruyen bienes culturales porque son s¨ªmbolos de la identidad del enemigo y con su destrucci¨®n se practica la guerra psicol¨®gica que desmoraliza al adversario: as¨ª se destruy¨® la biblioteca de Sarajevo, el puente de Mostar y el casco hist¨®rico de Dubrovnik y, mucho antes, Alemania destruy¨® bienes culturales en B¨¦lgica a partir de 1914.
Por ¨²ltimo, desde las guerras napole¨®nicas (cuando se hab¨ªa formado el concepto de patrimonio art¨ªstico en la Revoluci¨®n Francesa) las guerras permiten expoliar bienes art¨ªsticos muebles que acaban en colecciones p¨²blicas o privadas del pa¨ªs invasor o en el mercado de antig¨¹edades: Alemania saque¨® todos los pa¨ªses que ocup¨® a partir de 1939; la Uni¨®n Sovi¨¦tica se apropi¨® de parte de lo que hab¨ªa saqueado Alemania y a¨²n hoy no ha terminado de devolverlo; y guerras como la de Biafra y la de Irak han servido para poner en el mercado piezas art¨ªsticas que han desaparecido en colecciones privadas. El gran saqueo sovi¨¦tico sobre los bienes saqueados a su vez por Alemania es un ejemplo que tendr¨¢n en cuenta las autoridades rusas y los coleccionistas.
El derecho internacional ha producido numerosas normas que tratan de proteger los bienes. La m¨¢s importante es el Convenio de La Haya de 1954 para la protecci¨®n de los bienes culturales en caso de conflicto armado, con sus dos protocolos de 1954 y 1999. Es un convenio suscrito por Rusia y por Ucrania y deber¨ªa promover la identificaci¨®n y se?alizaci¨®n de los monumentos hist¨®rico-art¨ªsticos de Ucrania para su subsiguiente protecci¨®n. No nos consta que se hayan identificado los monumentos y que Rusia haya dado instrucciones a sus tropas para respetarlos. Tambi¨¦n es de aplicaci¨®n la Convenci¨®n de la Unesco de 1970 para prohibir e impedir la circulaci¨®n y transferencia il¨ªcita de propiedad de bienes culturales, tambi¨¦n ratificado por ambos Estados, y la Unesco deber¨¢ vigilar su cumplimiento por parte de Rusia. Igualmente importante es la Convenci¨®n de la Unesco de 1972 para la protecci¨®n del patrimonio mundial cultural y natural, pues en Ucrania hay siete sitios del patrimonio mundial que tienen un plus de protecci¨®n que Rusia ha de respetar. Lo mismo puede decirse de los convenios del Consejo de Europa, como el de Granada de 1985 para la salvaguarda del patrimonio arquitect¨®nico y el de La Valeta de 1992 para la protecci¨®n del patrimonio arqueol¨®gico, suscritos ambos por Ucrania y que crean deberes de salvaguardia de bienes culturales si bien Rusia, al retirarse del Consejo de Europa, no est¨¢ obligada a cumplirlos. A?adamos los tratados internacionales generales que disciplinan el ius in bello, los convenios de Ginebra de 1949, especialmente el de protecci¨®n de personas civiles.
M¨¢s all¨¢ de la aplicaci¨®n de los tratados internacionales, los Estados de la Uni¨®n Europea tienen instrumentos para ayudar a la protecci¨®n de los bienes culturales ucranios. Ah¨ª llueve sobre mojado. Cuando Rusia invadi¨® Crimea en 2014 se estaba celebrando en ?msterdam una exposici¨®n con piezas de varios museos ucranios, algunos de Crimea. Al cerrarse la exposici¨®n, los museos de Crimea solicitaron sus obras y tambi¨¦n lo hizo Ucrania. Tras un largo pleito el Tribunal de Apelaciones neerland¨¦s, aplicando la Convenci¨®n de la Unesco de 1970, resolvi¨® que las piezas deb¨ªan entregarse a Ucrania, el Estado que las prest¨®. De acuerdo con su ordenamiento jur¨ªdico respectivo, medidas similares deber¨ªan adoptar los Estados de la Uni¨®n. Si hay obras ucranias en dep¨®sito o en exposiciones temporales, no deben devolverse hasta que Ucrania est¨¦ libre del agresor. E igual que se plantea embargar bienes rusos a sus oligarcas, probablemente estos tendr¨¢n obras de arte en sus viviendas extranjeras o en sus yates, por lo que no deber¨ªan salir del espacio de la Uni¨®n Europea como tampoco las obras depositadas en las franquicias del Hermitage (la de ?msterdam ya quiere separarse del museo ruso). Adem¨¢s, deber¨ªa ayudarse a Ucrania si desea sacar obras como hizo Bosnia-Herzegovina con algunas de sus piezas m¨¢s valiosas y guardarlas con sigilo en pa¨ªses comunitarios. Adicionalmente, el Convenio de La Haya de 1954 fue promovido por la Unesco y debe exigir su cumplimiento al Estado agresor. Lo importante es que Rusia se sienta vigilada, que haya protestas espec¨ªficas de la Unesco y de la Uni¨®n Europea cada vez que se conozcan da?os a los bienes culturales.
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