Netanyahu gana otra batalla
El inicio de votaci¨®n de la reforma judicial en Israel no impide la resistencia social y pol¨ªtica a la deriva iliberal de su Gobierno
Pese a las masivas y continuadas manifestaciones en distintas ciudades israel¨ªes, el Gobierno m¨¢s derechista que ha tenido el pa¨ªs en sus siete d¨¦cadas de historia logr¨® sacar adelante el lunes en el Parlamento la primera ley significativa de la reforma judicial que present¨® en enero y que mantiene a su sociedad dividida desde entonces. La presi¨®n de los grupos radicales en el Ejecutivo, de violento discurso anti¨¢rabe, no ha cedido y es parte de la disparatada deriva que sigue Benjamin Netanyahu con esas alianzas: hasta el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, lo ha definido como el m¨¢s extremista que ha visto el pa¨ªs en medio siglo.
La aprobaci¨®n de la norma no es solo una mala noticia para la democracia, porque lamina una importante prerrogativa de control del Tribunal Supremo sobre el Gobierno, sino tambi¨¦n para la oposici¨®n pol¨ªtica, que ha visto a los 64 diputados de la coalici¨®n votar de forma un¨¢nime por el s¨ª, sin siquiera una abstenci¨®n. Es una muestra de su fuerza respecto a hace cuatro meses, cuando la calle forz¨® a Netanyahu a aplazar la reforma. El Supremo en Israel tiene encomendada la funci¨®n de garantizar la separaci¨®n de poderes. Como el pa¨ªs carece de Constituci¨®n, asume las funciones de revisi¨®n de las normas que desempe?a en Espa?a el Tribunal Constitucional. Su papel es a¨²n m¨¢s importante, por tanto, en ausencia de una estructura jur¨ªdica supranacional (como la que tiene la UE), de un presidente con poder pol¨ªtico (su papel en Israel es principalmente representativo) o de gobiernos regionales que ejerzan de contrapeso. De ah¨ª que el movimiento contra la reforma trate de proteger la funci¨®n crucial que cumple el Supremo.
El movimiento de protesta ha mostrado una admirable constancia y capacidad de movilizaci¨®n al lograr durante 30 s¨¢bados consecutivos cifras de participantes que, proporcionalmente, se ver¨ªan como un triunfo en otros pa¨ªses en una sola jornada. Ahora, sin embargo, afronta una nueva etapa, al haber comprobado la cohesi¨®n incondicional de una mayor¨ªa parlamentaria insensible a las protestas en la calle, pero tambi¨¦n a las amenazas de decenas de miles de reservistas militares de dejar de servir como acto de protesta y hasta a las cr¨ªticas del aliado estadounidense.
La reforma ha iniciado solo los primeros pasos porque se trata de un proyecto formado por numerosas leyes que deber¨¢n ser votadas. Sus detractores tendr¨¢n que centrarse en repeler las pr¨®ximas antes de que la laminaci¨®n gradual de las capacidades del Supremo conceda tal poder al Ejecutivo que pueda cambiar el rostro del pa¨ªs y situarlo al borde del iliberalismo. Ese rechazo es el que expresaba tras la votaci¨®n el exministro de Defensa Benny Gantz, cuyo partido (Unidad Nacional) aparece desde hace meses en los sondeos como el m¨¢s votado: ¡°Puede que hayamos perdido una batalla, pero ganaremos la guerra¡±.
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