Se?o, ese pol¨ªtico malo me ha robado los esca?os
Los espa?oles han manifestado en las urnas que est¨¢n hartos de pedirles a los pol¨ªticos que se comporten y dejen de pegar a sus hermanos, pero no hacen caso.
Sali¨® Abascal cariacontecido a echar la culpa de su fracaso a Feij¨®o, por no ajuntarle, y a la prensa de derechas (?!), por hacerle una campa?ita de desprestigio. Hizo pucheros de ultraderechita cobarde. En lugar de un machote heterosexual arengando a la soldadesca parec¨ªa un chaval¨ªn excus¨¢ndose ante una madre severa: jopetas, mam¨¢, yo quer¨ªa arreglar Espa?a, de verdad, pero si Feij¨®o no me ajunta y los otros ni?os dicen cosas feas de m¨ª, no hay manera. El gallego aludido, en camisa blanca de mi esperanza, le lloraba a Pedro S¨¢nchez que hay que compartir, que ¨¦l ya hab¨ªa jugado con el gobierno mucho rato y ahora le tocaba a ¨¦l. Menos mal que la multitud empez¨® a corear el nombre de Ayuso: dos minutos m¨¢s y Feij¨®o habr¨ªa amenazado con no respirar si S¨¢nchez no soltaba la Moncloa.
En el gallinero del teatro electoral, Gabriel Rufi¨¢n estuvo m¨¢s digno, pero no dej¨® de atribuir su fracaso a un perro del Estado espa?ol que se hab¨ªa comido sus deberes y, de paso, seis diputados. Ya se sabe que en la capital nada le sale bien a un catal¨¢n con ambiciones, como suspiraba el personaje de Sazatornil en La escopeta nacional. Y qu¨¦ decir del exdiputado Tom¨¢s Guitarte, que achac¨® el rid¨ªculo insondable de las candidaturas de Espa?a Vaciada a la polarizaci¨®n, como si esta fuese una granizada que no cubre el seguro agrario.
Los sobresalientes son siempre m¨¦rito propio. Los suspensos, fatalidades del destino, cosas de profes que nos tienen man¨ªa. En pol¨ªtica, el fracaso se sufre pero no se reconoce, aunque hay formas menos infantiles y lloronas de escurrir el bulto.
Queridos ni?os se titula una novela sat¨ªrica de David Trueba en la que un asesor al estilo de Miguel ?ngel Rodr¨ªguez se dirige a los votantes como si fueran imp¨²beres. Hasta estas elecciones, cre¨ªa que esa forma de tratar a los ciudadanos como a imberbes que no se han sacado el graduado era puro cinismo contempor¨¢neo, un mal de ¨¦poca. Tras lo del domingo, creo que nos tratan como a ni?os porque ellos mismos lo son: caprichosos, inmaduros y propensos a la rabieta. Ahora maldicen a los votantes, que les tienen man¨ªa y no les dan las mayor¨ªas suficientes para ser el califa en lugar del califa. Y a¨²n nos queda un verano con todos ellos pateando en el asiento de atr¨¢s y preguntando si queda mucho para llegar a la investidura. Los espa?oles han manifestado en las urnas que est¨¢n hartos de pedirles que se comporten y dejen de pegar a sus hermanos, pero no hacen caso.
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