Y Bruselas sac¨® el champ¨¢n
Mientras nuestros vecinos europeos ven c¨®mo la extrema derecha se expande c¨®modamente, en Espa?a Vox se ha desinflado en las elecciones generales

Espa?a ha roto la tendencia. Mientras nuestros vecinos europeos ven c¨®mo la extrema derecha se expande c¨®modamente, aqu¨ª Vox se ha desinflado en las elecciones generales. Visto su avance en las municipales y auton¨®micas de mayo, se pens¨® que ocurrir¨ªa lo mismo. Pero, para alivio de Bruselas, la cuarta econom¨ªa del euro ha sido una excepci¨®n. Y eso hace menos plausible la alianza en Europa entre la derecha tradicional y la ultraderecha antipol¨ªtica. ¡°Alg¨²n brindis con champ¨¢n ha ca¨ªdo¡±, reconoce una fuente del entorno del Parlamento Europeo, ¡°porque nos tem¨ªamos lo peor y hemos salvado no solo un set, sino el partido¡±. Ha sido la mejor noticia a menos de un a?o de las elecciones a la Euroc¨¢mara. El miedo de fondo es que en junio de 2024 la ultraderecha consiga m¨¢s esca?os en el Parlamento Europeo y que se vayan acercando a la mayor¨ªa de bloqueo en el Consejo al ir entrando en gobiernos en cada pa¨ªs. Eso supondr¨ªa una pesadilla para avanzar, por ejemplo, en la transici¨®n verde o el rigor presupuestario.
As¨ª que lo de Espa?a se celebra, pero sin bajar la guardia. Esta legislatura europea ha sido la primera en la historia en la que las dos grandes familias, socialdem¨®cratas y populares, no sumaban la mitad m¨¢s uno de la Euroc¨¢mara. El polit¨®logo Cas Mudde dice que nos est¨¢ tocando vivir la normalizaci¨®n de los partidos de la derecha radical y los datos le dan la raz¨®n: en Italia gobierna una coalici¨®n utra; en Alemania, el apoyo a los xen¨®fobos de la AfD se ha disparado del 10% al 20% en un a?o y la CDU amag¨® con romper el cord¨®n sanitario; en Francia, Marine Le Pen consigui¨® un r¨¦cord en las presidenciales del a?o pasado, y en otros pa¨ªses como Finlandia y Suecia est¨¢n en el Gobierno o condicionan sus pol¨ªticas desde fuera.
Por el retrovisor, la UE mira con intranquilidad el avance de los ultras. Y al mismo tiempo sigue sin resolver una batalla interna: el l¨ªder del Partido Popular Europeo, Manfred Weber, lleva meses acerc¨¢ndose a la extrema derecha italiana para que le salgan las cuentas cuando no tiene votos suficientes. Muchos en su partido, entre ellos la presidenta de la Comisi¨®n, Ursula von der Leyen, con quien Weber mantiene un enfrentamiento manifiesto, creen que integrar a los eur¨®fobos y populistas terminar¨¢ dinamitando el Partido Popular. Uno no puede aliarse con alguien y rechazar sistem¨¢ticamente su agenda. El mejor ejemplo de la lucha interna en el PPE fue lo que ocurri¨® con la Ley de Restauraci¨®n de la Naturaleza, que sali¨® adelante in extremis en parte gracias a eurodiputados populares d¨ªscolos que votaron en contra de la consigna de Weber.
En Bruselas y Estrasburgo se nota ya el ambiente de campa?a electoral. Y seg¨²n pasen los meses la disyuntiva sobre qu¨¦ hacer con la extrema derecha se ir¨¢ acentuando. El PPE tiene la responsabilidad de enviar un mensaje ¨²nico y firme que anteponga el proyecto europeo a los intereses de cualquiera de sus miembros.
@anafuentesf
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