El gulag que viene
Cuando Putin lleg¨® al poder comenz¨® la destrucci¨®n de la memoria de periodo sovi¨¦tico, pero la guerra de Ucrania ha servido para ir un paso m¨¢s all¨¢. Han vuelto sus c¨¢rceles
Hace una d¨¦cada entrevist¨¦ en Mosc¨² a las ¨²ltimas supervivientes del gulag estalinista, entre ellas a Susanna Pechuro. A Susanna la detuvieron a finales de los 40, cuando ten¨ªa 17 a?os, junto con su novio. Tras la muerte de Stalin, Susanna, entonces de 23, recobr¨® la libertad. A continuaci¨®n, la joven restableci¨® su salud, pero nunca se recuper¨® de la noticia sobre el fusilamiento arbitrario de su novio. Al llegar la perestroika, Susanna fue una de los que fundaron Memorial, la ONG cuyo objetivo principal fue conservar la memoria de los abusos del estalinismo. El d¨ªa que la conoc¨ª, me dijo que a sus m¨¢s de 80 a?os todav¨ªa colaboraba con Memorial y me present¨® a su nieto, estudiante que continuaba el trabajo de su abuela. ¡°No me f¨ªo de Putin, es producto del estalinismo,¡± me susurr¨® Susanna cuando me desped¨ªa en la puerta.
Record¨¦ sus palabras hace dos a?os cuando Putin prohibi¨® Memorial, tras haber cerrado las puertas de todos los monumentos erigidos para recordar la tiran¨ªa estalinista, como Perm-36, un campo que se hab¨ªa convertido en un museo del gulag. La destrucci¨®n de la memoria se puso en marcha cuando el presidente ruso lleg¨® al poder. Sin embargo, la actual Rusia, en guerra contra Ucrania, va mucho m¨¢s all¨¢ de la aniquilaci¨®n de la memoria: ha empezado a levantar nuevos gulags.
Hace unos d¨ªas, Associated Press denunci¨® que hay evidencia de por lo menos 40 campos de internamiento en el territorio de Rusia y Bielorrusia, adem¨¢s de 63 campos y c¨¢rceles, tanto declarados como extraoficiales, en los territorios que Rusia ha ocupado en Ucrania, en los cuales se hallan unos 10.000 prisioneros ucranios. El grupo ruso Gulagu.net, que desde Par¨ªs vigila los derechos humanos y lleva a cabo la supervisi¨®n penitenciaria, tambi¨¦n tiene evidencia de esos miles de civiles ucranios, detenidos en territorio ruso o en las partes ucranias ocupadas por Rusia, encarcelados sin documentos y sin ser declarados prisioneros de guerra, cosa que les convierte en personas sin estatus bajo la ley rusa. Las autoridades los obligan a llevar uniformes militares rusos ¡ªpor cierto de tallas muy superiores a sus figuras¡ª que los convierten en objetivos de posibles ataques. Un exconsejero de un ayuntamiento ucranio se arrastraba en unas botas cinco n¨²meros m¨¢s grandes de las que le corresponden, expuso Associated Press.
El r¨¦gimen de esos campos est¨¢ modelado seg¨²n los gulags de la ¨¦poca sovi¨¦tica que en sus memorias describieron Evgenia Guinzburg, Alexandr Solzhenitsin, Margarete Buber-Neumann y otros exprisioneros, mujeres y hombres, rusos y extranjeros. A los presos se los despierta antes del amanecer, entonces hacen cola para un ¨²nico lavabo y luego se los carga, bajo fusiles apuntados, a remolques para ganado. Tras ser descargados, esos hombres y mujeres pasan las pr¨®ximas 12 o m¨¢s horas cavando trincheras y otras fortificaciones para el ej¨¦rcito ruso que ocupa su pa¨ªs. La mayor parte del a?o, con temperaturas bajo cero, llegan al final de la jornada laboral exhaustos y con las manos que parecen garras de hielo desfiguradas.
Seg¨²n las investigaciones de Associated Press, cerca de Zaporiyia, un gran grupo de civiles ucranios arrestados cava fosas comunes. Los que se niegan reciben una bala en la frente. Como en el gulag sovi¨¦tico, las familias de los presos no reciben noticias sobre ellos. La arbitrariedad que reinaba en los tiempos de Stalin, una de las facetas m¨¢s dif¨ªciles de soportar porque nada era predecible ni obedec¨ªa a l¨®gica alguna, tambi¨¦n se ha restablecido en esos campos. Cualquiera puede ser detenido solo por hablar ucranio, llevar una cinta con los colores de la bandera ucrania o sin motivo alguno y se lo env¨ªa a esos campos de trabajo sin necesidad de un juicio anterior. Seg¨²n la historiadora Anne Applebaum, ¡°al igual que el gulag sovi¨¦tico, esta red de campos no es provisional y si los ucranios no logran recuperar el territorio usurpado, el gulag se ir¨¢ ampliando¡±. El pasado mes de enero, Associated Press encontr¨® planes detallados de la construcci¨®n de esos nuevos gulags; su edificaci¨®n debe concluirse en 2026.
De todo lo expuesto queda claro que Putin busca las f¨®rmulas del sistema estalinista para establecer en Rusia un r¨¦gimen de terror, adem¨¢s de disponer de una mano de obra gratuita. Y al igual que el comunismo sovi¨¦tico, Putin es vengativo: no solo obliga a los presos a dur¨ªsimos trabajos en p¨¦simas condiciones, sino que los castiga de la peor manera: trabajando a favor del enemigo y contra su propia gente.
Susanna y las dem¨¢s supervivientes que entrevist¨¦ en Mosc¨² me contaron que lo esencial para poder cumplir la severa jornada laboral y para sobrevivir en general es tener la conciencia limpia y disfrutar de la sensaci¨®n de que su trabajo servir¨¢ a la sociedad. En el gulag ruso que viene ¡ªy en el que ya existe¡ª, ni siquiera este ¨²ltimo recurso de humanidad, este ¨²ltimo reducto de dignidad, es concedido a los presos.
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