Guatemala: un laberinto perfecto, es decir, sin salida
La narcocleptodictadura en el pa¨ªs s¨®lo puede ceder producto de la presi¨®n exterior. La presi¨®n interior jam¨¢s podr¨ªa desplazarla hacia una genuina democracia
La democracia en Guatemala jam¨¢s se materializ¨®. Ha sido una ficci¨®n, una fantas¨ªa con un disfraz soberbio. Desde un principio experiment¨® una metamorfosis siniestra: cada cuatro a?os nos limitamos a elegir un presidente ladr¨®n, un cleptodictador que gobierna el pa¨ªs en coalici¨®n y alianza con una organizaci¨®n de exoficiales de inteligencia, que desde 1982 ejercen el control de las aduanas de puertos, aeropuertos y fronteras, la ¨¦lite econ¨®mica de extrema derecha, el envilecido alto mando militar y las mafias criminales, fundamentalmente los carteles del narcotr¨¢fico. Como fuerzas de choque cuentan con el apoyo de los voraces sindicatos estatales y de las iglesias en expansi¨®n de cristianos ¡°renacidos¡± o neopentecostales que han crecido bajo la sombra del narcotr¨¢fico.
El Estado y sus instituciones est¨¢n capturadas por ¨¦lites antidemocr¨¢ticas implacables y un Gobierno que es m¨¢s bien una banda de ladrones sin pudor.
El r¨¦gimen es una narcocleptodictadura fascista, tir¨¢nica y multipartidista velada, con el atributo de que cada cuatro a?os, en cada elecci¨®n refresca el rostro del gobernante y del partido oficial de turno y una vez m¨¢s generan expectativas y esperanzas en la ciudadan¨ªa.
La dictadura ejerce un dominio absoluto sobre el Ejecutivo, el Congreso, el presupuesto del Estado, las Altas Cortes y jueces y operadores claves en el Poder Judicial, el Tribunal Supremo Electoral, el Banco Central, la Contralor¨ªa de Cuentas, la Procuradur¨ªa de los Derechos Humanos, etc. Es un orden corrupto bien establecido y estructurado.
El sistema no puede combatir la corrupci¨®n y la impunidad porque el sistema es la corrupci¨®n y la impunidad.
La democracia est¨¢ perfectamente capturada, al extremo que, si falla y se desborda, como sucedi¨® con P¨¦rez y Baldetti en 2015, el sistema tiene previstos mecanismos para superar sin sobresaltos crisis de legitimidad y credibilidad del Gobierno y reencauzar los procesos pol¨ªticos y electorales, de suerte que los ¡°negocios¡± sigan como de costumbre, de manera que sin tropiezos puedan retornar la ¡°estabilidad macroecon¨®mica¡± cuyo origen es el arraigo y responsabilidad de los migrantes. Sus remesas duplican las exportaciones totales del pa¨ªs y la ¡°gobernabilidad democr¨¢tica¡±, parad¨®jicamente de la narcocleptodictadura, adem¨¢s de servir como v¨¢lvula de escape para oxigenar la presi¨®n, estr¨¦s pol¨ªtico y social; la fatiga de la gente.
Por cierto, el r¨¦gimen dictatorial es insensible e inconmovible a las demandas y necesidades de la poblaci¨®n y su par¨¢lisis y sordera aumenta en proporci¨®n directa al clamor de la poblaci¨®n.
En su borrachera de poder absoluto, sin necesidad, la narcocleptodictadura se quit¨® su disfraz democr¨¢tico y se mostr¨® desnuda, y ahora enfrenta presiones externas e internas. Sin embargo, no est¨¢ dispuesta a dejar con gracia el poder.
A¨²n a estas alturas, a menos de 20 d¨ªas del balotaje, buscan caminos para imponer ¡°democr¨¢ticamente¡± a sus candidatos, Manuel Conde o Sandra Torres, que pertenecen a la banda y tienen v¨ªnculos muy estrechos con el narco.
No obstante, si se ven obligados a entregar el poder tendr¨¢n el control del Congreso y a marcha forzada se disponen a sustituir a los magistrados de la Corte Suprema de Justicia, cuyo per¨ªodo extendieron ilegal y escandalosamente por m¨¢s de tres a?os, y elegir antes de 2024 los nuevos magistrados para la Corte Suprema de Justicia, con la bendici¨®n de la Corte de Constitucionalidad que tambi¨¦n tienen cooptada, para que su impunidad quede garantizada los cuatro a?os siguientes.
La existencia de una dictadura en Guatemala es una anomal¨ªa hist¨®rica y resulta intolerable. Pero s¨®lo puede ceder y abrirse producto de la presi¨®n exterior. La presi¨®n interior jam¨¢s podr¨ªa desplazar la poderosa y formidable narcocleptodictadura hac¨ªa una genuina democracia.
Seguir tolerando una narcocleptodictadura en Guatemala, simplemente es suicida.
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