IJBOL o la guerra por re¨ªrse bien

Poco antes de la pandemia, una amiga que se dedica a la producci¨®n y servicios de alquiler audiovisual decidi¨® no volver a contestar un correo de trabajo con exclamaciones o emojis. No sali¨® bien. Uno de sus clientes, al que nunca vio frente a frente, se sinti¨® molesto por su gesti¨®n comunicativa y opt¨® por no volver a contar con ella para sus producciones en Espa?a. Mi amiga intuy¨® que el plant¨®n fue por no haber sido ¡°lo suficientemente chica¡± en sus mensajes. Hab¨ªa sido profesional y el rodaje no hab¨ªa tenido complicaciones, pero sab¨ªa que no se hab¨ªa expresado de la forma complaciente y entusiasta con la que, hoy en d¨ªa, se espera que interaccionemos las mujeres en la Red. Cuando me lo cont¨®, yo solo pude alegar que, m¨¢s que por g¨¦nero, me parec¨ªa l¨®gico que la abandonaran sin mirar atr¨¢s. Solo soci¨®patas (y mayores de 45 a?os) eluden las exclamaciones en el correo laboral o a?aden un punto al acabar todas y cada una de las frases en un chat, incluida la ¨²ltima. Por algo se viraliza cada poco un meme en el que se ve a una joven mirando extra?ada a su m¨®vil mientras se lee sobreimpreso: ?est¨¢ tu madre enfadada contigo o simplemente est¨¢ utilizando la puntuaci¨®n en un mensaje? En esta era en la que vivimos enfangados 24 horas al d¨ªa en correos o en chats de mensajer¨ªa instant¨¢nea, la etiqueta conversacional se siente, y ejecuta, de forma distinta.

Record¨¦ lo premonitorio del incidente mientras me enganchaba a v¨ªdeos graciosos de TikTok sobre qu¨¦ pasa cuando las mujeres escriben los correos como hombres. Los mencion¨® la periodista Joana Girona en su ensayo hazlo cUUUUUUte: ?c¨®mo escribimos en Internet?, un interesant¨ªsimo texto publicado en el LAB del CCCB sobre por qu¨¦ es m¨¢s conveniente de lo que creemos que en lo digital nos comuniquemos como lun¨¢ticos, grit¨¢ndonos sin motivo con un uso desmesurado de may¨²sculas y menos puntos y aparte que En el camino de Kerouac. Leyendo a Girona descubr¨ª que existen ¡°ling¨¹istas de internet¡± como Gretchen McCulloch, figuras que desde el canon acad¨¦mico nos abrazan a las que somos ap¨®statas de la RAE en lo digital asegurando que no es falta de respeto ni signo de incultura escribir de forma diferente seg¨²n la aplicaci¨®n que usemos.

La sensaci¨®n triunfal no dur¨® mucho. Todas las ¨ªnfulas de moderna conectada al esp¨ªritu de su tiempo se evaporaron cuando le¨ª que ahora, para re¨ªrse a carcajadas, ya no sirve escribir ni el LOL primigenio (acr¨®nimo en ingl¨¦s de Laughing Out Loud o re¨ªrse de forma estridente) ni el jajaj¨¢ patrio (porque un ja a secas indica sarcasmo y el jaja es una risa sin m¨¢s). Por lo visto, para probar que te est¨¢s muriendo de la risa y te entienda todo Twitter se debe escribir IJBOL, que por sus siglas en ingl¨¦s es I Just Burst Out Laughing (me acabo de partir de risa). The New York Times recog¨ªa que aunque el uso de IJBOL no es precisamente nuevo, la gente que ahora lo utiliza, movida por su uso en la comunidad del K-pop, lo hace porque se ha roto de la risa realmente delante de la pantalla, con ronquido incluido. Es una risa genuina, no como esos ¡°jaja¡± que tecleamos sin mover el rictus desde nuestras oficinas silenciosas. Pese a lo simb¨®lico del hallazgo de una expresi¨®n que por fin alinee nuestros chacras anal¨®gicos y digitales con la magia de una sonora carcajada, no puedo evitar leerlo y sentirme anciana en esta guerra por saber re¨ªrse mejor. Y eso que siempre, ah¨ª dentro, soy de las que, para los confesos de la Fund¨¦u, escribe como si estuviera como las maracas.