Jugar, luchar y ganar
Hoy muchos se han erigido en los grandes voceros del salto al ¨¦xito de las mujeres de la Roja cuando, durante a?os han invisibilizado o han sido c¨®mplices en la invisibilizaci¨®n del f¨²tbol jugado por j¨®venes mujeres
No me gusta el f¨²tbol. Sin embargo, aqu¨ª estoy, en pleno agosto, acompa?ada de cuatro j¨®venes, viendo y animando a la selecci¨®n femenina de f¨²tbol en la final del Mundial. Unos j¨®venes que hasta hace unos a?os no daban un duro por las chicas que jugaban, siendo todos ellos jugadores de equipos federados muy inferiores. Pero este verano han seguido todo el Mundial, se saben los nombres de todas las jugadoras que componen el combinado espa?ol y el de muchas de otras selecciones. Esta descripci¨®n, por s¨ª sola, es ¨¦xito de estas mujeres que, precedidas de otras muchas jugadoras que intentaron hacer de su pasi¨®n por el f¨²tbol su profesi¨®n, han conseguido que hoy muchas personas, incluso, las ajenas a dicho deporte, estemos pendientes de la final. Un ¨¦xito¡ aunque hubieran perdido.
Estos d¨ªas los programas deportivos de diferentes emisoras, con sus locutores al frente, han cantado las muchas virtudes de la selecci¨®n espa?ola. Tampoco se han ahorrado cr¨ªticas a algunas de sus jugadoras. Pocas he o¨ªdo, en cambio, respecto de su controvertido entrenador. En todo caso, se han erigido en los grandes voceros del salto al ¨¦xito de las mujeres de la Roja cuando, durante a?os, ellos mismos o sus compa?eros han invisibilizado, o han sido c¨®mplices en su invisibilizaci¨®n, del f¨²tbol jugado por j¨®venes mujeres, atacando su falta de t¨¦cnica, disciplina, profesionalidad, etc. Poco han hecho por cambiar dicha situaci¨®n, esponsorizando a lo grande, con dinero contante y sonante, a estos equipos.
M¨¢s all¨¢ de lo puramente futbol¨ªstico, las mujeres de este equipo, de anteriores alineaciones y de selecciones de otros pa¨ªses destacan por toda una serie de virtudes que no debemos obviar cuando las vemos jugar. Las mujeres del f¨²tbol, y de otros deportes, se enfrentan cada d¨ªa a estereotipos de g¨¦nero. Como les pasa a las ni?as en el patio del colegio, cada d¨ªa escuchan que el f¨²tbol, el bueno, es un deporte de hombres, de lo que se deduce que, si juegas de forma regular, incluso profesional, o te est¨¢s entrometiendo en un espacio que no te toca, o eres poco femenina, cuando no, una machirulo. Pese a todo, ellas siguen, incluso ante condiciones m¨¢s adversas. Listas, fuertes, currantas, guapas y¡ valientes. Hemos visto a deportistas de pa¨ªses en los que hacer deporte se ha convertido en contrario a la ley impuesta. Una valent¨ªa que muestran cuando viven, por ejemplo, su homosexualidad sin complejos. S¨ª, son tambi¨¦n referentes en la lucha por los derechos LGTBI, sin que hacer p¨²blica su condici¨®n sexual se convierta en hashtag global. Por no hablar de c¨®mo plantan cara al racismo o al edadismo, sin que se paren partidos ni se inicien campa?as. Se han atrevido, incluso, a mostrarse vulnerables a la presi¨®n y el sacrificio extremos.
Se?oras, gracias y felicidades.
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