En el f¨²tbol, donde las mujeres son referentes para el colectivo LGTBI, salir del armario es problema de ellos
La naturalidad con la que las jugadoras de la Liga viven hoy su sexualidad choca con la masculinidad t¨®xica que impera en el f¨²tbol de hombres, donde todav¨ªa cuesta mostrarse en p¨²blico sin tapujos
¡°?Marimacho!¡±. As¨ª, sin m¨¢s. A lo bruto. Sin explicaci¨®n. Sin venir a cuento. Bueno, el cuento era ver a una ni?a corriendo, saltando o jugando a f¨²tbol. ¡°?Marimacho!¡± es un insulto que escuch¨®, de peque?a, Sandra Pa?os (Alicante, 30 a?os), portera del FC Barcelona, campe¨®n este a?o de la Liga y de la Champions femeninas. ¡°Cuando ni siquiera nos par¨¢bamos a pensar en la condici¨®n sexual de cada uno, solo por jugar al f¨²tbol ya te dec¨ªan marimacho; y se asociaba el querer jugar al f¨²tbol con una condici¨®n negativa¡±, reflexiona hoy la futbolista. Es una mujer feliz. Exitosa. Jugadora de f¨²tbol profesional. Y su pareja es otra mujer. Y no se esconde. M¨¢s all¨¢ de las burlas en el patio del colegio, nunca se ha sentido discriminada por su condici¨®n sexual. Pero s¨ª le ha pasado cuando paseaba por la calle, como una pareja de enamoradas cualquiera. ¡°Pasar por al lado de alguien y escuchar que dicen ?lesbianas! Y t¨² no est¨¢s molestando a nadie¡±, cuenta, ajena a ese desprecio irracional.
Con cierta indiferencia ha vivido la futbolista Olga Garc¨ªa (Dosrius, Barcelona; 31 a?os) los comentarios sobre su reciente maternidad. Cuando su pareja, la extenista Carla Su¨¢rez, estaba embarazada recibieron mensajes en las redes sociales del tipo ¡°?y qui¨¦n es el padre?¡±. ¡°Comentarios trogloditas que no nos aportan nada. No les dimos importancia¡±, explica. Ellas, dice, no se han sentido discriminadas nunca. ¡°Al rev¨¦s, cada vez sentimos m¨¢s el calor de la gente¡±. Se pudo ver hace escasos d¨ªas, cuando publicaron unas fotos con sus beb¨¦s reci¨¦n nacidas, Ona y Noa. Sus redes se llenaron de felicitaciones.
Sandra Pa?os y Olga Garc¨ªa viven su condici¨®n sexual con total naturalidad, como muchas otras colegas y compa?eras de equipo y as¨ª lo expresan en la semana en que se celebra el d¨ªa del Orgullo. ¡°En el ¨¢mbito del f¨²tbol femenino se ha llevado con naturalidad desde el principio; es una realidad que en los deportes practicados por mujeres hay bastante cantidad de bisexuales, lesbianas o de otra condici¨®n sexual [no heteronormativa]. Y nunca se ha puesto ninguna barrera. Siempre se ha respetado al de al lado. Hay mucho m¨¢s respeto en general, lo hab¨ªa antes y lo hay ahora que somos m¨¢s medi¨¢ticas. Llevamos la misma vida que hace unos a?os, algunas lo mostramos m¨¢s y otras menos¡±, reflexiona la guardameta azulgrana.
¡°Desde que las mujeres empezaron a jugar a f¨²tbol ya hab¨ªa m¨¢s muestras de libertad. Antes la gente ten¨ªa m¨¢s miedo, pero ahora ya nadie se esconde, se ha normalizado que haya diversas orientaciones sexuales¡±, a?ade la futbolista del Logro?o, ex del Atl¨¦tico y del Barcelona. Pa?os, como su colega, es de las que piensa que cuanta m¨¢s naturalidad, mejor. ¡°Seremos, casi sin quererlo, referentes para muchos ni?os y ni?as, para muchos adolescentes, que est¨¢n empezando a sentir cosas y que se pueden estar sintiendo distintos; deben saber que no es un problema, que cada uno se puede desarrollar como quiera¡±.
Pese a todo, son conscientes de lo mucho que queda por avanzar. Ellas, que tanto se han mirado en el espejo del f¨²tbol practicado por hombres, observan c¨®mo sus colegas chicos no viven su vida con la misma libertad. ¡°En el f¨²tbol tambi¨¦n hay jugadores que son gays¡±, se?ala Pa?os. Y lo corrobora Garc¨ªa: ¡°Hay muchos homosexuales, pero por el miedo o el repudio de la sociedad no se quieren mostrar p¨²blicamente¡±.
El caso de Jakub Jankto
En los ¨²ltimos a?os ha habido un ligero goteo de futbolistas que anunciaban su homosexualidad, como gesto para con la sociedad y como un acto de liberaci¨®n personal. Uno de los casos m¨¢s recientes, el primero de un jugador en activo de la Liga espa?ola, fue el de Jakub Jankto, jugador en propiedad del Getafe y cedido al Sparta de Praga cuando lanz¨® un mensaje en sus redes sociales el pasado mes de febrero: ¡°Soy homosexual y no quiero esconderme m¨¢s¡±, dijo.
Y su anuncio se vivi¨® como un acontecimiento social. Especialmente, por su extraordinariedad. ¡°En el f¨²tbol masculino siempre ha habido cierto miedo a decir que se es homosexual o bisexual. Pero ser¨ªa mucho m¨¢s f¨¢cil para la sociedad si los que tenemos voz y somos referentes para otras personas pudi¨¦ramos hablar abiertamente de nuestra condici¨®n sexual¡±, reflexiona Pa?os, que nunca ha tenido que explicarse, como tampoco lo hace cualquier persona heterosexual. ¡°Yo, en mis redes, cuelgo historias y fotos, no me tapo, pero tampoco soy de expresarme ni de airear mi vida privada¡±.
Entre los deportistas que esconden su condici¨®n sexual o pretenden pasar desapercibidos hay muchos futbolistas. Colegas de profesi¨®n que no viven su vida como quisieran porque su entorno no es el mismo que el de ellas. Existe mucha m¨¢s homofobia en el f¨²tbol jugado por hombres, impregnado de cierta masculinidad t¨®xica. El mejor ejemplo se vio hace pocos d¨ªas, cuando los jugadores del Betis Borja Iglesias y Aitor Ruibal colgaron una foto en sus redes sociales con un atrevido atuendo para asistir a la boda en Sevilla de Eneko Angulo, un miembro del cuerpo t¨¦cnico, y recibieron una oleada de odio e incomprensi¨®n en forma de mensajes. Una llamativa (y car¨ªsima) ri?onera de Dior con un estampado floral, un clutch de Alexander McQueen (no mucho m¨¢s barato), unos aros y una manicura tuvieron la culpa del terrible asedio.
¡°Tras los intentos frustrados por parte de una minor¨ªa ruidosa de ridiculizar a mi compa?ero Borja Iglesias y a m¨ª, en referencia a nuestra vestimenta, as¨ª como a su supuesta vinculaci¨®n con nuestra orientaci¨®n sexual, solamente quiero subrayar la importancia de mantener el respeto hacia cualquier persona, con independencia de su orientaci¨®n sexual o de cualquier ¨ªndole. Condeno la homofobia que, evidentemente, sigue existiendo en mayor o menor medida¡±, escribi¨® Ruibal en respuesta a tanto reproche. ?l hab¨ªa asistido con su novia, Anabel Barrau, a la boda. Y con el pelo te?ido de rosa y azul. ¡°Cada vez que suceden este tipo de situaciones en referencia a las fobias que todav¨ªa existen, me dan fuerza para seguir peleando para que cada uno haga y disfrute consigo y con los dem¨¢s como le d¨¦ la real gana¡±, apunt¨® Borja Iglesias. Y remat¨® con un brillante lamento por una normalidad que todav¨ªa no existe: ¡°A los que est¨¢is todav¨ªa en la prehistoria os mando mucho ¨¢nimo. Tiene que ser muy dif¨ªcil no evolucionar y seguir condicion¨¢ndose a uno mismo en lugar de disfrutar de lo preciosa que es la vida¡±.
Lo mismo opina Olga Garc¨ªa. ¡°Simplemente sube una foto con unos aros y con un bolso, y ya despierta la cr¨ªtica. Lo que en Inglaterra es trending porque es puro flow aqu¨ª es motivo de burla o insulto: vistes diferente y ya te est¨¢n mirando mal, ya se est¨¢n preguntando ¡®?pero qu¨¦ hace este?¡±.
La foto de Iglesias y Ruibal no habla tanto de homosexualidad como de homofobia. Y da buena muestra de por qu¨¦ se conocen p¨²blicamente tan pocos casos de futbolistas no heteronormativos. ¡°Es un peso vivir oculto en la sociedad. M¨¢s cuando est¨¢s expuesto a nivel medi¨¢tico tanto como lo estamos los deportistas. Pero ellos sufren m¨¢s acoso que nosotras, por eso muchos prefieren la privacidad¡±, explica Pa?os.
Para ellas, la realidad es distinta. Para las futbolistas, profesionales ya de romper barreras y estereotipos, mostrar que est¨¢n con su pareja es normal. Pese a que en su caso, el estereotipo tampoco se corresponde con la realidad. ¡°Se ha generalizado la sensaci¨®n de que todas las futbolistas est¨¢n con chicas. Se habla de f¨²tbol femenino y se dice que casi todas son bolleras o lesbianas, con desprecio. Y no es cierto. Aunque s¨ª se muestra sin pudor que existe un colectivo homosexual en el f¨²tbol de mujeres¡±.
El culmen de esa naturalidad tiene como m¨¢ximas exponentes a dos jugadoras del Barcelona, la zaragozana Mapi Le¨®n y la noruega Ingrid Engen. Como dir¨ªa Cristiano Ronaldo, son guapas, ricas y grandes jugadoras. Ellas, en cambio, m¨¢s que envidia despiertan admiraci¨®n, no solo como futbolistas, tambi¨¦n como pareja. Tienen una legi¨®n de seguidores. Y una suerte de movimiento fan que ya tiene nombre: engenmapismo. As¨ª lo han bautizado y sobre eso habl¨® una de sus protagonistas en una extensa entrevista en Jotdown: ¡°Yo lo vivo de manera natural, como si no fuera nada raro, porque de hecho no es nada raro, es lo m¨¢s normal del mundo¡±, conced¨ªa Mapi Le¨®n. E iba, incluso, un poco m¨¢s all¨¢, en referencia a la publicidad de su relaci¨®n: ¡°A veces bromeamos con esto, le digo ¡®si alg¨²n d¨ªa t¨² y yo lo dejamos a m¨¢s de uno le da un parraque¡¯. Porque tenemos que ser conscientes de que si alg¨²n d¨ªa rompemos y lo dejamos es p¨²blico, porque yo tambi¨¦n lo he hecho p¨²blico¡±.
Su manera de llevar su relaci¨®n es propia y personal, diferente de como las llevan Pa?os o Garc¨ªa. Mapi y Engen (Engen y Mapi, porque el orden de los factores no altera el producto) cuelgan infinidad de fotos juntas, en la rutina de su club y en sus vacaciones, en la celebraci¨®n de un t¨ªtulo y en sus d¨ªas libres; muestran c¨®mo comparten su vida y se fotograf¨ªan d¨¢ndose besos. Un atrevimiento y una exposici¨®n que tambi¨¦n tiene mucho valor: ¡°Mapi Le¨®n no tiene por qu¨¦ esconderse, es m¨¢s, abre la puerta a que la gente no tenga miedo¡±.
Gracias a ellas, a las Pa?os, las Garc¨ªa o las Le¨®n del f¨²tbol femenino, hemos pasado del marimacho al engenmapismo.
Puedes seguir a EL PA?S Deportes en Facebook y Twitter, o apuntarte aqu¨ª para recibir nuestra newsletter semanal.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.