?Debe el papa Francisco visitar Argentina antes de las elecciones?
No es imposible que ante el peligro pol¨ªtico y social en el pa¨ªs, al papa Francisco se le ocurra una escapada a su patria como un mensaje no a favor de ning¨²n candidato sino en defensa de valores democr¨¢ticos que son tambi¨¦n religiosos
Muchos se siguen preguntando dentro y fuera de Argentina, patria del popular papa Francisco, por qu¨¦ a¨²n no ha visitado a su tierra natal a pesar de los innumerables viajes realizados alrededor del mundo en sus diez a?os de pontificado.
En agosto, a la pregunta de los periodistas de la revista cat¨®lica Vida Nueva sobre el tema se limit¨® a decir: ¡°Vamos a esperar a que pasen las elecciones¡±. Era un motivo plausible para que su visita no pudiera parecer en este momento te?ida de tintes pol¨ªticos.
El resultado de las elecciones primarias ganadas por el ultraliberal Javier Milei y sus ¨¢cidas embestidas contra el Pont¨ªfice han hecho que dentro del c¨ªrculo m¨¢s ¨ªntimo del Papa se plantee la duda de si es oportuna una visita de Francisco a su tierra.
Es grave que un candidato al Gobierno de Argentina se permita insultar de manera tan grave y hasta soez al Pont¨ªfice tach¨¢ndolo como ha contado en su magn¨ªfica cr¨®nica, mi colega, Constanza Lambertucci, de ¡°imb¨¦cil¡±, ¡°zurdo¡±, ¡°asqueroso¡±, ¡°comunista¡± y ¡°representante del Maligno¡±, es decir, de ¡°demonio¡±.
Y lo m¨¢s grave es que buena parte del electorado del extremista Milei son j¨®venes y de las periferias m¨¢s pobres. Y son justamente los j¨®venes, como se vio en el encuentro del D¨ªa Mundial de la Juventud celebrado recientemente en Lisboa, quienes m¨¢s aprecio han siempre manifestado por el Papa. Les gusta Francisco por su sencillez, despojado de los viejos oropeles pontificios del pasado y que usa un lenguaje que ellos entienden y aprecian muy lejano al del viejo Vaticano.
Es cierto que, con toda probabilidad, Francisco a¨²n no ha visitado a Argentina por motivos pol¨ªticos que todos conocen. Y se entiende. Fue acusado hasta de ser peronista mientras que ¨¦l mismo ha confesado que intentaron, cuando estaba Buenos Aires, meterle en la c¨¢rcel. Eso es cierto. Por lo que se le hace m¨¢s dif¨ªcil a¨²n en este momento pol¨ªtico tan conturbado en su pa¨ªs donde podr¨ªa llegar al poder un nuevo Trump o Bolsonaro, o quiz¨¢s algo peor con la posible victoria de Milei.
Por ello no es imposible que ante el peligro pol¨ªtico y social al papa Francisco se le ocurra una escapada a su patria como un mensaje no a favor de ning¨²n candidato sino en defensa de valores democr¨¢ticos que son tambi¨¦n religiosos.
S¨¦ por experiencia, tras haber realizado en el pasado m¨¢s de 100 viajes alrededor del mundo, con los papas Pablo VI y Juan Pablo II, todo el complejo aparato de la preparaci¨®n de uno de esos viajes papales en algunos casos dif¨ªciles tambi¨¦n en su aspecto pol¨ªtico y social. Recuerdo en este momento el viaje del papa Woytila a Chile en tiempos de Pinochet, que tantas cr¨ªticas levant¨® por el car¨¢cter pol¨ªtico que acab¨® teniendo.
Los tiempos, sin embargo, han cambiado. El papado de Roma, desde Francisco, ya no es el mismo aunque la vieja Curia se resista al cambio c¨®smico que le ha impartido, el papa argentino, el primero en llegar al papado, como le gusta decir ¡°de la periferia del mundo¡±.
De lo que no cabe duda es que en este momento, el Papa argentino sabe muy bien lo que se juega su pa¨ªs, con reflejos en toda Am¨¦rica Latina y m¨¢s all¨¢. Sabe lo que Argentina se juega en las pr¨®ximas elecciones que podr¨ªan colocar al mando del pa¨ªs a alguien que podr¨ªa fortalecer con su victoria la ola de odio a los valores de la democracia amenazados a nivel global.
Viaje o no inesperadamente a su patria, el papa Francisco, sigue sin duda muy de cerca y con ganas de estar all¨ª, al lado de los j¨®venes y de los fieles m¨¢s desatendidos socialmente, los de la periferia que siempre sufren los cataclismos pol¨ªticos.
Si para Milei el papa Francisco es un demonio, para millones de j¨®venes y pobres del mundo, sigue siendo m¨¢s bien un ¨¢ngel que prefiere acoger que despreciar, que infunde ilusi¨®n y que sabe tocar con sus pies, sin miedo a ensuciarse, el barro de los que sufren desaliento y discriminaci¨®n en el mundo sin preguntarles qui¨¦n es su dios.
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