¡°La dictadura de Pinochet lleg¨® a decir al mundo que V¨ªctor Jara fue muerto por francotiradores¡±
El abogado penalista Nelson Caucoto ha representado desde 1976 a las familias de cientos de v¨ªctimas de la dictadura de Augusto Pinochet, entre ellas a Joan Jara, la viuda del cantautor V¨ªctor Jara, caso en el que Corte Suprema acaba de condenar a siete exmilitares
El 28 de agosto, en la v¨ªspera de que Chile conmemore el 11 de septiembre los 50 a?os del golpe de Estado que derroc¨® al presidente socialista Salvador Allende (1970-1973), un fallo de la Corte Suprema ha provocado impacto internacional: siete militares en retiro del Ej¨¦rcito fueron condenados como autores del secuestro y homicidio del cantautor y referente de la m¨²sica latinoamericana V¨ªctor Jara, asesinado a golpes y balas en el Estadio Chile, en Santiago, cinco d¨ªas despu¨¦s del bombardeo al palacio de La Moneda que deriv¨® en la dictadura de 17 a?os de Augusto Pinochet (1973-1990). A¨²n hay m¨¢s de 1.000 personas desaparecidas.
Ha sido una sentencia que los tribunales chilenos han emitido 50 a?os despu¨¦s del asesinato de V¨ªctor Jara y del exdirector de Prisiones de Allende Littr¨¦ Quiroga, y que cay¨® sobre sus autores ¡ªque no presentaban condenas previas¡ª cuando ten¨ªan entre 73 y 86 a?os. Uno de ellos, el de mayor edad, el brigadier en retiro Hern¨¢n Chac¨®n, se suicid¨® al d¨ªa siguiente, cuando la polic¨ªa le fue a notificar para que entrara a prisi¨®n. ¡°Me parece terrible, muy lamentable por la familia. Es dram¨¢tico. Me golpe¨® mucho cuando me enter¨¦¡±, dice a EL PA?S Nelson Caucoto, que desde 1999 ha sido abogado de la familia del autor de composiciones como Te recuerdo Amanda y El derecho de vivir en paz. Fue cuando la causa se reactiv¨® despu¨¦s de estar cerrada por m¨¢s de dos d¨¦cadas, un derrotero judicial que se repiti¨® en todas los casos de violaciones a los derechos humanos en Chile perpetradas tras el golpe.
Nelson Caucoto (Iquique, Chile, 1951) ha dedicado 47 a?os a representar a v¨ªctimas de violaciones a los derechos humanos de la dictadura de Pinochet: toda su carrera profesional. Por ello, ha sido tanto testigo como protagonista de la historia judicial de este tipo de casos desde 1976, cuando asumi¨® su primera causa reci¨¦n titulado en la Universidad de Concepci¨®n por la detenci¨®n de Nicomedes Toro Bravo, quien se encuentra desaparecido hasta hoy. En 2023, pr¨¢cticamente todas las semanas ha alegado ante la Corte Suprema las decenas de procesos que siguen abiertos y que han llegado a su etapa final. Adem¨¢s del crimen de V¨ªctor Jara, ha sido querellante en cientos de casos, entre ellos el degollamiento en 1985 de tres militantes comunistas, las desapariciones de la Operaci¨®n Colombo y el asesinato del diplom¨¢tico espa?ol, Carmelo Soria.
Pero para llegar a este momento, en que los tribunales superiores han empezado a ratificar gran parte de las condenas a los exagentes de Pinochet, como muchos abogados de su ¨¢rea Caucoto debi¨® perder durante tres d¨¦cadas todos sus recursos judiciales. Esto, porque en los a?os 70, 80 y buena parte de los 90, cuando ya hab¨ªa llegado la democracia, una generaci¨®n de jueces distinta a la actual o amnistiaba los casos o la justicia militar los ped¨ªa y sobrese¨ªa. Es lo que explica que a¨²n existan muchos procesos vigentes, que fueron reabiertos despu¨¦s de 1998 cuando se presentaron cientos de querellas contra Pinochet tras su detenci¨®n en Londres por orden de la justicia espa?ola por delitos de lesa humanidad.
De esos tiempos duros Caucoto tiene vivo el recuerdo de cuando parti¨®, a los 26 a?os, en la Vicar¨ªa de la Solidaridad (1973-1990). Era un emblem¨¢tico organismo que prest¨® asesor¨ªa a las familias de las v¨ªctimas en los a?os m¨¢s cruentos de la dictadura y que ante las cortes de apelaciones chilenas sus abogados perdieron, ¡°por lo bajo, m¨¢s de 10.000 recursos de amparo¡± que interpon¨ªan por las detenciones y desapariciones de partidarios de Allende. ¡°Aprend¨ª a leer los labios de los ministros [que integraban entonces las cortes de apelaciones]: ¡®Ya viene este tal por cual a alegar puras tonteras¡¯¡±, dice.
Ante las derrotas, recuerda, que el clima en la Vicar¨ªa era clave para sobrellevarlas. ¡°Hab¨ªa esp¨ªritu de amistad, solidario, de acogida¡±, se?ala. ¡°Yo perd¨ª todo. Pero en derechos humanos tienes que tener una convicci¨®n distinta y al final puedes lograr cosas¡±. ¡°Hay que tener una paciencia de santo¡±, dice el abogado.
Sin embargo, una vez Caucoto perdi¨® esa ¡°paciencia de santo¡±. Y fue precisamente en el caso de V¨ªctor Jara, en el que representa a la viuda del cantante, Joan Jara y sus hijas Amanda y Manuela. ¡°Lo primero que trat¨¦ de buscar fue la informaci¨®n que el Estado de Chile entreg¨® a la Comisi¨®n Interamericana [en 1974]: inform¨® que V¨ªctor Jara fue muerto por francotiradores. Y no era de un murmullo: ?era del Estado de Chile a la Comisi¨®n Interamericana!¡±.
Agotado de oficiar a las Fuerzas Armadas para averiguar qui¨¦n estaba al mando del Estadio Chile, donde junto al cantautor hubo m¨¢s de 5.000 detenidos, en 2004 hizo un llamamiento p¨²blico para obtener informaci¨®n y os¨® anunciar que pedir¨ªa que se citara a declarar a la Junta Militar cuando Pinochet todav¨ªa estaba vivo (muri¨® en 2006).
Aunque parece operado de los nervios, Nelson Caucoto eleva en un tono su voz al recordar, con una pasi¨®n que evoca la impotencia de esos a?os, cu¨¢nto cost¨® que el crimen de V¨ªctor Jara avanzara. ¡°Fue tan dif¨ªcil¡±, comenta. ¡°Ni Carabineros, ni el Ej¨¦rcito, ni la Marina, ni la Aviaci¨®n. Nadie ten¨ªa a su cargo el Estadio Chile... ?Y qu¨¦ inform¨® el Estado Mayor del Ej¨¦rcito? Que era imposible determinar qui¨¦n era el encargado, porque dec¨ªan que hubo un mando rotativo de todos los d¨ªas, de manera que no se sab¨ªa qui¨¦n fue. Insistimos tanto y nunca nos dieron la informaci¨®n¡±.
Recuerda que se preguntaba, abrumado: ¡°Si aqu¨ª hubo 5.000 presos, ?c¨®mo no vamos a tener testigos?¡±. Al final, rememora, tras ese llamamiento fueron surgiendo datos, lentamente, de exprisioneros pol¨ªticos y luego de exconscriptos que estuvieron en ese recinto. ¡°Llegaron los testigos por bandadas. Llamaron un mont¨®n de personas. Mand¨¦ una lista al juez y ah¨ª comenz¨® la historia¡±.
Sobre los casos de derechos humanos en Chile, Caucoto dice: ¡°Yo creo que la historia hay que escribirla diciendo que hubo 30 a?os en que no se investig¨® nada [entre 1973 y 1997 aproximadamente]. Salvo casos muy excepcionales, como la condena en el caso degollados en 1995 y la del asesinato del transportista Mario Fern¨¢ndez en 1997¡å.
Pregunta: Recientemente han salido muchos fallos que han coincidido tambi¨¦n con los 50 a?os del Golpe. ?En Chile puede hablar de impunidad?
Respuesta. En Chile no hay impunidad. Pero la hubo por 30 a?os, sin lugar a dudas. En los ¨²ltimos 20 a?os el Poder Judicial se puso las pilas. Y cumpli¨® la funci¨®n que es su base fundacional: proteger los derechos humanos. Si los tribunales no protegen los derechos humanos no sirven para nada.
Caucoto dice que ha sido la conmemoraci¨®n de los 50 a?os del golpe de Estado la que ha vuelto a poner en la agenda en estos casos, pero que durante varios a?os han seguido tramit¨¢ndose y avanzando. Y destaca que solo en julio pasado la Corte Suprema conden¨® a 33 exagentes del Estado por cinco personas desaparecidas en 1987, una causa de la que tambi¨¦n es querellante.
Pero el camino ha sido largo. Muy largo. Y 2004, recuerda el abogado, fue un a?o clave, pues hubo una causa, en la que tambi¨¦n fue uno de los querellantes, que puso a prueba a la justicia chilena en materia de derechos humanos: la desaparici¨®n del sastre y militante del Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR), Miguel ?ngel Sandoval Rodr¨ªguez, detenido el 7 de enero de 1975 en la v¨ªa p¨²blica por agentes del Estado. Ten¨ªa 26 a?os.
La investigaci¨®n del caso de Sandoval la realiz¨® el juez Alejandro Sol¨ªs, quien determin¨® que la c¨²pula de la polic¨ªa secreta de Pinochet, la DINA, liderada por su director, el general en retiro Manuel Contreras (fallecido en 2015), fue la responsable de su desaparici¨®n. Fue una sentencia que ratific¨® la Corte de Apelaciones de Santiago, pero que a fines de 2004 lleg¨® a la Corte Suprema para su revisi¨®n. Para los abogados de derechos humanos era un caso clave, pues ser¨ªa un fallo que marcar¨ªa la pauta en lo que vendr¨ªa en adelante: por primera vez el m¨¢ximo tribunal se pronunciar¨ªa si la ley de amnist¨ªa, que la dictadura impuls¨® para que los delitos cometidos entre 1973 y 1978 no se investigaran, era aplicable en una condena.
Ese momento de tensi¨®n previo al fallo, Caucoto lo recuerda as¨ª: ¡°Pensaba: tremenda responsabilidad que estoy asumiendo. Si no salgo de esta se acaban todas las causas. Porque si la Corte Suprema hubiera dicho se sobresee por amnist¨ªa o por prescripci¨®n, se acababa todo lo dem¨¢s. Nos jug¨¢bamos que operara o no el derecho internacional¡±.
Finalmente, la sentencia fue confirmada en 2005 en votaci¨®n un¨¢nime por la Corte Suprema, y se convirti¨® en un precedente jur¨ªdico que opera hasta hoy.
Fue un per¨ªodo fundamental, dice Caucoto, porque ese mismo a?o tambi¨¦n fue condenado ¡ªa pena perpetua por el juez Hugo Dolmestch¡ª, adem¨¢s de Contreras, el general en retiro Hugo Salas Wenzel, quien fue director de la CNI, el organismo de Pinochet que reemplaz¨® a la DINA, acusado de los homicidios en 1987 de 12 exmiembros del Frente Patri¨®tico Manuel Rodr¨ªguez (FPMR). ¡°Yo no s¨¦ en qu¨¦ otro pa¨ªs se puede ver que caigan presos los dos jefes de los aparatos de inteligencia¡±, dice Caucoto, quien tambi¨¦n fue querellante en esa causa.
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