Lo que la izquierda brasile?a debe entender sobre la prensa cr¨ªtica
Ser¨ªa triste e inconcebible cualquier iniciativa por parte de Lula o de su partido contra la libertad de expresi¨®n, que es el espejo m¨¢s fiel de la robustez de cualquier democracia.
Hay en Brasil pol¨ªticos progresistas convencidos de que en la confusi¨®n de nuestros d¨ªas, tras el ajetreo conservador de las redes sociales, los grandes medios tradicionales de informaci¨®n, prensa, radio y televisi¨®n de cu?o democr¨¢tico, no deber¨ªan criticar a la izquierda.
Est¨¢ iniciando una guerra larvada contra los grandes medios de comunicaci¨®n de diferentes matices democr¨¢ticos promovidos por la vieja izquierda que ha vuelto con Lula al poder aunque esta vez con la ayuda de un centro democr¨¢tico.
Es como si esa vieja izquierda que, felizmente ha llegado a¨²n a tiempo para frenar los ¨ªmpetus de la extrema derecha golpista, se preguntase con espanto c¨®mo se pueden criticar, por ejemplo, ciertas decisiones tomadas por Lula y su nuevo Gobierno. S¨ª, puede y debe hacerse precisamente para que posibles excesos de confianza en sus apuestas, algunas a¨²n con el cu?o de las viejas derrotas del pasado, no acaben empa?ando la primavera democr¨¢tica reci¨¦n estrenada.
?Es que no es criticable, por ejemplo, que el nuevo Gobierno haya recortado el presupuesto justamente a los ministerios del Medio Ambiente y de Cultura como ya hab¨ªa hecho Bolsonaro? ?O que forcejee para poder extraer petr¨®leo de la Amazonia, o que se pretenda desenterrar la ya vieja cuesti¨®n del impeachment de la expresidente Dilma que hoy preside con todos los honores el Banco de los Brics? Ello suena m¨¢s bien a venganza e indispone inutilmente al Gobierno con una buena parte del Congreso.
?Puede o no ser criticado por los medios de comunicaci¨®n democr¨¢ticos el supuesto exceso de gastos y lujo en los numerosos viajes de Lula y su esposa al exterior? La prensa acaba de informar, por ejemplo, que el Presidente ha pedido sustituir su avi¨®n oficial por uno nuevo m¨¢s c¨®modo, que deber¨ªa disponer de un dormitorio matrimonial, un despacho, un sal¨®n de reuniones y cien lugares de media cama para sus acompa?antes. El avi¨®n posiblemente escogido tiene un precio de unos 80 millones de d¨®lares. La pregunta que se hace la opini¨®n p¨²blica es si no existen en este momento en el pa¨ªs problemas m¨¢s acuciantes que la adquisici¨®n de un avi¨®n m¨¢s moderno y m¨¢s lujoso para el Presidente. Ni Bolsonaro lo hab¨ªa hecho.
?Puede o no ser criticada la insistencia de Lula en su apoyo a Rusia y a su l¨ªder Putin en el delicado y peligroso conflicto de la guerra con Ucrania? ?O en la insistencia en defender que Venezuela es una democracia? ?O sus cr¨ªticas constantes a Occidente y su empe?o en crear una nueva moneda para debilitar al d¨®lar y apoyar a China? ?Por qu¨¦ no puede ser cuestionada la, al parecer, excesiva presencia pol¨ªtica de la esposa de Lula, Janja en el nuevo Gobierno y en los viajes oficiales al extranjero?
En su af¨¢n de defender a Putin, Lula le hab¨ªa hecho saber que si el a?o pr¨®ximo quisiera venir a Brasil para participar al G20 ¡°no ser¨ªa detenido¡±. Ello porque en este momento el mandatario ruso evita asistir a las cumbres internacionales por miedo a ser detenido gracias a una orden del Tribunal Penal Internacional que en marzo de 2023 emiti¨® un mandato de prisi¨®n contra ¨¦l por los presuntos cr¨ªmenes en la guerra de Ucrania.
Acosado por los medios de prensa, Lula ha echado primero marcha atr¨¢s y ha afirmado que si el l¨ªder sovi¨¦tico viniera a Brasil ser¨¢ la polic¨ªa qui¨¦n decida si ser¨¢ o no detenido, no ¨¦l. M¨¢s tarde lleg¨® a insinuar que desconoc¨ªa la existencia de dicho Tribunal mientras el ministro de Justicia, Flavio Dino, no excluye que Brasil pueda decidir salirse. En ese caso Putin s¨ª podr¨ªa venir tranquilo a Brasil.
?Pueden ser culpados los medios de comunicaci¨®n por criticar lo que se considera un exceso de atenci¨®n pol¨ªtica al l¨ªder ruso en este momento? Guste o no, los medios de informaci¨®n cl¨¢sicos, que cuentan con r¨ªgidos controles internos sobre la veracidad de los hechos, seguir¨¢n siendo en democracia un basti¨®n contra la guerra implantada por las fake news en las redes.
En Brasil sigue a¨²n resonando una frase ya c¨¦lebre de la expresidente, Dilma Rousseff, que al ganar las elecciones, en su primer discurso afirm¨®: ¡°Prefiero el ruido de los peri¨®dicos al silencio de las dictaduras¡±. Ella que lleva a¨²n en su carne las cicatrices de la tortura durante la dictadura militar, dio entonces carpetazo a un proyecto del ala m¨¢s dura de su partido, el PT, que pretend¨ªa controlar a los medios de comunicaci¨®n y a los periodistas.
Hoy que Lula ha vuelto felizmente a la Presidencia, tras la noche oscura del bolsonarismo golpista que siempre odi¨® a los medios de comunicaci¨®n, ser¨ªa triste e inconcebible cualquier iniciativa por parte suya o de su partido contra la libertad de expresi¨®n, que es el espejo m¨¢s fiel de la robustez y autenticidad de cualquier democracia.
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