Lenguas espa?olas
Impulsado por la aritm¨¦tica parlamentaria, el uso del catal¨¢n, el euskera y el gallego llega al Congreso con normalidad
El castellano ya no es la lengua de uso ¨²nico y obligatorio en el Congreso de los Diputados. Desde este martes, el catal¨¢n, el euskera y el gallego, tres idiomas de uso oficial en seis comunidades aut¨®nomas, podr¨¢n ser utilizados tambi¨¦n en el ¨®rgano de representaci¨®n de la soberan¨ªa nacional, como ya suced¨ªa en el Senado.
Espa?a se iguala as¨ª a democracias federales de arraigado multiling¨¹ismo institucional como B¨¦lgica, Canad¨¢ y la Confederaci¨®n Helv¨¦tica. Lejos de significar un atentado contra la igualdad entre los espa?oles y un factor de divisi¨®n y discordia, como pretenden quienes se han opuesto a la proposici¨®n de ley que se aprueba definitivamente este jueves, es un factor de uni¨®n entre los ciudadanos y un avance en la igualdad de sus derechos como hablantes. Adem¨¢s, desarrolla no solo la letra de la Constituci¨®n sino que recupera tambi¨¦n el esp¨ªritu de di¨¢logo y concordia que marc¨® su redacci¨®n.
La sesi¨®n en el Congreso responde plenamente al t¨ªtulo preliminar de la Ley Fundamental, con frecuencia olvidado, donde se se?ala que ¡°la riqueza de las distintas modalidades ling¨¹¨ªsticas de Espa?a es un patrimonio cultural que ser¨¢ objeto de especial respeto y protecci¨®n¡±. ?Qu¨¦ mayor respeto y protecci¨®n que reconocer el derecho de los representantes de los ciudadanos a expresarse en los idiomas que hablan sus representados? Como se?al¨® el primer presidente de la democracia, Adolfo Su¨¢rez, respecto al r¨¦gimen nacido en 1978, la actual iniciativa trata de convertir en normal en el Parlamento lo que ya es normal en la calle. La ¨²nica anomal¨ªa es que haya llegado tan tarde y solo debido a la necesidad del PSOE ¡ªque tradicionalmente se opuso a la medida¡ª de contar con los votos de los nacionalistas catalanes para asegurarse la presidencia de la C¨¢mara. No sirven los argumentos funcionalistas que reivindican el uso de una sola lengua porque sea la que todos hablan. Las lenguas no agotan su funci¨®n social en la mera comunicaci¨®n. Tambi¨¦n atesoran un enorme valor simb¨®lico. Tiene todo el sentido que la lengua oficial en toda Espa?a, el castellano, sea utilizada con mayor frecuencia que las auton¨®micas como idioma com¨²n, pero convertir su uso en obligatorio es cercenar el esp¨ªritu constitucional.
No es una exageraci¨®n calificar la jornada de este martes, marcada por la normalidad, como hist¨®rica. Es el t¨¦rmino que usaron numerosos portavoces. Para Junts per Catalunya lo es porque la considera un paso decisivo para el reconocimiento del catal¨¢n en la Uni¨®n Europea, donde la presidencia espa?ola defendi¨® ayer su oficialidad en las instituciones comunitarias junto a la del euskera y el gallego. Dicha defensa, no obstante, choc¨® con la previsible reticencia de los Veintisiete, que han preferido aplazar el debate.
De la sesi¨®n en la C¨¢mara baja, finalmente, destaca la discreta oposici¨®n presentada por el Partido Popular en contraste con el boicot teatral de Vox, cuyos diputados se ausentaron moment¨¢neamente del hemiciclo en se?al de protesta. La formaci¨®n ultraderechista identifica la unidad de la naci¨®n con la exclusividad de la lengua, un paradigma de nacionalismo etnicista que le iguala con los m¨¢s radicales independentistas vascos y catalanes. Por su parte, el portavoz del PP, Borja S¨¦mper, reivindic¨® la Espa?a plural y constitucional como ejemplo europeo de reconocimiento y protecci¨®n de la riqueza ling¨¹¨ªstica. Es una pena que su formaci¨®n criticara la bondad de una idea que ¨¦l mismo puso en pr¨¢ctica con su discurso, el primero en el que un dirigente de su partido alterna euskera y castellano en el Congreso de los Diputados.
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