Desconf¨ªen

Medio pa¨ªs intenta cabrear al otro medio a cuenta de una amnist¨ªa de cuya constitucionalidad no cabe duda para algunos expertos mientras que resulta un atropello para otros. De los pocos peatones de la historia que le¨ªmos en su d¨ªa la Constituci¨®n, la mayor¨ªa la hemos olvidado en defensa propia, pues garantiza derechos como el de la vivienda de los que el mercado abomina. Y a ver qu¨¦ Constituci¨®n le gana un pulso al mercado. Asumido por tanto el hecho de que la Ley Fundamental es una ficci¨®n (todas lo son), ?admitir¨ªa modificaciones que no afectaran a su l¨ªnea argumental? Los ¨²nicos textos que no aceptan retoques son los sagrados, porque su autor es Dios, con el que no puedes negociar porque parece que no existe, pobre. Lo que est¨¢ en juego, en fin, no es la conveniencia de meter mano al relato, sino la necesidad de Feij¨®o de que nos indignemos porque el mal rollo suele dar votos al PP.

Consigue que un pa¨ªs se encolerice, convoca a continuaci¨®n unas elecciones y coloca un perfil parecido al de Aznar de candidato. Ya ver¨¢s lo que pasa. A los espa?oles, en estos momentos, resulta dif¨ªcil cabrearlos por otra cosa que no sea la subida de las hipotecas y el precio del aceite de oliva, incluso del aceite a secas. Pero salir a la calle por eso no es ¨¦pico ni heroico, no le interesa al Ibex 35. Ahora bien, si logras canalizar el malestar creado por la inflaci¨®n hacia el patriotismo, puedes llenar las plazas de Madrid de manifestantes o lograr que gane unas primarias en Argentina Javier Milei. Trump no es otra cosa que la mala leche hecha carne. Todos sus seguidores aparecen enfadados en la tele.

As¨ª las cosas, desconfiemos de quienes intentan convertir nuestro desasosiego econ¨®mico en secreci¨®n biliar de car¨¢cter religioso. Viven de eso, tienen ah¨ª su nicho de mercado, pero no aliviar¨¢n nuestra pesadumbre hipotecaria.