Lula acierta en la ONU y Brasil vuelve a contar en el mundo que se est¨¢ engendrando
El presidente brasile?o necesita saber usar sus favorables dividendos internacionales para imponerse en la pol¨ªtica interna
Tras cuatro a?os de oscurantismo y peligro de un golpe militar a manos del ultraderechista Bolsonaro, Brasil corr¨ªa el peligro de volver a ser el pa¨ªs del pasado, en vez del cl¨¢sico pa¨ªs del futuro. Su posici¨®n estrat¨¦gica entre Norte y Sur del mundo, sus riquezas naturales y su posici¨®n clave en la actual crisis clim¨¢tica que amenaza al planeta se estaba deshilachando.
Quienes asesoraron los d¨ªas pasados a Lula en sus discursos y numerosos encuentros con motivo de la reuni¨®n con sus pares en la reuni¨®n de la ONU en Nueva York han acertado el tiro. Lula, como lo confiesan hoy hasta sus mayores cr¨ªticos, como el columnista del diario Globo y presidente de la Academia de la Lengua, Merval Pereira, ¡°estrechando los lazos con los Estados Unidos en una visi¨®n humanista del trabajo, ha dado un giro en lo que caminaba para ser una uni¨®n antioccidental en la pol¨ªtica externa¡±.
Los siete aplausos recibidos por Lula en su discurso en la Asamblea de los grandes del mundo, algo inusitado, fue la se?al de que acert¨® en el tono para dejar atr¨¢s el oscurantismo en el que Brasil hab¨ªa ca¨ªdo, y volv¨ªa a resurgir de las cenizas para recuperar el peso que le corresponde en el nuevo ajedrez mundial que se est¨¢ forjando.
En Nueva York, Lula se ha distanciado finalmente de sus obsesiones de estar al lado de los pa¨ªses antioccidentales y su positivo encuentro con Biden le ha conducido incluso a revisar sus ¨ªmpetus de acercamiento a Putin en la guerra de Ucrania y a tener, por fin, un encuentro sin aristas con el l¨ªder ucraniano Zelenski para hablar de una soluci¨®n pac¨ªfica y pactada del conflicto b¨¦lico que empieza a cansar al mundo.
Una vez rota la obsesi¨®n antioccidental de Lula y de acercamiento al continente latinoamericano, de boicotear el d¨®lar para crear una nueva moneda que favorezca a China, Brasil puede ahora revisar su desastrada pol¨ªtica exterior, destruida por su antecesor, Bolsonaro, que estaba arrastrando a este pa¨ªs no s¨®lo a un desencanto interno sino tambi¨¦n a no saber ya c¨®mo colocarse en el globo en transformaci¨®n.
Ahora Lula, si no desiste de su conversi¨®n, y si Biden consigue derrotar a Trump, como Lula lo hizo con Bolsonaro, las relaciones entre ambos presidentes considerados progresistas podr¨ªa dar un vuelco. Y en ese caso s¨ª es cierto que Brasil, con sus buenas relaciones, sobre todo comerciales con China y con los pa¨ªses en desarrollo, podr¨¢ abrir nuevos caminos de di¨¢logo positivo y fruct¨ªfero. Y eso no s¨®lo entre Estados Unidos y China, sino tambi¨¦n entre Brasil y Europa. Brasil podr¨ªa as¨ª ser un punto clave en la nueva partida de ajedrez que se est¨¢ jugando en las arenas movedizas de un nuevo orden mundial.
Lula necesita ahora olvidarse de los viejos pa¨ªses dictatoriales del continente para entablar un di¨¢logo franco con los nuevos Gobiernos progresistas que est¨¢n surgiendo en Am¨¦rica Latina, que siguen viendo a Lula con excesivas simpat¨ªas con las viejas dictaduras del continente.
Ahora que el l¨ªder brasile?o en pocos meses se ha encontrado ya, en su febril pol¨ªtica exterior, con los l¨ªderes de medio mundo, necesita con urgencia colocar todos sus esfuerzos en hacer realidad sus jugosas promesas de pol¨ªtica interna para barrer del pa¨ªs la basura acumulada por su antecesor y para levantar de su letargo a una econom¨ªa que mal responde a sus posibilidades reales.
Brasil es un pa¨ªs en el que, dada su situaci¨®n continental y sus riquezas de todo tipo, no puede ya permitirse el bochorno de seguir teniendo millones no s¨®lo de pobres sino de familias que no consiguen comer cada d¨ªa.
Lula ha llegado con un programa social robusto, progresista, con sue?os de recuperaci¨®n urgente que necesita ahora poner en marcha sin dejarse atemorizar por la vieja pol¨ªtica rancia de un falso semipresidencialismo del Congreso. Es algo que le impide llevar a cabo reformas sustanciales ante las rancias pr¨¢cticas clientelistas del pasado.
Lula, con su gran experiencia, sabe muy bien que ya no puede volver a las viejas pr¨¢cticas de la pol¨ªtica rastrera de que el Gobierno tenga que comprarse literal y monetariamente a los congresistas para poder aprobar las reformas. Tanto lo sabe, que ello le condujo un d¨ªa a la c¨¢rcel.
Lula necesita ahora saber usar sus favorables dividendos internacionales para saber imponerse en la pol¨ªtica interna, quebrando los viejos y desgastados trucos internos que han impedido siempre a este pa¨ªs, desde la colonizaci¨®n hasta hoy, hacer realidad el famoso eslogan de que ¡°Dios es brasile?o¡±.
Es verdad que nunca, como en los cuatro a?os del desastroso Gobierno golpista bolsonarista, se us¨® y abus¨® tanto del nombre de Dios aprovechando que Brasil es un pa¨ªs profundamente religioso. Ahora ha llegado la hora de pasar de los esl¨®ganes f¨¢ciles y manidos para dar paso a las reformas profundas que permitan a este pa¨ªs poder ser y significar lo que realmente es y debe ser en el mundo. Un mundo digital a caballo entre el norte y el sur, entre lo viejo que muere y lo nuevo que lucha por nacer.
A Lula no le falta intuici¨®n ni olfato pol¨ªtico para entenderlo, como lo ha demostrado en su larga carrera pol¨ªtica. Puede que esta sea, por su edad, la ¨²ltima vez que tenga la posibilidad de demostrarle al mundo que, como lo bautiz¨® Obama, es ¡°El Pol¨ªtico¡±. Es decir, el pol¨ªtico por excelencia en instinto y biograf¨ªa.
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