Chile y los derechos irrenunciables
La ultraderecha no puede imponer una Constituci¨®n que no est¨¦ basada en el consenso con las dem¨¢s fuerzas pol¨ªticas
El proceso de redacci¨®n de una nueva Constituci¨®n en Chile entra en su fase final. El pleno del Consejo Constitucional ya vota las enmiendas al texto redactado por una comisi¨®n de notables y en diciembre el articulado definitivo ser¨¢ sometido a un plebiscito vinculante. Los sondeos anticipan un rechazo. Si no hay un cambio rotundo, Chile sumar¨¢ dos fracasos consecutivos de reforma constitucional en poco m¨¢s de dos a?os. El primero choc¨® con la negativa del 62% de los votantes en septiembre de 2022. Los chilenos consideraron que el texto no alcanzaba el consenso que necesita la ley que organiza un pa¨ªs bajo valores comunes. Este segundo intento va por el mismo camino. Si aquel proceso estuvo dominado por las ideas que impuso una mayor¨ªa de extrema izquierda, el actual lo est¨¢ por aquellas impulsadas por la extrema derecha.
En mayo de 2023, Chile eligi¨® 51 consejeros constitucionales. El resultado fue el opuesto al de la elecci¨®n del primer consejo, el fallido. Los ultras del Partido Republicano alcanzaron el 35% de los votos y se hicieron con la hegemon¨ªa, imponiendo un proyecto que pone en peligro derechos fundamentales como el aborto o la educaci¨®n y la salud p¨²blicas, tres de los grandes reclamos de los j¨®venes que en 2019 salieron a la calle y precipitaron el proceso constituyente en marcha.
Si el texto constitucional no vira finalmente hacia posiciones de consenso, todo el proceso estar¨¢ en peligro. La expresidenta socialista Michelle Bachelet ya advirti¨® de que si la nueva Constituci¨®n pone en peligro los derechos de las mujeres, no la apoyar¨¢. Es solo un ejemplo de los escollos que la opci¨®n por el Apruebo encontrar¨¢ en el camino hacia la cita de diciembre. Tampoco la derecha tradicional est¨¢ dispuesta a hacer campa?a a favor si ello supone dar poder al gran referente del Partido Republicano, el excandidato presidencial Jos¨¦ Antonio Kast, derrotado por el actual presidente, Gabriel Boric. El Gobierno, mientras, tomar¨¢ toda la distancia posible respecto a una Constituci¨®n que, hoy por hoy, no supera en su esencia a la vigente, escrita en 1980 durante la dictadura de Augusto Pinochet.
La Ley Fundamental heredada del Gobierno militar no representa al Chile actual. Las nuevas generaciones, sobre todo las nacidas despu¨¦s del regreso a la democracia en 1990, reclaman que el ¨¦xito econ¨®mico se traduzca en mejoras sociales, que la educaci¨®n no sea un privilegio o que recursos tan fundamentales como el agua salgan de la esfera privada. El texto actualmente en discusi¨®n no da respuesta a esos reclamos. La derecha y la ultraderecha tienen la oportunidad de demostrar a¨²n que est¨¢n a la altura de las circunstancias. Un nuevo fracaso del proceso constitucional asestar¨ªa un duro golpe a la democracia chilena.
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