Se incuba una tragedia
El problema m¨¢s profundo que subyace en este proceso constitucional es la deslegitimaci¨®n de un sistema pol¨ªtico que no logra hacer pie en la realidad
Esta semana presenciamos un cambio notable, incluso un quiebre, en la posici¨®n de las fuerzas de izquierda con respecto al proceso constitucional en curso. Mientras pocas semanas atr¨¢s eran voces marginales las que expresaban su desconfianza en el desarrollo del Consejo, como las de los militantes comunistas Hugo Guti¨¦rrez o Daniel Jadue, en los ¨²ltimos d¨ªas hemos observado que, dentro de lo que queda de Apruebo Dignidad, comienzan a surgir desacuerdos m¨¢s generalizados con el rumbo del proceso.
Yanira Z¨²?iga, profesora de derecho de la Universidad Austral, se preguntaba en su cuenta de Twitter: ¡°Si (¡) este proceso constituyente ha sido tan sobrio y los constituyentes tan razonables ?por qu¨¦, entonces, el proceso estar¨ªa ad portas de fracasar?¡±. Con independencia de que uno coincida o no su diagn¨®stico, la pregunta es pertinente porque toca una fibra sensible de nuestro problema constitucional. Responderla implica dar un rodeo m¨¢s largo.
Si observamos el panorama en perspectiva, el problema se origina en la Convenci¨®n Constitucional, que socav¨® la ya escasa credibilidad del sistema pol¨ªtico al llevar mal el proceso, lleno de escenas folcl¨®ricas, que culmin¨® en un proyecto deficiente y maximalista. Esto ayuda a explicar por qu¨¦ la opci¨®n del Rechazo obtuvo una ventaja tan amplia en todo el pa¨ªs.
No obstante, el voto en contra ven¨ªa acompa?ado de una promesa: la de trabajar por una Constituci¨®n buena y nueva para Chile. La mayor¨ªa de las fuerzas pol¨ªticas cumplieron su compromiso y dieron inicio a un segundo intento, cuidadosamente regulado debido al trauma del fracaso anterior. A pesar de esto, la ciudadan¨ªa no se conect¨® con este proceso; en lugar de eso, lo observ¨® con distancia y opt¨® mayoritariamente por elegir representantes del partido que menos deseaba liderar la discusi¨®n constitucional: los republicanos.
De este modo, se abri¨® una nueva etapa en la que aquellos que se opon¨ªan con mayor firmeza a este cambio, y que hab¨ªan adoptado previamente un enfoque beligerante y duro, se vieron obligados de la noche a la ma?ana a establecer y mantener un espacio para el di¨¢logo.
Los errores iniciales cometidos por ese partido en las semanas posteriores al 7 de mayo solo sirvieron para disminuir las posibilidades de un di¨¢logo exitoso. Dado que las fuerzas de derecha alcanzaron tres quintos de los representantes y el poder para liderar el proceso, la izquierda se refugi¨® en el anteproyecto elaborado por expertos, consider¨¢ndolo una l¨ªnea roja en casi todos los temas, mostrando una escasa (o nula, seg¨²n el caso) apertura a la discusi¨®n. Esto ha resultado en el fracaso de varios intentos de di¨¢logo, ya que cualquier modificaci¨®n sustancial del texto propuesto por los expertos (en el cual, recordemos, tanto las fuerzas de derecha como de izquierda estaban igualmente representadas) se ha convertido en una posibilidad de ruptura, generando diferencias insalvables. No deja de sorprender que casi cualquier modificaci¨®n es tildada como un atentado contra los m¨ªnimos democr¨¢ticos o avances civilizatorios. A ratos da la impresi¨®n de que las izquierdas siguen so?ando con el texto de la Convenci¨®n y de que cualquier texto que se aleje de ese horizonte ser¨¢ tildado de insuficiente.
Esta din¨¢mica tambi¨¦n se reflej¨® en la propuesta de los consejeros oficialistas que instaba a todos los sectores a retirar la totalidad de las enmiendas, as¨ª como en las cr¨ªticas de la plataforma de activismo del VAR Constitucional, que a menudo incurre en imprecisiones y arbitrariedades al cuestionar las redacciones de art¨ªculos y enmiendas cuando estas provienen del sector contrario.
Lo que parecen pasar por alto los an¨¢lisis previos es que el anteproyecto no lograba despertar un gran entusiasmo en la ciudadan¨ªa que, en ¨²ltima instancia, tiene la decisi¨®n final. Independientemente del m¨¦todo de evaluaci¨®n utilizado, en todos ellos se detectaba una inclinaci¨®n a votar En contra de cualquier cosa que emanara del ¨®rgano constitucional. Esto nos conduce al problema m¨¢s profundo que subyace en este proceso constitucional: la deslegitimaci¨®n de un sistema pol¨ªtico que no logra hacer pie en la realidad ni conectar con una ciudadan¨ªa desconfiada. De consolidarse el escenario actual, en el cual este segundo intento fracase tal como el primero, el socav¨®n ser¨ªa dif¨ªcil de reparar en el corto plazo.
En la historia no existen destinos inevitables ni guiones predefinidos; no se trata de un juego con cartas marcadas. Todav¨ªa quedan varias etapas en el camino: plenos del Consejo, observaciones de la Comisi¨®n Experta al texto, una eventual comisi¨®n mixta entre expertos y consejeros, la votaci¨®n final del Consejo. Sin embargo, los caminos se vuelven m¨¢s estrechos para el di¨¢logo, las opciones comienzan a agotarse y el tiempo apremia. La incapacidad para alcanzar acuerdos b¨¢sicos en una amplia gama de temas que son de vital importancia para nuestra sociedad, que van desde la Constituci¨®n hasta la educaci¨®n, la salud, la seguridad social y la conmemoraci¨®n del golpe del 11 de septiembre de 1973, junto con la negaci¨®n de legitimidad a los adversarios pol¨ªticos ¨Calgo que la izquierda viene mostrando al menos desde 2019¨C, nos enfrenta a un desafiante proceso de recomposici¨®n social. Ante nuestros ojos se gesta una tragedia para la cual pareciera que no queremos dotarnos de las herramientas adecuadas.
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