Manifestaci¨®n en Barcelona
La convocatoria de Societat Civil Catalana muestra la herida que el ¡®proc¨¦s¡¯ dej¨® en una parte de la poblaci¨®n
La manifestaci¨®n convocada por la entidad antindependentista Societat Civil Catalana llev¨® ayer a decenas de miles de personas a las calles de Barcelona. La Guardia Urbana calcul¨® que fueron unas 50.000, mientras que los organizadores hablaron de 300.000. M¨¢s all¨¢ de la envergadura de la convocatoria, lo que esta tiene de significativo es que demuestra que las heridas que dej¨® el proc¨¦s siguen abiertas para una parte de la poblaci¨®n muy cr¨ªtica con cualquier gesto de gracia que pueda ponerse en marcha para perdonar a quienes participaron en la organizaci¨®n del oto?o separatista de 2017 y que precipitaron una cadena de episodios que afectaron a la convivencia entre catalanes. El lema fue ¡°No en mi nombre: ni amnist¨ªa ni autodeterminaci¨®n¡± y se celebraba en el aniversario de la protesta contra la independencia de aquel a?o 2017, organizada tambi¨¦n por Societat Civil Catalana.
Han pasado seis a?os, el Estado de derecho restableci¨® la quiebra constitucional que gestion¨® en La Moncloa Mariano Rajoy y el fracaso del proc¨¦s se sustancia en cada cita electoral desde entonces. La ¨²ltima, la del 23-J, cuando una mayor¨ªa de catalanes vot¨® por los socialistas ¡ªcomo ya ocurri¨® en las auton¨®micas¡ª. El PSC s¨ª estuvo en la protesta de 2017 junto al PSOE y no particip¨® en la de ayer, embarcado desde hace a?os en tratar de explicar su proyecto a los catalanes. Un proyecto que escapa de la confrontaci¨®n y que explora un camino que se inici¨® ya con los indultos a los condenados por aquella intentona separatista. Ahora, adem¨¢s, los socialistas necesitan el voto de Junts para la investidura de Pedro S¨¢nchez, que negocia con ellos una amnist¨ªa para quienes a¨²n tienen causas pendientes.
De manera que la capitalizaci¨®n pol¨ªtica de la protesta la protagonizaron las derechas espa?olas con el presidente del PP, Alberto N¨²?ez Feij¨®o, manifest¨¢ndose por primera vez con el l¨ªder de la ultraderecha, Santiago Abascal, inflamados ambos de ret¨®rica apocal¨ªptica y antisanchista sin ning¨²n aterrizaje en el tiempo presente, en los seis a?os transcurridos, en el fracaso del proc¨¦s y en la realidad compleja y plural de Catalu?a y el conjunto de Espa?a. No hubo ninguna foto conjunta de los l¨ªderes del PP y de Vox en la convocatoria callejera de ayer, como s¨ª la hubo en la plaza de Col¨®n en 2019, y los esfuerzos por evitarla vuelven a evidenciar que aunque los socios gobiernan en ayuntamientos y comunidades aut¨®nomas, el PP es consciente de que Vox le resta m¨¢s que le suma, aunque Feij¨®o agradeciera sus imprescindibles esca?os en la investidura.
No hubo incidentes relevantes en la manifestaci¨®n, cuya legitimidad es indiscutible, y s¨ª una pancarta contra el Rey, lo que en el contexto de esta manifestaci¨®n demuestra el grado de excitaci¨®n de algunos sectores de la derecha.
El recurso de salir a la calle tras pancartas cargadas de lemas emocionales anclados en el recurrente mensaje de que Espa?a se rompe no ha servido ni sirve de nada para acabar con la envenenada din¨¢mica que gener¨® el proc¨¦s. El momento es extremadamente delicado, S¨¢nchez tiene todo el derecho a negociar con todas las fuerzas que puedan apoyarlo y a hacerlo sin prisas hasta finales de noviembre. De hecho, a¨²n se conocen pocos detalles de esa negociaci¨®n, pero frente a la v¨ªa de cargar la atm¨®sfera de peligros hiperb¨®licos, lo que resulta necesario son explicaciones detalladas y argumentos que aclaren las inquietudes de los que miran con escepticismo o con indignaci¨®n la urgencia de encontrar ahora, justo para la investidura, una salida a la t¨®xica herencia del proc¨¦s.
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